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JUEGOS OLIMPICOS

Mireia Belmonte, emocionada con el cariño de la gente

A la 'sirena de Badalona', en su llegada a Barcelona, declara que le gustaría "ser la abanderada española en Tokio, pero hay competencia"

Barcelona
Mireia Belmonte, a su llegada a Barcelona.
Rodolfo MolinaDIARIO AS

Posee la mitad de las medallas de la natación olímpica española y junto a Andrea Fuentes (natación sincronizada) y Arantxa Sánchez Vicario (tenis) la deportista española con más medallas olímpicas, cuatro, pero la única de ellas con un oro. A sus 25 años Mireia Belmonte, la Reina de la natación española, cumplió el pasado día 10 su sueño: ganar el oro olímpico. Lo hizo en los 200 mariposa y 24 años y 13 días después de que Martín López Zubero lograse, en Barcelona'92, el único metal dorado de la natación hispana.

Han pasado diez años desde que una joven badalonesa de 15 años lograse sus primeros éxitos internacionales con dos medalla de oro (en 400 libres y 400 estilos), también en Río de Janeiro. Empezaba así una de las carreras más brillantes del deporte español, y en concreto de la natación. Tras sus dos medallas en Río (logró también el bronce en los 400 estilos), su palmarés será inalcanzable. Suma 41 medallas entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos con 21 de oro, 13 de plaza y 7 de bronce, con cinco récords del mundo en piscina corta (25 metros).

Su llegada esta tarde al aeropuerto de Barcelona y el recibimiento de los aficionados, especialmente de sus paisanos de Badalona, con la alcaldesa Dolors Sabaté y el ex alcalde de la ciudad Xavier García Albiol al frente, ha sido apoteósico. No ha sido el primer recibimiento y seguramente tampoco el último, pero las lágrimas han vuelto a caer por sus mejillas mientras enseñaba sus dos medallas olímpicas de Río y recibía el abrazó entrañable de su madre Paqui, que le esperaba emocionada.

También han sido dos como en Londres (200 mariposa y 800 libres), pero ahora una es de oro y un sueño hecho realidad. Sus brillantes ojos azul verdoso parecían aún más fulgurantes, irradiaban felicidad, pero ante centenares de paisanos mostró su lado más humilde como el de sus orígenes en un barrio obrero y de emigración como es el badalonés de La Salut, al que nunca ha renunciado. "Estoy emocionada por todo el cariño que siempre me demuestra la gente. Ahora solo quiero estar unos días en casa, relajarme y asimilar un poco todo lo ocurrido", señalaba

Ha reconocido que "ha sido cumplir un sueño que tenía desde pequeñita y tocarlo ahora con las manos es algo especial y que ya tengo para toda la vida", decía entre abrazos. "Creo que mi actuación en general ha sido muy buena y no ha podido ir mejor en unos de Juegos donde el nivel ha sido muy alto. Río es, además, una ciudad muy especial para mí", ha concretado.

"El año pasado mi prioridad era recuperar los hombros. Desde entonces hemos hecho un gran trabajo y quiero agradecer esto a todas las personas que han estado a mi alrededor durante este año y que me ha acompañado durante toda la preparación",  aseguró.

En cuanto al futuro: "Mi siguiente objetivo es el Mundial de Budapest del año próximo, pero aún queda bastante y ahora sólo quiero centrarme en el descanso y después atacar ya ese objetivo".

Sobre los Juegos  de Tokio 2020 sostiene que "aún quedan cuatro años para, pero espero llegar a ellos. En cuanto a lo de ser abanderada, es algo que me gustaría pero hay muchos deportistas que también lo merecen", apunta.

En Londres no estuvieron sus padres, pero en Río la acompañaron al igual que su compañero sentimental Javier Hernanz.  "Fue muy bonito poder compartir con todos ellos mi alegría y sobretodo, quería que me vieran ganar la medalla de oro y así fue. No puedo pedir más", insistió.

En su muñeca derecha luce un tatuaje con los aros olímpicos una simbología especial para ella porque "el tatuaje es una tradición entre los nadadores que van a las olimpiadas. Cuando participas es casi una obligación hacértelo", y apostilla que para ella "es todo un honor llevarlo, ya que los Juegos de Pekín fueron una experiencia que me marcó mucho. También creo que ser nadador olímpico es un estilo de vida".

" Estuve en la clausura, no había estado nunca y fue algo especial; una cosa es competir y otra ver los Juegos como espectador", exponía orgullosa la nadadora de Badalona..