El destino busca su elegido en los playoffs de las Grandes Ligas
Chicago Cubs y Cleveland Indians son dos equipos que tienen cuentas pendientes y quieren saldarlas esta temporada ganando el título de la MLB.
Después de una maratoniana temporada regular, una en la que se han jugado los 162 encuentros de los que se compone, llega la hora de la verdad y es una que es absolutamente mágica, una en la que surgen las grandes leyendas y que dejará momentos inolvidables para un deporte que está repleto de ellos, instantáneas que perdurarán por siempre y para siempre para todos los seguidores a nivel planetario.
Sin embargo, hay que decir que ese camino no va a ser uno lleno de rosas. No, será uno repleto de tremendas dificultades que exigirá a los distintos representantes que saquen su mejor cara y que dejen atrás todo lo conseguido en los meses anteriores, que sirve más bien para poco salvo para llegar a este punto, que no es poca cosa. Este será el momento en el que los grandes destaquen por encima del resto y no todos están a la altura de las circunstancias. Demasiados ejemplos hemos tenido a lo largo de la historia… porque alguien ganará y otro tendrá que perder.
Los dioses del béisbol son caprichosos y han decidido ofrecernos un panorama para estos playoffs que alcanza el ensañamiento. Más allá de la posibilidad de que los San Francisco Giants vuelvan a hacer buen uso de su magia en año par, tal como sucediera en 2010, 2012 y 2014, y que los Boston Red Sox consiguieran su cuarto título en los últimos doce después de haber estado 86 años sin lograrlo, hay muchos equipos que esperan su oportunidad de levantar el trofeo del comisionado, y a buena fe, que ya les va tocando.
Se podría decir que la última generación de los aficionados del resto de franquicias que han logrado su clasificación no ha visto ganar al equipo de sus amores y es así de sencillo. Es la verdad. Un total de 392 años entre Chicago Cubs, Cleveland Indians, Texas Rangers, Washington Nationals, Baltimore Orioles, Los Ángeles Dodgers y Toronto Blue Jays es lo que han acumulado las distintas parroquias sin ver a su equipo ganar y repetirse a sí misma esa clásica frase: “Espera hasta el año que viene”.
Porque el deporte profesional está repleto de esos casos, el equipo vencedor es el que consigue alegrar a innumerables legiones de aficionados y nadie se acuerda del perdedor. O casi.
La historia del béisbol y, por extensión, del deporte en Norteamérica no se puede entender sin los Chicago Cubs. Su último triunfo en las Series Mundiales data de 1908, cuando Theodore Roosevelt era presidente de Estados Unidos. No llegan a la gran final desde 1945, cuando acababa la Segunda Guerra Mundial y Franklin Delano Roosevelt y Harry Truman compartieron el Despacho Oval durante aquel año.
Por el camino, multitud de supersticiones, que también es característico de este deporte y es que los Cubs han tenido una dosis extra y quizás algo más. Maldiciones con una cabra de protagonista, gatos negros que se cruzan en la marcha triunfal del equipo, fallos imperdonables y desafortunados aficionados locales que se inmiscuyen en los partidos, en contra del interés de su propio equipo. Los hijos de la ciudad del viento han pasado de todo.
Sin embargo, todo ese legado queda atrás. El grupo de 2016 no sabe ni quiere saber nada de todo ello. Ellos son dueños de su Destino y sólo queda por saber si los dioses del béisbol van a otorgarles su favor. El mejor equipo con diferencia de la temporada busca labrarse su camino y acabar con tantos infortunios, decepciones y aspectos sobrenaturales. Quieren demostrar que lo ocurrido en campaña regular tendrá su recompensa a finales de octubre. Eso no suele ocurrir muy a menudo, pero ellos quieren ser la excepción que confirma la regla.
En un caso, quizás no tan extremo como el de los Cachorros de Chicago se encuentran los Cleveland Indians. La particular sequía de títulos de la ciudad del estado de Ohio acababa con la mágica remontada sobre los Golden State Warrios y con un Lebron James imperial. Viendo que los Cleveland Browns no levantan cabeza como es habitual, es el momento del equipo de béisbol, unos Indians que se han mostrado como un equipo recio y que se ha sobrepuesto a la adversidad para alcanzar los playoffs por primera vez desde 2007.
No obstante, su maleficio sobrenatural no tiene tanta tradición como la de Chicago y su “Maldición de la cabra”. La de los Indians está asociada al impopular traspaso de Rocky Colavito en 1960 y que evita que el club se puedan hacer con el título desde esa fecha. En realidad, su sequía se prolonga desde 1948 y, como parece poco probable que el bueno de Rocky regrese a los terrenos de juego a sus 83 años, dependerá de la magia de Terry Francona, técnico que ya acabó con la “Maldición del Bambino” en los Boston Red Sox en 2004. Si es capaz de acabar con la de los Indians, su entrada en el Hall of Fame es un hecho.
Diez equipos y un Destino en forma de título de las Series Mundiales. Los dioses del béisbol no sólo juegan a los dados sino que a veces lanzan donde no podemos verlos.
En breve sabremos cuál es el resultado de esa tirada.