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El arbitraje televisivo puede ser la próxima frontera de la NFL

En la actualidad hay medios técnicos suficientes para que la NFL empiece a plantearse cómo crear un sistema de arbitraje por televisión.

ATLANTA, GA - OCTOBER 23: Members of the NFL Referee crew Michael Banks #72, Greg Meyer #78, Bruce Stritesky #102, Phil McKinnely #110, Head Referee Bill Vinovich #52, Mark Perlman #9, and Gary Cavaletto #60 (L-R) pose for a photograph before the game between Atlanta Falcons and the San Diego Chargers before the game at the Georgia Dome on October 23, 2016 in Atlanta, Georgia.   Scott Cunningham/Getty Images/AFP
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Scott CunninghamAFP

El mundo digital nos está atropellando. Posiblemente no a todos, pero los que ya peinamos canas, y nos aproximamos peligrosamente a los 50, cada vez sufrimos más para seguir al pelotón. Pese a todo, que nadie olvide que formamos parte de una generación ya digitalizada. Fuimos los primeros que tuvimos una infancia con videojuegos, muchos de ellos electrónicos, o básicos de Expectrum, aunque cuando queríamos marcha de verdad nos íbamos a las tragaperras a pilotar aviones a reacción o salvar princesas. Y además nos quedaba tiempo a hacer deporte, pescar en el río y hacer batallas con nuestras actualmente prohibidísimas escopetas de perdigones.

Sin embargo, hemos visto como nuestros modernos ordenadores sobremesa han quedado aparcados por tabletas que también usamos, nuestros libros de papel ahora no ocupan espacio en nuestros eBooks también anacrónicos, y después de haber aprendido de chavales un poco de Basic para hacer correr nuestros juegos, ahora incluso nos atrevemos a darle un vistazo a un HTML aunque sin valor para hincarle demasiado el diente, sin darnos cuenta de que más allá otro mundo incomprensible de lenguajes indescifrables. 

Fuimos la primera generación que usó reloj digital, y nos creíamos modernos, pero ahora nos cuesta entender que nuestros hijos no usen reloj, porque tienen tantos aparatos que dan la hora que no necesitan atársela a la muñeca.

Y quizá por todo eso no nos importa soñar como niños en un futuro aún más tecnológico.

Porque ahora la realidad es virtual, el mundo se ve a través de una pantalla, e incluso estoy convencido de que dentro de no demasiados años el deporte como lo conocemos necesitará reinventarse. Quién va a ver jugar a Carson Wentz y compañía, si puede ponerse un casco con visor, y unos guantes, y ser protagonista de una Super Bowl que parezca igual de real. Un partido que, como ya está sucediendo ahora con cientos de juegos de ordenador, puede ser seguido por millones de espectadores más interesados de lo que sucede en un mundo de unos y ceros que en el de aire, tierra, agua y fuego.

Y tan seguro como estoy de que desembarcaré en Normandía, viajaré a Marte, correré un Tour de Francia y disputaré una Super Bowl muy real, y todo ello dentro de no demasiado tiempo, tampoco tengo ninguna duda de que los arbitrajes son un anacronismo en el mundo actual.

Hace no muchos años veíamos los partidos de la NFL en nuestras televisiones cuadradas en las que jamás aparecía un safety y difícilmente un cornerback. Ahora tenemos televisiones panorámicas de alta definición en la que pueden aparecer los 22 jugadores en todo momento a poco que el realizador sea un poco espabilado. Antes intuíamos las faltas entre el bombardeo catódico de las 625 líneas, ahora vemos antes que nadie cómo el balón se le escapa de las manos a un jugador después de un golpe violento.

La televisión no solo es la ventana al mundo del deporte, es una cámara de seguridad vigilada por millones de ojos. El arma perfecta para impedir cualquier robo.

Sean Payton se acaba de quejar de que los árbitros de la NFL no lo sean a tiempo completo, y tengan sus propias profesiones durante el resto de días de la semana. Estoy de acuerdo, pero también entiendo que la mayoría de ellos gana incluso más dinero con su otra profesión o, como poco, nunca aceptarían un contrato de exclusividad salvo que les pagaran una millonada por 17 días de trabajo en todo el año.

Por eso, creo que ha llegado el momento de que dos y dos sean cuatro y se dé el salto de calidad que el mundo del deporte necesita. Y la NFL puede ser pionera en este aspecto, como ya lo ha sido en muchos otros.

La liga tiene un centro de mando en Nueva York desde el que Dean Brandino y su equipo monitorizan cada domingo todos los partidos en juego. No la conozco y me gustaría, pero fantaseo con ella como si fuera una de esas salas gigantes de la NASA que aparecen en las películas, llenas de pantallas gigantes, y cientos de personas que monitorizan cada detalle del vuelo de una nave espacial. Seguramente sea algo mucho más modesto, pero no creo que fuera tan complicado convertirlo en un gran cerebro gigante en el que se arbitraran todos y cada uno de los partidos con las imágenes televisivas. No solo con las que llegan a nuestros hogares, sino con todas las cámaras que el realizador de televisión tiene disponibles para hacer el programa.

Un gran hermano en clave deportiva que podría seguir cada partido de la NFL desde todos los ángulos, en alta definición, sin perder un solo detalle. No es una utopía. Todo lo que estoy explicando existe ya y está enormemente evolucionado.

Solo hace falta que Goodell se decida a dar el paso y juntar todas las piezas.

Y eso no significaría que los árbitros sobre el emparrillado deban desaparecer. Hay un trabajo sobre el terreno que siempre será inevitable. Desde poner el balón en su sitio hasta evitar una tángana, y transmitir a los jugadores las decisiones que se están tomando desde donde todo se ve. Una labor básicamente administrativa que, además, sí podría convertirse en consultora si fuera necesario, porque los zebras no dejan de ser los que están escuchando los jadeos de los jugadores y lo que murmuran entre ellos.

El objetivo del arbitraje es juzgar sin cometer errores y este mundo digital ofrece todas las soluciones para que nos acerquemos a la perfección en esa faceta tan controvertida. No es de recibo que un espectador desde su sofá tenga mejor perspectiva que un árbitro para juzgar una falta y la NFL tarde tanto en aprovechar esa circunstancia. Mientras no se haga, el arbitraje perderá más y más prestigio y no será por su culpa.

Con esa solución, que veremos antes o después, a nadie le importará si un árbitro lo es a tiempo parcial, porque ya no tendrá ese poder gran poder que conlleva una gran responsabilidad.