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AFC Sur desde dentro

La resaca no engaña: la AFC Sur no era sexy

La temporada parecía prometedora en la peor división del football en 2015. Pero la realidad ha golpeado duro: sus equipos no han mejorado en casi nada.

La resaca no engaña: la AFC Sur no era sexy
Getty Images

Según como se mire, la offseason es para un aficionado a la NFL lo que las últimas horas de discoteca en verano para un adolescente tardío. Las ganas de dormir con compañía, las ansias más bien, nublan el entendimiento. Y a todos los que resisten a esas horas de la madrugada uno les ve su punto sexy. El problema llega al abrir el ojo al mediodía del día siguiente: la belleza no era tal y además la resaca no le hace ningún favor a tu fugaz ligue de una noche.

La offseason terminó. Se ha jugado ya una cuarta parte de la temporada en la NFL. Y sí, reconozcámoslo: ese adolescente ebrio es el cronista arribafirmante y su conquista veraniega, esa que parecía tan atractiva cuando la abstinencia de football apretaba, la AFC Sur. Tan sexy antes de que se jugase un solo snap (pobre pero sexy, recordarán los incautos que leyesen la previa sobre la división en la guía de As), ahora que la realidad martillea en las sienes ha resultado ser más bien un poderoso anti libido.

Que la AFC Sur iba a seguir siendo una de las divisiones más flojas de la liga estaba prácticamente descontado. Cuatro patitos feos no pueden convertirse en bellezones a la vez, sería demasiada casualidad. Pero en todos los equipos parecía haber algo interesante, prometedor. Sexy. Era mentira. En todos los casos.

Los Houston Texans lo tienen muy sencillo para llevarse de nuevo la división. Están un peldaño por encima del resto, puede que incluso dos. Tres victorias en cuatro semanas, sin embargo, no borran el tufillo a decepción que empieza a desprender Houston. Se esperaba la vuelta de un JJ Watt al 100%, pero con su cirugía y la recuperación posterior puede escribirse un libro sobre cómo no gestionar estos procesos (¡sobre todo porque a la vista está que no hacía falta apresurar su vuelta!). Se esperaba la explosión definitiva de Jadeveon Clowney, que sigue sin llegar. Y sobre todo se esperaba mucho más de Brock Osweiler y Lamar Miller.

Especialmente de Miller. En sus años en Miami demostró ser capaz de acumular un número respetable de yardas por intento de carrera, pero con pocos snaps en cada partido. La duda: si sería capaz de mantener su media con un número de intentos significativamente mayor. La respuesta, hasta ahora, es un sonoro no. Y el cuerpo técnico de Houston ha tomado nota: de 28 snaps en la primera jornada, a 25 en la segunda, 21 en la tercera y sólo 19 en la cuarta. Sólo en esta última semana ha superado las cuatro yardas de carrera por intento. Y si algo dejó claro New England es que dejar los partidos en manos de Osweiler es, al menos de momento, una mala noticia para los Texans.

Claro que si hablamos de sex appeal, los campeones de la pretemporada eran los Jaguars. Lo tenían todo. Un ataque que en 2015 había dejado señales muy positivas, y refuerzos extraordinarios para una defensa con la que Gus Bradley debía demostrar su pedigrí. El resultado: la defensa no carbura y el ataque ha dado varios pasos atrás. Sí: Jalen Ramsey ha empezado con buen pie. Pero ahí acaba todo. El pass rush no ha notado la aportación de Malik Jackson y Dante Fowler. Y Myles Jack está desaparecido. En cualquier otro equipo, se hablaría de los problemas de adaptación de un rookie. En los Jaguars la comidilla es que los entrenadores sencillamente no saben utilizar a un jugador de su talento y polivalencia.

Su rival la semana pasada, los Indianapolis Colts, están todavía en peor estado. La defensa es todavía peor de lo que ya parecía que iba a ser, y Sio Moore y Antonio Cromartie han sido los primeros en pagar el pato. La línea de ataque sigue poniendo en riesgo la salud de Andrew Luck en cada jugada. Y el quarterback además tiene que lidiar con la repentina epidemia de drops que sufren sus receptores, incapaces de asegurar incluso los balones más sencillos.

El Jaguars-Colts del pasado domingo en Londres fue un museo de los horrores. Y si Gus Bradley y Chuck Pagano siguen siendo entrenadores a día de hoy es porque Bradley ganó (alguno tenía que ganar) y Pagano fue renovado este mismo verano cuando nadie lo esperaba. Es poco probable que Jim Irsay se deje en ridículo a sí mismo tan rápido.

Y quedan los Titans. Del famoso exotic smashmouth sólo queda el exotic, y además por lo general mal ejecutado. DeMarco Murray está acumulando buenas estadísticas de carrera, pero Derek Henry pasa desapercibido y en el juego de pase Mariota da síntomas extremos del bache de los quarterbacks de segundo año. Todo esto obviando el hecho de que Mike Mularkey está dando la razón a todos los que dudaron de su elección. Se empeña en aplicar un sistema que no encaja con las piezas que tiene a su disposición, y ahí están los resultados.

En definitiva: la AFC Sur sigue siendo pobre. Muy pobre. Pero es que además ni siquiera es sexy. Y al contrario que un ligue de verano, si te he visto no me acuerdo, va a seguir ahí todos los domingos.