Carson Wentz se estrena en la NFL por la puerta grande
El flamante quarterback novato de los Philadelphia Eagles tuvo un arranque meteórico frente a unos Cleveland Browns en los que solo Robert Griffin dio la cara.
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La primera serie de Carson Wentz como profesional no pudo ser mejor. Seguro que el jugador lleva meses soñando con ella, pero ni en su noche más onírica pudo imaginar que completaría cuatro de cinco pases para culminar con un lanzamiento portentoso a Jordan Matthews. 7-0 nada más empezar y en la grada se celebraba la serie como si los Eagles se hubieran clasificado ya para postemporada. Después de tantos meses dando vueltas y revueltas, todo había merecido la pena. Philadelphia sí parece haber encontrado un pasador con talento.
La satisfacción inicial se convirtió en delirio cuando la defensa, reinventada por Jim Schwartz durante esta offseason, conseguía frenar en seco a los Browns tres veces consecutivas. La última anticipándose a un intento desesperado de Hue Jackson de romper la dinámica del partido, con una jugada de engaño en cuarto down y en su propio campo, que fue descubierta y colapsada de inmediato.
Sin embargo, después de esa serie inicial, durante la mayor parte de la primera mitad el ataque de los Eagles perdió el brillo. Con buenas posiciones de campo, y un Ryan Matthews muy peligroso por tierra, sacaron todos los colores a una defensa de Cleveland que tiene mucho que mejorar, pero no terminaban de darle la puntilla a sus rivales. Dos field goals más antes del descanso eran poco premio para el dominio mostrado.
En el momento de máximo colapso de los Browns, cuando parecía que serían incapaces de conseguir un primer down en todo el choque, apareció Robert Griffin III, más solo que la una, y decidido a resucitar a su equipo a base de bomba y tentetieso. No tenía ninguna ayuda de Crowell, que chocaba por dentro y por fuera contra el magnífico front seven de los Eagles incapaz de ganar una yarda, ni de casi nadie. RGIII estaba solo contra el mundo.
El quarterback de Cleveland ya no paró de jugar a la ruleta rusa en todo el partido, lanzando pases profundos, corriendo a la desesperada, e intentando devolver a su equipo a la vida. Pareció conseguirlo después de un pase de 44 yardas a Pryor que pocas jugadas después culminaba con una carrera de touchdowns de dos yardas de Crowell. Sin embargo en su siguiente serie explosiva era interceptado en la red zone rival después de haber corrido un par de jugadas antes como en los viejos tiempos.
El 13-7 en el descanso solo era un espejismo. Los Browns estaban a menos de un touchdown en el marcador, pero a mucha distancia en el nivel de juego y de plantilla.
La segunda mitad empezó con Cleveland acercándose más en el marcador con un field goal en la primera serie, pero ahí terminó todo. Wentz recuperó el toque de los primeros minutos de partido, mientras se le veía divertirse en el campo, y lanzaba un pase de touchdown descomunal de 35 yardas a Agholor que se convertía en la puntilla anticipada de la historia (22-10). Y aún tuvieron tiempo para que Ryan Matthews consiguiera un último touchdown de carrera de una yarda en los últimos segundos (29-10).
El partido quedó sentenciado mediado el tercer cuarto. Con los Eagles encantados con su durísima defensa, su ataque terrestre variado y eficiente, y con un flamante Carson Wentz, que demostró que tiene el talento y es desparpajo que hacen falta para triunfar en la NFL.
Otra cosa son los Browns. Es verdad que su proyecto es a largo plazo, pero ante los Eagles no tuvieron ni ataque, ni defensa. Solo a un Robert Griffin III convertido en ejército de un soldado, y eso no es suficiente para competir en esta NFL.