El gran Magnus Carlsen retiene el título gracias al tiempo
Carlsen venció al ruso Sergey Karjakin en la tercera y la cuarta partida de desempate del Campeonato Mundial de Ajedrez y revalidó el título.
EI espectáculo estaba en el Fulton Market de Nueva York, pero la final por el título mundial se vivía con idéntica pasión en todo el orbe. Y tras cuatro partidas semi rápidas, en casi cinco horas delante del tablero, Magnus Carlsen respiró: mantiene el título ante un Karkajin agobiado.
El noruego Carlsen fue mejor, pero en las dos primeras partidas, y siempre con el tiempo a favor, no encontró la manera de plasmar su superioridad. En la primera, con negras, firmó tablas tras 37 movimientos. En la segunda, con blancas, llevó la iniciativa, acorraló al ruso, le puso a sufrir agitado por el cronómetro, le persiguió, pero tampoco fue capaz de asentar el golpe definitivo, y en el movimiento 70, y con el rey negro ahogado, se cumplieron las segundas tablas.
La televisión noruega, patrocinadora de Magnus, filtraba el enojo del campeón por dejar con vida al rival, porque presentía, como los mejores analistas, que le había faltado el temple para dar con la jugada ganadora ante un ruso que se mostraba como el mejor escapista moderno del ajedrez.
Pero en la tercera, con Carlsen con negras, llegó lo que había estado rondando sobre el tablero: otra vez los apuros de tiempo para Karjakin, con el noruego presionando con intercambios que le daban ventaja. Y eso fue una rémora para Sergey: necesitaba pensar más allá del fatídico tic tac. Tiró el rey en el movimiento 38.
Y en la cuarta, cuando Karjakin tuvo que arriesgar, a la desesperada, se encontró con la contra de Carlsen.