El adiós de un histórico, Pablito: "He dado lo mejor que tenía"
Se despide en el Bizkaia bilbaíno el 1 de octubre, con Urrutikoetxea ante Aimar, al que considera el más grande, y Larunbe. "He sentido un cariño increíble estos meses"
La carrera de Pablito entra en su recta final. Tras meses de despedidas por los pueblos, con muestras de cariño que difícilmente se pueden olvidar, el 1 de octubre le llega el momento en el que cae el telón de una trayectoria sin txapelas, pero, como dice él, con trofeos mucho más importante que ese de lana que todos ansían: el cariño de la gente. Ha sido un revolucionario del frontón, con sus requiebros, ese disparo al txoko, las dejaditas y su lanzamiento en plancha a la contracancha al más puro estilo Titín. Hoy se ha anunciado el festival que pone punto y final a 18 años como pelotari de élite. Se ha emocionado, con la voz entrecortada ha dicho gracias, aunque el veterano con cara de niño no ha roto a llorar abiertamente.
Llega el colofón a una trayectoria con 1.006 partidos como profesional, desde 1998, un año convulso con la aparición de Aspe. Hasta aquí ha llegado un pequeño gran hombre con 11 participaciones en el Parejas, en donde alcanzó tres finales (1999, 2013 y 2015), y nueve en el Cuatro y Medio. Se ganó la simpatía del mundo de la pelota en 2013, en su casa, un Bizkaia entregado al diminuto genio, cuando llegaba en su mejor momento y se dañó el tendón de Aquiles en el 4-6, haciendo pareja con Albisu y ante Irujo-Zabaleta.
Empezó como Berasaluze VIII y acaba sus días como profesional como Berasaluze II, en honor a su padre fallecido. Su desaparición le sumió en una profunda depresión, pero salió de esas garras gracias al deporte que tanto ama. Deja un legado de valentía, juego ofensivo y arte puro en el verde. "Al final cuesta dejarlo. Me quedan cinco o seis partidos, no me retiro en lo más alto, pero sí con buen juego. Toda mi vida ha estado vinculada a la pelota, he sentido un cariño increíble estos meses, y es uno de los momentos más bonitos de mi carrera. Se acerca el día. Será duro, especial y bonito a la vez. La decisión está tomada y a partir del día 1 no voy a jugar más. Estoy ahora sin presión, de diferente forma. Con las figuras me cuesta. Me retiro en un buen momento", expuso en la biblioteca de la Diputación de Bizkaia.
"No me da vértigo, con casi 19 años a las espaldas es suficiente; ya jugaré de chándal contra estos monstruos. Estás jugando durante muchos años y no te das cuenta de lo que dejas atrás. He sentido a la gente muy cerca, el cariño es lo más importante, he dado lo mejor que tenía. Hubo momentos en los que no andaba bien y salí de eso, hacer disfrutar a la gente en los frontones es lo más importante". Espera un día bonito "al lado de mis amigos". Era prioritario para él estar con Urrutikoetxea, el sucesor en el trono de Bizkaia: "Tengo una relación muy grande y él ha conseguido las txapelas que yo no pude. Desde el primer momento dije a la empresa que si quería que estuviese alguien es él -aquí se le rompía la voz-. Aquel día de la final en que se lesionó fue el más grande. "He conocido compañeros muy grandes, después de todo el trabajo y lesionarte... al principio fue muy duro, sientes el cariño de la gente. era como si hubiese ganado la final". Le gustaría al berriztarra seguir vinculado a la pelota "y ayudar a la gente, como minutos o lo que sea".
Se va el cabecilla del último 'boom' de la pelota en Bizkaia. "Leiza y Zearra contribuyeron, pero sí que lo siento así, cuando eliminé a Irujo en el Cuatro y Medio en Pamplona; Bizkaia estaba aun poco apagada". Al hablar de Urruti, campeón de todo, se le enciende la mirada con un brillo de sana envidia y el joven también se conmueve al hablar de su mentor, el que ha ejercido de botillero en los grandes momentos: "Desde que debuté ha estado muy cerca de mí. Dice que no ha ganado trofeos importantes, pero es parte muy grande de mis txapelas, las que he logrado en cierta medida son gracias a él. Hemos pasado muchas horas juntos. Este homenaje me hace tanta ilusión como una final".
MIkel Larunbe es otro vizcaíno que viene pegando fuerte y se siente un actor privilegiado en ese acto de despedida: "Me hace ilusión estar con él, no hay mejor manera de despedirse que en el frontón y que yo sea parte de eso me parece muy grande. en el momento en el que le he necesitado, ahí ha estado conmigo, ayudando con los tacos o expresándome su manera de entender el juego", completó el galdakaoztarra.
Lorea Bilbao, dipuada de Euskera y Cultura, aportó una emotiva contribución a la despedida, con una txapela para Pablito ("al trabajo, esfuerzo y agradecimiento de la institución") y unas palabras: "Felicidades por ese camino. a algunos nos has hecho ser aficionados a la pelota. Ocho personas de la familia han sido pelotaris y cuatro de ellos, profesionales. Cautivaste por tu juego agresivo, atrevido. Contribuiste al impulso de la pelota y los aficionados acudíamos con más ganas al frontón., Es difícil saber cuándo debes retirarte cuando estás bien".