JUEGOS OLÍMPICOS | BOXEO

Samuel Carmona, de los mercadillos a los Juegos

Samuel Carmona, de etnia gitana, aspira a emular a su seleccionador. Rafa Lozano: “Le digo que ser medallista olímpico te cambia la vida”.

Samuel Carmona puede ser una de las sorpresas en Río.
Jesús A. Orihuela
Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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De los mercadillos de Gran Canaria a los Juegos de Río. Samuel Carmona Heredia, 20 años y puro desparpajo, no puede esconder por sus apellidos que es hijo de gitanos. “¡Pero no tengo nada que ver con los Carmona famosos, ni toco la guitarra, eh!”, avisa. Por su origen, le apodan El Patriarca. Sus padres se dedican a la venta ambulante y a él le ha tocado a veces echarles una mano. También Chacal (por su ídolo Rigondeaux) o Infierno (por su ritmo endiablado en los tres asaltos de tres minutos). Compite ya el sábado 6, y puede ser uno de los tapados.

Lo dice Rafa Lozano, Balita, seleccionador y que algo sabe: plata en Sydney y bronce en Atlanta en minimosca (-49 kg, la categoría de Carmona). Vio a su pupilo ganar el Nacional el año pasado y se lo trajo a la Blume desde el barrio de La Isleta. “Hay feeling entre Rafa y yo. Me ve pillando medalla. Llevo pocos combates internacionales (30) pero me he pegado con los buenos, como el campeón del mundo cubano Argilagos o el subcampeón, el ruso Egorov, a quien gané. En poco tiempo estoy a su nivel”, avisa.

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“Yo le digo que ser campeón del mundo no te cambia la vida, pero ser medallista olímpico sí”, le anima Lozano, que cogió al equipo hace tres años con la vista en 2020 y se ve de nuevo en los Juegos, en la esquina. Asistirá también a Youba Sissokho, de origen senegalés y criado en Mallorca desde los seis meses, que competirá en -69 (welter) tras remontar unos problemas de salud que en abril le hicieron pensar en dejar el boxeo.

Carmona, a quien el Instituto de Cultura Gitana le ha hecho llegar una bandera de su etnia por si se anima a lucirla en Río, acabó en un gimnasio por influencia de su abuelo José, ya fallecido. “Me quedaba viendo combates con él por las noches y me animé a entrar en el Team Fomento, en mi barrio, donde he coincidido con boxeadores como Ferino”, recuerda un boxeador que sabe que hay que tener “mala leche y picardía” sobre el ring. Y a él no le faltan. Palabra de Rafa Lozano.

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