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Green Bay Packers

Las tres claves de la posible resurrección de los Packers

El inminente regreso de Clay Matthews, o incluso el de Damarious Randall, pueden ser más importantes para Green Bay que el fichaje de Christine Michael.

JACKSONVILLE, FL - SEPTEMBER 11: Clay Matthews #52 of the Green Bay Packers looks on during a game against the Jacksonville Jaguars at EverBank Field on September 11, 2016 in Jacksonville, Florida.   Mike Ehrmann/Getty Images/AFP
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Mike EhrmannAFP

El auténtico gran problema de los Packers quizá haya sido la lesión de Clay Matthews. Es verdad, nada funciona, pero desde que su estrella defensiva se lesionó el 20 de octubre contra Chicago, el equipo ha perdido completamente el norte. En esos días se produjo una tormenta perfecta que también dejó tocada la secundaria con la baja de Sam Shields y Damarious Randall, y destruyó el backfield del equipo con la lesión de Lacy. Pero quizá se ha puesto demasiado el acento en la falta de juego de carrera y haya que volver la vista a la falta de liderazgo en defensa.

En los últimos tres partidos, sin Matthews, la defensa de Green Bay ha encajado 33 (Falcons), 31 (Colts) y 47 (Titans) puntos. En ninguno de los partidos anteriores, ni siquiera las derrotas, recibieron tanto castigo.

No es la primera vez que una lesión de Matthews provoca un gran bajón de rendimiento defensivo. Es verdad que ante Dallas, aún con él en el campo, la hasta entonces mejor defensa contra la carrera de toda la NFL sufrió un varapalo, pero en los tres partidos sin él, ese front seven ha tenido las tres peores actuaciones defendiendo la carrera de toda la temporada si descontamos el torbellino Elliott.

Clay Matthews ya está entrenado con el equipo, y quizá pueda jugar esta semana en Washington. Es cierto que el ataque terrestre de los Redskins no está siendo su mejor arma, y que si los Packers quieren ganar, necesitarán evitar el clásico festival de pases intermedios de Cousins, pero otro de los graves problemas de la defensa de Green Bay en los últimos tres partidos fue que consintió demasiadas grandes jugadas. Los rivales se plantaban en su red zone en un abrir y cerrar de ojos. La velocidad e intuición de Matthews debe ser vital para frenar esa sangría, que con él en el campo se antoja casi imposible.

Otro regreso inminente será el de Damarious Randall, que ya está entrenando con el equipo, aunque solo de forma limitada. Es cierto que la secundaria de los Packers ha sido un coladero también con él y con Shields en el campo en septiembre. Sin embargo, Ha-Ha Clinton Dix no ha jugado mal, y los nombres están ahí. Quizá con el retorno de Randall, Don Capers sea capaz de hacer los ajustes suficientes para que la secundaria, sin ser llegar a ser dominante, consiga limitar los daños. Y más si el front seven recupera la iniciativa con Matthews de vuelta y con un Mike Daniels que está rindiendo muy bien a pesar de todo.

La llegada de Christine Michael si asegura que, al menos, los rivales tengan que preocuparse de defender la carrera. En los últimos partidos era insultante ver cómo las defensas de Atlanta, Indianápolis y Tennessee se limitaban a montar un atasco de tráfico en secundaria para que Aaron Rodgers sudara tinta para encontrar un receptor libre. Además, en esos últimos partidos, la OL también empezaba a sufrir de más, ante líneas defensivas que buscaban el pass rush con la tranquilidad que las puertas abiertas no iban a ser aprovechadas por sus rivales.

En las últimas horas estamos hablando mucho de Christine Michael como factor clave para la resurrección de los Packers. Sin embargo, el regreso de Clay Matthews y Damarious Randall pueden ser aún más importantes. Y a poco que esos tres nombres tengan el impacto esperado, Green Bay volverá a entrar en el grupo de favoritos para luchar por el anillo, si Aaron Rodgers juegua como sabe, algo que damos por descontado, y toda la plantilla recupera la intensidad que pareció perderse… tras la lesión de Matthews.

Y entonces, Mike McCarthy y Ted Thompson podrán conservar su trabajo una temporada más, por lo menos.