¡A la cárcel con Tom Brady ya, hombre!

“¡Paren máquinas!” Como decía Michael Keaton en ‘The Paper’, siempre he soñado con gritar esa frase. “¡Que se detengan las rotativas. No importa el coste. La ocasión lo merece!”

Señores. Contengan la respiración. No me atrevo ni a escribirlo por si la sensación de la noticia afecta al corazón de mis lectores. Varias fuentes dicen que Tom Brady dice que no sabe cómo desapareció el logo de la NFL de su casco. ¡Qué escándalo! ¡Esto no se puede consentir y Roger Goodell debe tomar cartas en el asunto de inmediato!

El comisionado debe solicitar un informe externo de un juez prestigioso para que analice la desaparición, hay que exigir de inmediato que el jugador entregue su móvil con todos sus correos de los últimos dos años; eso sí, asegurándole que solo se leerán los mensajes que tengan que ver con el caso. A Goodell no le debe temblar la mano y su castigo debe ser terrible, acorde con la situación y conociendo los antecedentes del jugador. De paso, la franquicia también debería ser castigada, porque es cómplice evidente.

El asunto del escudito vuelve a dejar en entredicho los cuatro anillos conquistados por los Patriots en el siglo XXI, la legitimidad de una dinastía manchada y la futura entrada en el Hall of Fame de la NFL no solo de Brady, sino con sus hijos si se diera el caso, y de cualquiera que haya tenido nada que ver con ese equipo desde el fatídico día que él vino al mundo.

Atendiendo a baremos utilizados en el pasado, e incluso siendo más suaves, nada por debajo de otros cuatro partidos de sanción, dos millones de dólares de multa, un millón para la franquicia más la pérdida de la primera ronda de 2017 y una cuarta de 2018 sería un castigo justo, al que habría que añadir la obligación de que tanto Brady como el resto de jugadores del ataque de los Patriots jueguen este año sin casco, a pecho descubierto, para que descubran el peso y el valor excelso del escudo de la NFL.

Además, se deben organizar batidas para localizar el escudo despegado y tomarle declaración, porque incluso es posible que se puedan añadir cargos de secuestro y malos tratos, que den con los huesos de Brady en la cárcel, algo que debió pasar hace ya mucho tiempo.

¡¡¡Porque esa declaración es meeeentiiiiraaaaa!!! ¡¡¡ Meeeentiiiiraaaaa!!! Y Goodell, el máximo salvaguarda de la sacrosanta moralidad occiental, debe ser inflexible con la meeeentiiiiraaaaa. Brady ya secuestró el escudo de su casco durante los training Camps, tampoco estaba ahí en el partido anterior y es posible que lo tenga escondido en un zulo sin darle alimento desde principios de verano. Y por eso los servicios médicos de todo EEUU deben estar en estado de alerta. Nadie está tres meses con un casco en la cabeza sin el escudo de la NFL sin darse cuenta, y en su equipo también debieron verlo. Todos cómplices. ¡¡Todos a la cárcel!!

Que además, ha mancillado, pisoteado, un excelso símbolo que ha inspirado durante décadas a miles de estadounidenses, y ya hay varias asociaciones de derechos sociales exigiendo una rectificación inmediata. Con los símbolos de una nación no se juega.

Bueno, ya me he desahogado. ¡Qué sofocón! Porque entre nosotros, ¿alguien tiene alguna duda sobre los motivos por los que el escudo de la NFL no estaba en su casco? Yo incluso me atrevería a apostar que Brady ha pegado una foto de Goodell con la boca inmensamente abierta en el interior de cada una de los ‘tronos’ de cada uno de los cuartos de baño de cada una de sus casas y mansiones. Yo lo haría, pero también lo negaría. Noshajodido.

Y ya en frío, pensándolo bien, lo más seguro es que le acabe cayendo una multita por falta de uniformidad, o ni eso, que pasarse de frenada con el mismo jugador dos veces seguidas sería un cante… aunque con Goodell nunca se sabe. Que donde pone el ojo, pone la bala.

Es que son como niños.