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AFC Sur desde dentro

Pagano cierra los ojos a sus problemas defensivos

La defensa de los Colts es una de las peores de la liga y la falta de jugadores de talento es abrumadora. Pero que nadie se lo diga a su entrenador.

INDIANAPOLIS, IN - OCTOBER 09: Chuck Pagano, head coach of the Indianapolis Colts, watches from the sidelines during the first quarter of the game against the Chicago Bears at Lucas Oil Stadium on October 9, 2016 in Indianapolis, Indiana.   Andy Lyons/Getty Images/AFP
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ANDY LYONSAFP

Dice la sabiduría popular que si uno tiene un problema, el primer paso para resolverlo es admitirlo. Reconocer que hay algo que falla. Llevarlo con dignidad y al minuto siguiente empezar a trabajar duro para solucionarlo. Los Indianapolis Colts tienen muchos problemas. Entre ellos, uno de los mayores es la defensa. Todavía más grave es que su entrenador, Chuck Pagano, haya afirmado esta semana que en realidad es una buena defensa.

Da igual si a uno le gustan las estadísticas tradicionales o las más avanzadas, pero también más polémicas, que producen publicaciones como Pro Football Focus o Football Outsiders. Los Colts son una de las peores defensas de la liga, si no la peor. La número 30 por yardas concedidas y la 31 por puntos en contra. Su secundaria es la que más interferencias de pase comete.

Dos de sus jugadores clave, de los que en teoría deberían liderar la defensa, estuvieron la semana pasada entre los que peores nota recibieron de Pro Football Focus: Kengdall Langford y D’Qwell Jackson. Y según el DVOA de Football Outsiders, Indianapolis carga con la peor defensa de la liga. Con diferencia.

Por si las estadísticas fueran poca cosa, están las lesiones. Los Colts tenían todo tipo de problemas en defensa, pero uno de los peores era la absoluta ausencia de pass rush. Eso, en teoría, iba a solucionarse al menos en parte con la vuelta de Robert Mathis. Mathis, sin embargo, todavía tiene que estrenar su cuenta de sacks, y apenas ha generado presión sobre el quarterback rival. Por un lado, parece que todavía sufre molestias en el pie. Por otro, Mathis tiene ya 35 años.

Otros muchos jugadores de la defensa sufren molestias mayores o menores que les obligan a perderse sesiones de entrenamiento. Esta misma semana han tenido que descansar Langford, los cornerbacks Darius Butler, Vontae Davis y Patrick Robinson, y el propio Mathis. Podría decirse que la columna vertebral del equipo en el lado defensivo. Y que los jugadores clave no puedan entrenar cuando los Colts claramente necesitan mejorar la ejecución de las jugadas no son buenas noticias.

Pero los problemas van mucho más allá de las lesiones. Detrás de las lesiones, de los fallos a la hora de tacklear y de las horribles estadísticas de los Colts, lo que subyace es una abrumadora falta de talento. Y el origen está en un buen puñado de malas decisiones a la hora de confeccionar la plantilla.

Hace apenas unos meses, Indianapolis dejó escapar a Jerrell Freeman, un inside linebacker joven, de buen rendimiento y que ni siquiera habría salido caro. Acabó firmando por los Chicago Bears. La idea de Ryan Grigson, el general manager, y Chuck Pagano, el head coach, era seguir confiando en D’Qwell Jackson, 33 años y curtido en mil batallas, y darle una oportunidad a Sio Moore, que había llegado un año antes en un traspaso con los Oakland Raiders. Moore ya ha sido cortado por bajo rendimiento. Lo mismo que Antonio Cromartie, uno de los fichajes de este verano para reforzar la secundaria.

Son sólo dos ejemplos. El movimiento en el roster defensivo de los Colts es permanente. Se fichan y se cortan jugadores todas las semanas, nada raro en la NFL, pero en Indianapolis con más intensidad, y en ocasiones con jugadores en teoría a salvo de la rotación constante. Parecía la prueba definitiva de que el propio Chuck Pagano, que al fin y al cabo entrenó una excelente defensa en los Ravens, era consciente de la falta de talento.

Nada más lejos de la realidad. Cuando esta misma semana le preguntaron precisamente por esto, Pagano dijo que su defensa tiene todo el talento que necesita y más. Que su única preocupación ahora es que empiecen a jugar al nivel que se les supone. Como si estuviera cerrando los ojos muy fuerte para no ver, ni aceptar, la realidad que tiene delante.

Es muy loable que un entrenador defienda a sus jugadores de las críticas del exterior, y que refuerce el mensaje de que hay que entrenar mejor para jugar mejor. Pero si los Colts quieren darle a Andrew Luck opciones reales de ganar algún día una Super Bowl, lo que necesitan es una defensa con mucho más talento. Que su entrenador jefe, con pedigrí en ese lado del balón, se niegue a verlo es un síntoma preocupante.