Previa de las Series Mundiales: Los Cubs y la Última Cruzada
Los de Chicago optan a ganar el Clásico de otoño por primera vez desde 1945 y acabar la sequía de títulos que alcanza los 108 años.
El béisbol forma parte de la historia de Estados Unidos y como tal, se compone de mitos y leyendas. Una historia que no se entiende sin los Chicago Cubs.
La tarde del sábado, el añejo Wrigley Field era el núcleo en torno al que giraban, como electrones, miles de aficionados. Los Cubs estaban a una sola victoria de ganar el banderín de la Liga Nacional frente a los Dodgers y jugar las Series Mundiales, algo que no ocurría desde 1945.
Son más que conocidas todas las maldiciones que sufren los Cubs: la cabra, el gato negro, Steve Bartman… y por ello los Dodgers quisieron seguir alimentando la oscura leyenda y la víspera del partido puesto que cenaron en el restaurante “La Chica y la Cabra”.
Cuando Joe Maddon llegó a la franquicia de Illinois, declaró que a él solo le preocupaba lo que ocurriera desde el momento que estampó su firma en adelante, no el pasado. Maddon fue el hombre elegido por Theo Epstein para llevar a los Cubs a la conquista del Santo Grial. Algo acertado debido al parecido de Maddon con Henry Jones Jr., personaje interpretado por Sean Connery en Indiana Jones y la última cruzada.
En el montículo de Wrigley Field apareció un coloso llamado Clayton Kershaw, y sólo mencionar su nombre provocaba temblores en la afición local. El soberbio pitcher de los Dodgers, además de ser el mejor lanzador de su generación, contaba sus apariciones en post-temporada por victorias. Pero la baza de los Dodgers para llevar la serie al séptimo partido y que así aparecieran los fantasmas, no pudo con el fuego en los bates de unos jóvenes Cubbies que quieren pasar a la historia.
Nada es fácil con los Cubs y cada victoria parece que responde a causas sobrenaturales. Los Cubs se han clasificado para el Clásico de otoño el día del 46 aniversario de la muerte de William Sianis, el hombre que gritó que nunca volverían a ganar, por no permitir a su cabra, para la que había sacado una entrada, estar en Wrigley Field. El partido empezó a las 19:08, números del año en que los cachorros ganaron el clásico de otoño por última vez. Los Cubs tardaron dos horas y treinta y seis minutos en derrotar a los Dodgers, exactamente el mismo tiempo que emplearon en 1945 para ganar en Pittsburgh, la última vez que jugaron las Series Mundiales.
La alegría se desató en el norte de la ciudad y en WrigleyVille en particular. Infinidad de personas se lanzaron a la calle a celebrar algo que el 90.7% de los americanos, porcentaje de la población que tiene menos de 71 años, ha visto. Las banderas blancas con la W azul ondeaban al viento, la gente reía, lloraba, cantaban “Go, Cubs, Go” en una imagen que podría servir como definición de la felicidad.
Los Cubs están a cuatro victorias de romper una sequía que dura más de un siglo. Indiana Jones tuvo que recordar su latín para llegar hasta el templario que custodiaba el Grial. Los Cubs tendrán a Maddon, como Indy a su padre, para guiarles hasta la inmortalidad.