Maialen Chourraut: "El oro me hace sentir plena y en paz"
La piragüista recibió un emotivo homenaje en San Sebastián tras lograr la medalla de oro: "Los Juegos eran mi obsesión. Todavía no he llegado a asimilarlo todo".


Maialen Chourraut ya está en casa, con su sonrisa dorada y pegada a su familia, su marido y seleccionador nacional, Xabi Etxaniz, y su hija Ane, tanto o más dichosos que ella. La campeona olímpica en K1 de piragüismo eslalon en Río recibió un cálido homenaje popular en la playa donostiarra de La Concha, donde fue aclamada por cientos de seguidores y recibida por representantes de las instituciones vascas. No será todo el movimiento para glorificar a la única campeona individual olímpica vasca. El Ayuntamiento de Lasarte-Oria y la Diputación de Gipuzkoa tienen previsto agasajarla y el fin de semana recibirá la insignia de oro y brillantes de la Real Sociedad en el estreno de la Liga ante el Madrid y realizará el saque de honor.
En el acto cobró mucho protagonismo el Atlético San Sebastián,el que forjó a la leyenda: varios jóvenes palistas del club en el que se inició y consolidó como remera Maialen Chourraut le recibieron en el arenal de La Concha haciendo un pasillo con los remos alzados y luego, desde una plataforma elevada, la campeona olímpica, medalla en mano alzada a la vista de todos, agradeció emocionada el recibimiento y atención con la que le obsequiaron. Tuvo el detalle de regalar a Luis Murgia, su primer entrenador, el caso que utilizó en su prodigiosa bajada hacia el oro. "Su éxito se ha basado en la perseverancia, un valor que se inculca, desde pequeños a todos los que se acercan a aprender este deporte en este club", valoró Etxaniz. "En la semifinal y en la final hablé con mi padre, que falleció hace años. Le dije que le necesitaba, que lo hiciera por Maialen y ella hizo la bajada perfecta. Creo que fue el fruto de la perseverancia", enfatizó el marido de la campeona ante un auditorio emocionado. Sobre la arena comenzaron bailes brasileños de celebración y hasta, con una risotada contagiosa, se lanzó a la danza la diminuta Ane. Los niños levantaron un cartelón con el 98,65, el tiempo que le dio la medalla de oro.
Maialen se caló una txapela y recibió un ramo de flores. Luego compareció ante los medios y señaló que el oro en Río le ha conferido una "paz interior" que le hace sentirse "totalmente plena", aunque reconoció que "todavía no ha llegado a asimilarlo del todo". La piragüista inició su intervención con un recuerdo al entrenador alemán de slalom Stefan Henze, que falleció el lunes en un hospital de Río tras sufrir un accidente de taxi en la madrugada del viernes, y trasmitió el pésame a sus familiares. Chourraut, con la camiseta azul del club, reconoció que nunca había llegado a ganar "el gran objetivo" que son unos Juegos Olímpicos para todo deportista, algo que "era mi obsesión" y que le ha hecho "desayunar cada mañana con una taza en la que ponía Río". Finalmente porta un oro que es "fruto de ir paso a paso" y de "tener un plan, que ha finalmente salido", explicó ¿Cuál era ese plan?: Maialen contestó con la misma rotundidad con la que se impuso a sus rivales el pasado jueves en el canal del Whitewater Stadium del Parque Radical de Deodoro, y que le confirió su segunda medalla olímpica, tras el bronce obtenido hace poco más de cuatro años en Londres 2012. "El plan no era ganar nada, solo la final. Porque para mí jugar es la final y hasta la final no ha empezado el juego", dijo. En el camino al podio tuvo sus dudas y llegó a verse "fuera de la competición" tras las clasificatorias, pero una vez superada esta fase se dedicó durante los dos días previos a la final a estudiar y tomar notas sobre las pruebas de kayak de hombres, ha relatado. Curiosamente, durmió diez horas de tirón la noche de la final", algo que habitualmente no le sucede en la víspera de una prueba y fue a por su competición. Cuando concluyó la bajada y vio el tiempo de 98.65 reconoció que ya estaba contenta consigo misma porque había "cumplido con su deber", aunque todavía no conocía "si tenía medalla".
La palista guipuzcoana llegó el sábado a Barcelona. Luego fue a casa. Arzak le prometió una cena. Rememoró varios momentos "mágicos" vividos estos días como la foto conjunta que se hicieron todas las competidoras en slalon "porque eso es el espíritu olímpico", ver a su hija Ane tocar el agua del canal tras el triunfo, o saber que ha "emocionado a tanta gente". También incluye el instante de la llegada tras la bajada que le dio el triunfo. "Nunca he gritado así, pero no me pude contener aunque ahora he sentido auténtica vergüenza cuando lo vuelvo a ver", dijo. Consciente de que puede ser percibida como un referente al haber podido compaginar su condición de madre con el deporte de élite, Chourraut sin embargo no se siente capaz de dar consejos a nadie solo puede contar su historia en la que la conciliación de la vida laboral y profesional ha sido posible aunque, eso sí, no esconde: "Me lo he peleado mucho".
Confesó que por primera vez necesita descansar y tomarse unas vacaciones antes de volver a entrenarse, pero su cabeza anda maquinando los próximos retos entre los que ha citado el Mundial de slalon en Pau (Francia) en 2017 y los Campeonato del Mundo en Río en 2018. Y, "sobre todo", el campeonato del mundo en la Seo de Urgell, el lugar donde entrena porque en el País Vasco no existe un canal para ello, por lo que la deportista vasca ha aprovechado la ocasión para recordar que "debe construirse un canal para practicar slalon en mi tierra sí o sí". Tokio parece estar muy lejos. O tal vez no tanto para la madre olímpica, la madre de oro.