Los Brownlee y otros 8 gestos admirables en el deporte
Las imágenes de Alistair ayudando a su hermano Jonathan a llegar a meta vuelven a resaltar los valores de solidaridad durante las competiciones deportivas.
La imagen de Alistair Brownlee ayudando a su hermano Jonathan a cruzar la línea de meta en la última prueba de las series mundiales de triatlón ha dado la vuelta al mundo y ha vuelto a poner de relieve los valores de solidaridad y compañerismo en el mundo del deporte. A raíz de este hecho el diario inglés Daily Mail ha recopilado algunos de estos momentos de ayuda entre deportistas en competición.
En los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, en pleno auge del nazismo en Alemania, Jesse Owens estuvo cerca de no clasificarse para la final de salto de longitud. Sin embargo, el alemán Luz Long le aconsejó al afroamericano cómo realizar el salto. Owens se acabaría llevando la medalla de oro y Long, la de plata.
El piloto David Purley abandonó su coche durante el Gran Premio de Holanda de 1973 para ayudar a Roger Williamson tras un incendio en el coche de éste. Williamson no logró sobrevivir a las quemaduras y falleció dentro de su bólido.
Una historia muy parecida a la ocurrida con los Brownlee este domingo tuvo lugar durante los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. El británico Derek Redmond competía en la prueba de 400 metros cuando se rompió el tendón de Aquiles a falta de 150 metros de la llegada. Lejos de retirarse o abandonar, Redmond siguió a la pata coja, pero finalmente cruzó la línea de meta ayudado por su padre, que saltó a la pista al ver a su hijo lesionado.
Otra historia que cabe destacar es la del marinero británico Pete Goss, que durante la Vuelta al Mundo a Vela de 1996 socorrió a otro regatista, Raphael Dinelli, que pasó serios apuros durante la prueba y que avisó mediante una señal de alarma. Goss, junto con la ayuda de la Fuerza Áerea Australiana, logró salvar a Dinelli y se le reconoció este gesto con la Legión de Honor de Francia.
El ejemplo más conocido en el mundo del fútbol posiblemente sea la acción del italiano Paolo di Canio durante un encuentro entre el Everton y el West Ham. Con 1-1 en el marcador, el ariete italiano tuvo una clara ocasión para poner por delante a su equipo. Sin embargo, vio a Paul Gerrard tendido en el suelo y cogió el balón con las manos tras un centro para detener el encuentro y atendieran al meta toffee. El encuentro terminó 1-1.
En tenis, durante el Abierto de Australia 2015, el estadounidense Tim Smyczek perdía a Rafa Nadal por 6-5 en el quinto set. Con 30-0 a favor del manacorí, Nadal cometió falta en su saque por una distracción desde la grada. Fue entonces cuando el tenista estadounidense le pidió al árbitro que le permitiese a Nadal repetir el saque sin contar la falta. Algo que el público apluadió, aunque Smyczek perdiese el encuentro.
El ejemplo más reciente de juego limpio en plena competición lo hemos visto en los Juegos Olímpicos de Río. Durante las semifinales de los 5.000 metros femeninos, la neozelandesa Nikki Hamblin tropezó y con ella cayó la estadounidense Abbey D´Agostino, que no la pudo sortear. Tras la caída, D´Agostino ayudó a levantarse a Hamblin, y cuando las dos atletas volvieron a correr, la estadounidense apenas podía seguir con el menisco y el ligamento cruzado rotos, y Hamblin la animó a continuar. Ambas atletas fueron repescadas para la final.
Otro ejemplo de deportividad reciente también se pudo ver en el mundo del ciclismo. Durante la décima etapa del Giro de Italia 2015, el australiano Richie Porte, entonces en el equipo Sky, sufrió un pinchazo a 6 kilómetros de meta y su compatriota Simon Clarke, del equipo Orica le dio su rueda para que perdiese el menor tiempo posible. El Giro presumió en Twitter de deportividad en la acción, pero castigó a ambos corredores con dos minutos de penalización por la acción.