TRIATLÓN | SERIES MUNDIALES EN COZUMEL
Jonny Brownlee colapsó a 200 metros y Mola ganó el Mundial
En un final dramático, Alistair tuvo que ayudarle y le soltó en meta segundo. Un quinto puesto in extremis hizo al mallorquín sucesor de Gómez Noya.
Mario Mola se proclamó campeón del mundo en un final increíble y dramático. Jonathan Brownlee corría imperial en Cozumel hacia su segundo título mundial, con el español, al que le bastaba ser tercero, ya desahuciado por detrás. Y a 200 metros colapsó. Explotó. Reventó por el esfuerzo. Comenzó a dar bandazos, sus piernas aflojaron como si fueran chicle, su cabeza fue de lado a lado, la mirada se fundió en blanco, iba a caer al suelo... Cuando apareció su hermano Alistair, le agarró de un brazo, lo pasó sobre su cuello y lo remontó hasta tirarlo (literalmente) sobre la línea de meta en segunda posición, en una imagen tan dura como bella. El sudafricano Henri Schoeman les había adelantado y consiguió la victoria (1:46:50).
Por detrás, el mallorquín apretaba. Y entraba quinto. La combinación —siempre que Jonny no ganara y él no acabara más allá del quinto lugar era campeón— le daba el título. A Mola le hacía falta un milagro, según como discurría la carrera, para heredar el título de Javier Gómez Noya y apareció en medio del agobiante calor y la humedad de Cozumel.
Antes se había repetido la película de los Juegos, donde Alistair fue oro y Jonathan plata, con Mola octavo después de emerger descolgado de la natación, perder tiempo en la bici y no poder recuperarlo corriendo. En Cozumel salió a 20 segundos del mar y por delante los hermanos junto con Pereira, Schoeman, Raphael, Royle, Billington, Fabian y Salvisberg trabajaron como un reloj. Todos implicados, iban cayendo los segundos como aguijonazos, mientras por detrás Mola, Alarza y Vicente Hernández, que marchaban en un gran grupo, no asomaban arriba.
El mallorquín soltó la bici y se puso a correr a 1:31 de los británicos que encuentran placer en el sufrimiento. Sólo cabía la remontada de su vida, un imposible que a 500 metros no se vislumbraba. Hasta que Jonny, tantas veces vencedor en la agonía, tantas veces conocedor de dónde estaba el límite de su cuerpo, esta vez lo superó. Colapsó a 200 metros y perdió un Mundial que tenía en la mano. Mola, subcampeón las dos ediciones anteriores, entraba con un salto en meta mientras una camilla se llevaba al estajanovista de Leeds. "No es la mejor manera de ganar, pero así es el deporte", dijo elegante el mallorquín. Los jueces decidieron no descalificar a los ingleses.
CLASIFICACIÓN
Mola, de 26 años como el menor de los hermanos, se había marcado un gran Mundial con cuatro victorias (Abu Dabi, Gold Coast, Yokohama y Hamburgo) en un año en el que Noya, centrado en los Juegos que luego se perdió por lesión, no había aparecido, Alistair no asomó mucho pensando en Río y Jonathan fue intermitente pero subió al podio en las cinco participaciones que afrontó. Llegó a Cozumel con 135 puntos de ventaja sobre Jonny y acabó con 4.819, por 4.815 del subcampeón olímpico y 4.085 de Fernando Alarza, que cierra el Mundial tercero tras entrar noveno. Todo, en un final infartante. Para la historia.