Carlos Soria: el hombre récord del alpinismo
Cuando coronó el Annapurna con 77 años, se convirtió en la persona de mayor de edad en hacer cumbre en la montaña más peligrosa de la Tierra.
El pasado 1 de mayo, el alpinista abulense Carlos Soria Fontán celebraba el Día del Trabajo de forma muy distinta a la mayoría de los españoles: trabajando en la montaña a miles de kilómetros de casa. Y fueron, precisamente, su trabajo, su esfuerzo y su tesón los que le permitieron culminar con éxito una empresa en la que llevaba inmerso más de dos meses: subir a la cima del Annapurna, la más peligrosa de las catorce montañas de más de 8.000 metros que existen en el mundo.
Eran alrededor de las 5:15 (hora española) cuando Carlos Soria, acompañado de sus compañeros de la expedición BBVA Carlos Martínez y Luis Miguel López Soriano, hacía cumbre en la Diosa de las Cosechas (nombre en sánscrito con el que se conoce al Annapurna), de 8.091 metros de altura. Conseguía así el duodécimo ochomil de su larga y fructífera carrera deportiva, a falta sólo del Dhaulagiri (8.167 m) y del Shisha Pangma (8.027) para completar las catorce montañas más altas del planeta Tierra.
El hecho en sí no tendría mayor trascendencia de no ser porque el montañero abulense logró una gesta al alcance de sólo unos pocos privilegiados ¡con 77 años y 87 días! El veterano alpinista español se ha convertido en la persona de mayor edad que alcanza la cima del Annapurna, conocida como la montaña asesina por el peligro que suponen para las expediciones sus numerosas avalanchas. Prueba de ello es que Carlos Soria ha necesitado tres intentos para hollar su cima, tras tener que abandonar en 2012 y de nuevo en 2015, esta vez a causa del terrible terremoto que castigó a Nepal.
Según comentaba el propio Carlos Soria una vez logrado este hito sin precedentes y ya de regreso en España: “En esta ocasión, la montaña estaba menos peligrosa en lo que a avalanchas se refiere, pero más complicada por la cantidad de hielo que había en la cumbre. Además, hacía un viento y un frío terribles, por lo que apenas estuvimos diez minutos en la cumbre. Esta montaña siempre te depara alguna sorpresa”.
Otros récords. Pero no es este, ni mucho menos, el único récord mundial que ostenta Carlos Soria. El abulense es la persona de mayor edad que ha hecho cumbre en ocho de los catorce ochomiles. El 28 de julio de 2004 alcanzaba la cumbre del K2 (8.611 metros) con 65 años. Tres años después, el 28 de julio de 2007, ponía sus pies en la cima del Broad peak (8.051 m) a los 68 años. El 11 de mayo de 2008, con 69 años, lograba una nueva marca al ascender al Makalu (8.485 m).
El 3 de agosto de 2009, con lo 70 años ya cumplidos, conseguía otro éxito en su dilatada carrera deportiva: hollar el Gasherbrum I (8.080 m). El 17 de octubre de 2010 veíamos la imagen de Carlos Soria en lo más alto del Manaslu (8.163 m) a sus 71 años. El 21 de mayo de 2011 conseguía coronar el Lhotse (8.516 m) con 72 años. El 18 de mayo de 2014, con 75 años, llegaba a la cima del Kangchenjunga (8.586 m). El 1 de mayo de 2016 volvió a hacer historia, esta vez en el Annapurna (8.091 m) con 77 años.
Por si todo esto fuera poco, estamos ante el único alpinista que ha conseguido escalar once de los catorce ochomiles del planeta con más de 60 años. Fue también la primera persona del mundo que ascendió, en abril de 2009, a la cima del Dome Khang, una montaña de 7.260 metros que había permanecido virgen hasta entonces. También cuenta en su dilatado palmarés con la ascensión a las siete cumbres más altas de los siete continentes (el Elbrus, en Europa; el McKinley, en América del Norte; el Aconcagua, en América del Sur; el Everest, en Asia; el Mont Vinson, en la Antártida; el Carstensz, en Oceanía y el Kilimanjaro, en África) un hito que culminó con 70 años.
Todo ello viene a demostrar que la edad no es un impedimento a la hora de conseguir las metas que uno se proponga, por complicadas que parezcan. Además, Carlos Soria es el mejor ejemplo de que se puede tener una vida plena, física y mentalmente, a pesar del inexorable paso de los años. El secreto de su éxito se debe, sobre todo, a su gran capacidad de trabajo, su estricta disciplina y su meticulosidad: “Me gusta más hacer las cosas bien que lograr los objetivos. A la montaña no hay que ir a sufrir. Tienes que hacer bien las cosas y disfrutar de todo lo bueno que te ofrece”.
TODOS LOS OCHOMILES DE CARLOS SORIA:
Annapurna (8.091 m) 2016
Kanchenjunga (8.586) 2014
Lhotse (8.516) 2011
Manaslu (8.163) 2010
Gasherbrum I (8.080) 2009
Makalu (8.485) 2008
Broad Peak (8.051) 2007
K2 (8.611) 2004
Everest (8.848) 2001
Cho Oyu (8.201) 1999
Gasherbrum II (8.035) 1994
Nanga Parbat (8.091) 1990
Poco después de subir al Annapurna, y casi sin tiempo para descansar (apenas cuatro o cinco días en la ciudad de Pokara, en Nepal), Carlos Soria y los demás miembros de su expedición se dirigieron al campo base del Dhaulagiri. El objetivo era aprovechar que ya tenían hecho el periodo de aclimatación e intentar subir a la cima a finales de mayo, antes de la llegada del monzón. Pero las malas condiciones meteorológicas no le permitieron cumplir sus expectativas, por lo que tomaron el camino de regreso a España.
El 22 de junio, el alpinista abulense ofreció una amena conferencia en la Librería Desnivel, donde habló largo y tendido, entre otras muchas cosas, de su reciente expedición al Annapurna y de sus planes de futuro. Carlos tiene claro que en 2017 le gustaría tener en su haber los catorce ochomiles: “Mi idea inicial era haber hecho cumbre en el Dhaulagiri ahora e intentar el Shisha Pangma en primavera de 2017. Pero como no ha sido posible, volveremos al Dhaulagiri para esa fecha y el Shisha se quedaría para otoño de ese mismo año. En cualquier caso, me gustaría haber hecho cumbre en todos los ochomiles en 2017”.
Si consigue hacer realidad su ambicioso proyecto, establecerá un récord muy difícil de batir y que permanecerá vigente durante mucho tiempo. Nadie en el mundo se encuentra inmerso a sus años en una aventura tan enorme como es ascender los catorce ochomiles.
Sea como fuere, Carlos Soria es ya todo un icono dentro del alpinismo que se ha ganado el respeto y la admiración de todos sus compañeros, tanto a nivel nacional como internacional. Además, es un verdadero ejemplo de valores humanos. Su cercanía y sencillez le convierten en una persona entrañable, en el abuelo que todos quisiéramos tener. Y seguro que historias y aventuras que contar a sus nietos no le faltan.