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OLIMPISMO

Samaranch: "La propuesta de Madrid 2020 influyó en el COI"

El vicepresidente del COI visitó AS. Habló del "milagro" de Río, de las discrepancias con la AMA o de una hipotética nueva candidatura de Madrid.

Juan Antonio Samaranch, en la redacción de AS.
Juan Antonio Samaranch, en la redacción de AS.FELIPE SEVILLANO
astv

Juan Antonio Samaranch Salisach (Barcelona, 56 años) ha dejado de ser el júnior o Juanito, como se le nombraba en el mundillo olímpico. El hijo del presidente del Comité Olímpico Internacional que revolucionó el deporte fue elegido en Río, 24 horas antes de que Vanderlei de Lima encendiera el pebetero en Maracaná, vicepresidente del COI con 69 votos a favor y sólo seis en contra.

Está sólo un escalón por debajo de Thomas Bach, o del que ocupó su progenitor entre 1980 y el 2001. Señal de que su peso en el cónclave de 98 miembros que actúa como un potente gobierno con tentáculos por todo el mundo crece y crece. Ayer visitó AS para dar su visión de los Juegos de Río, de otra posible candidatura de Madrid, del dopaje, de Rusia… Con fama de diplomático, evitó los rodeos. Habló directo.

Río 2016 comenzó en agosto con todo tipo de malos augurios, porque objetivamente la situación social de Brasil había cambiado mucho respecto a 2009, cuando los obtuvo. “Contrariamente a lo que la gente pensaba, salieron muy bien. A pesar de que desde medios de Estados Unidos se puso todo muy difícil con la amenaza del virus del Zika. ¡Pero buscar un mosquito en agosto en Río es como en Madrid en febrero, no hay! No existió ni un amago de cambiar de sede. Confiamos en la Organización Mundial de la Salud, que nos dijo que no había posibilidad de pandemia. Y no se dio ni un caso. Ahora hay más de un centenar en Florida y nadie ha planteado bloquear a Estados Unidos”, se quejó.

Para Samaranch, que no negó que la seguridad fue una gran preocupación, lo que hizo Río fue “un milagro”. “Cuando Brasil obtuvo los Juegos era una potencia y Lula da Silva un héroe mundial, y luego les tocó organizarlos sin un duro, sin cash y sin políticos porque no había gobierno”, recapituló. “Hubo que reducir el nivel de exigencia. De 14.000 coches, a 7.000. La mitad de voluntarios, de comidas… Y se comunicó bien en Brasil, porque un país en situación de pobreza no podía ver a la familia olímpica viviendo a todo tren”, reflexionó.

Para lo que preveía, Río no dejó mal sabor de boca. Salvo episodios que pasaron a categoría de anécdota. Como la simulación de atraco por parte de Ryan Lochte: “Lo ha pagado carísimo con una sanción de un año, un problema judicial y la pérdida de un millón de dólares de patrocinadores”. O el agua verde de la pileta de saltos: “Nunca nos dijeron qué pasó. Parece que se acabó un producto”.

Madrid compitió contra Río. Y perdió. Y frente a Tokio para el 2020. Y cayó. “Si no eres español, la decisión de no dar a España esos últimos Juegos la entiendes. Era muy complicado porque el país estaba en la portada de todos los periódicos internacionales por la crisis y con la amenaza de un rescate”, contó Samaranch.

¿Merece la pena volver a intentarlo? “El COI recibiría con algarabía una candidatura de Madrid”, responde. Pero matiza: “Cuando preguntas al cuerpo electoral tres veces sobre tu propuesta y te dicen que no, debes parar. La próxima vez la pregunta debe ser distinta, habría que refrescar el proyecto”.

Ese no a Madrid dejó un halo de frustración hacia el COI, una crisis de credibilidad que se ha extendido por todo el mundo y que ha provocado que para 2024 fueran retractándose ciudades: Toronto, Hamburgo, ahora Roma… Para los de Invierno de 2022 sólo compitieron Pekín (elegida) y Almaty.

“Pero el legado de Madrid 2020 ha calado en el COI. Su propuesta ha influido decisivamente”, reconoció el vicepresidente. Era austera, con casi todo construido, con las inversiones en infraestructuras hechas. “Una clave de que haya menos candidatas es la percepción de que eran necesarias inversiones faraónicas”. Pero en diciembre de 2014, el COI aprobó un programa de reformas, la Agenda 2020, que propugna para el futuro el modelo de Juegos con el que Madrid salió derrotada en Buenos Aires.

“Adaptar los Juegos a la ciudad y no la ciudad a los Juegos”, recuerda Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español y de esa intentona. “La verdad es que te lees la Agenda 2020 y parece calcada de la candidatura de Madrid, pero llegó tarde”, reconoció Samaranch, que reside desde 1989 en la capital.

El horizonte, en cualquier caso, sería el de 2028 o 2032. “Si en 2024 van a Europa sería más difícil —explica el vicepresidente—. Pero tendría que haber un proyecto que entusiasmara a todos. Y un alcalde que crea en los Juegos y los encaje en su proyecto político y social, como hizo Pasqual Maragall. Me da igual que sea de Podemos o del PP”.

“Haría falta estabilidad política y económica”, apoyó Blanco. “No podemos dejar de hablar del sueño olímpico. Luego quedaría evaluar el momento”.

Tokio ahora ha reducido drásticamente su presupuesto y ha cambiado sedes. Ganó con una propuesta que no se materializará. ¿No fue una estafa? “Su proyecto ha sido desmantelado, sí”, reconoce el barcelonés. “Pero eso entra dentro de la filosofía de la Agenda 2020. No nos podemos permitir un fiasco de legado. Y eso debe incentivar a que se presenten ciudades más pequeñas, que sea más asequible. Antes, el cuerpo electoral era más influenciable con barbaridades. Ahora, que ni intenten proponer algo que no tenga encaje en el desarrollo de la ciudad. Además, el COI no llega con un capazo a llevarse el dinero; sino que aporta 1.300 millones de dólares y el presupuesto de organización está en torno a los 5.000. Al final hay beneficio, aunque sea poco”.

El peso de Samaranch en el COI, al que llegó en 2001 cuando se jubiló su padre procedente del COE y la Federación Internacional de Pentatlón, se mide por el encargo que le encomendó Bach, junto al turco Ugur Erdener y la alemana Claudia Bokel: decidir sobre la participación de deportistas rusos en Río tras conocerse el informe McLaren de dopaje de Estado en Rusia. Compitieron 271 y vetaron a 116. Y se abrió una brecha con la Agencia Mundial Antidopaje.

“Fuimos muy críticos con la AMA y lo seremos más (el día 8 hay convocada una cumbre en Lausana). A ellos se les supone la responsabilidad sobre lo que sucede en los laboratorios internacionales. En sus laboratorios de Sochi y Moscú saltaron las alarmas y luego se comprobó que eran Sodoma y Gomorra. No me vale que en un momento de pánico señalaran al COI. Deberían ser más eficaces con lo que hacen. Queremos revisar el sistema antidopaje, hacerlo más independiente del mundo del deporte. Y eso será una batalla complicada”, expuso con crudeza.

Su padre siempre se mostró pesimista con el dopaje. El hijo, lo contrario. “Soy optimista. Ahora las muestras se congelan diez años. Antes de Río, analizamos 1.500 de Pekín y Londres y salieron 120 positivos. Es un mensaje. Hay que ser un tonto o un loco para doparse, porque la tecnología avanza y caerás”, advierte Samaranch. El nuevo señor de los anillos.