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PIRAGÜISMO

Maialen: "Me falta ganar un Mundial y hay tres hasta Tokio"

Maialen Chourraut, madre de una hija, vive en Seo de Urgel, donde se entrena a las órdenes de su marido. Oro en Río de Janeiro, lo ha ganado casi todo.

Actualizado a
Maialen Chourraut recoge el Premio María de Villota, en Madrid.
DANI SÁNCHEZ

—El martes recibió en Madrid el Premio María de Villota a la hazaña deportiva. ¿Se esperaba tantos reconocimientos por su oro en Río?
—La verdad es que no. Está siendo toda una sorpresa agradable, aunque cuesta llegar a todo. No era fácil viajar de casa a Madrid en este momento.


—En época de descanso, supongo.
—No, qué va. Llevo más de un mes de entrenamientos. Nosotros, mientras el tiempo es bueno, lo aprovechamos y no perdemos entrenamientos. Y hasta ahora no ha hecho frío. Siempre estamos en el agua, y luego llegan los problemas, los sabañones, las grietas en las manos, todo eso.


—Muchos pensamos que en el invierno, cuando el frío aprieta en Seo de Urgel, lo que hace es gimnasio.
—Claro, y agua. Nosotros todo el año combinamos el agua con el gimnasio. En realidad, nosotros jugamos con el agua.


—Por todo lo que me dice, supongo que su decisión es seguir en la lucha.
Lo he pensado bien, y creo que puedo llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio. Como ya he ganado el oro en los Juegos Olímpicos y en el Campeonato de Europa, me queda ganar el primer puesto en el Mundial, y en este periodo voy a tener tres oportunidades. Es una manera de motivarme más. Quiero seguir aprendiendo, mejorando, intentando llegar lo más lejos que pueda.


—Dado que usted siempre aparece con su hija, se comentaba que a lo mejor se tomaba un año sabático para darle un hermanito.
—Yo quería ser madre, tenía esa necesidad, y ya lo soy. Ahora no podría parar todo ese tiempo; perdería mucho y el cuerpo no sería lo mismo para preparar los Juegos. Pero ya veremos dónde soy capaz de llegar, porque en el deporte influye mucho que te respeten las lesiones, que no te rompan las programaciones.


—Pero usted está siendo bien tratada, al menos en los últimos tiempos.
—En los últimos tiempos sí, pero estoy operada de los dos hombros. Lo que ocurre es que con los años tengo más experiencia, y sé escuchar a mi cuerpo, y eso es fundamental. Normalmente el cuerpo te avisa que pares, pero cuando eres más joven no te das cuenta, o no lo escuchas. Ahora intento estar atenta.


—Lleva toda la vida con su marido, con Xabier Etxaniz, que es su entrenador. ¿Cómo hacen para liberar los problemas de los entrenamientos con la vida familiar?
—Es el culpable de que yo haga este deporte, el que me enganchó al piragüismo. Para mí es una relación muy importante que podamos seguir comentando los entrenamientos en casa, que es donde yo le apunto mi perspectiva y mis ideas. Además, al conocerme tanto le permite entenderme más, saber cómo me encuentro en cada entrenamiento y cómo poder exigirme.


—¿Cómo le dio a usted por las aguas bravas que tanto imponen?
—Comencé en un club de San Sebastián, y salíamos a remar en La Concha. Cuando el Cantábrico está bravío, eso sí que impone.