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CLEVELAND BROWNS

Tras los Cleveland Cavaliers, es el turno de los Browns

El triunfo de los Cleveland Cavaliers, sobre los Golden State Warriors, en las Finales de la NBA ha acabado con la gran maldición de la ciudad de Cleveland.

Madrid
MMD13. Oakland (United States), 20/06/2016.- Cleveland Cavaliers forward LeBron James (C) holds the trophy after the Cavaliers beat the Golden State Warriors during their NBA Finals game seven at Oracle Arena in Oakland, California, USA, 19 June 2016. The final score was 93-89. (Baloncesto, Estados Unidos) EFE/EPA/MONICA M. DAVEY CORBIS OUT
MONICA M. DAVEYEFE

Los Cleveland Cavaliers han conseguido una gesta que va más allá de ganar la NBA. Es probable que desde fuera de Estados Unidos se note poco, a fin de cuentas nuestra cultura deportiva es bastante diferente, pero para una ciudad norteamericana, orgullosa de sus equipos, estar 52 años sin ponerse un anillo es una barbaridad. Tanto como para convertirse en el hazmerreir de todo el resto de aficiones.

Por eso, que LeBron James se convirtiera en el gran mesías prometido en la tierra de Ohio y les haya llevado un título de la NBA es algo muy serio. Mucho. No sólo para la franquicia de baloncesto sino para todo el entorno deportivo de la ciudad.

A partir de ahora dejarán de ser los 'pupas' y podrán mirar de igual a igual al resto de ciudades. Al menos a las que tienen más a mano, en el medioeste norteamericano. Y eso nos lleva a la reflexión de que la afición de los Cleveland Browns, una de la más derrotistas de la época moderna de la NFL, va a afrontar el futuro de manera diferente. A fin de cuentas, la mayoría de abonas y poseedores de entradas para ver a sus Browns hoy, ahora mismo, aún está celebrando el triunfo de sus Cavaliers.

Lo que eso significa es que ya no van a ir derrotados de antemano al estadio y, eso, por poca cosa que parezca, ya es mucho. Es el primer paso para borrar la cultura del fracaso del equipo.

Por supuesto, eso no hace mejores a los jugadores actuales, ni eleva el proyecto de los Cleveland Browns un palmo de donde se encuentra ahora mismo: en la zona baja, muy baja, de la NFL. Esperar de ellos cualquier cosa que no sea pelear por el número uno del próximo draft no suena demasiado realista.

Sin embargo, sumado el hecho de que Cleveland ya no es ningún páramo abandonado por la victoria y los mieles del triunfo a que en los Browns hay un nuevo régimen tanto en los despachos como en la banda, con el liderazgo de Hue Jackson, un notable ganador, lo que aparece en el horizonte es algo que no se veía desde hacía muchas lunas: la esperanza.

El factor Robert Griffin III

Aún falta un factor por sumar. Se trata de Robert Griffin III, en su día con tanto 'hype', con tanta expectación creada, como LeBron James. Bueno, no, eso es una exageración, pero sí que se le consideró la siguiente gran evolución en el puesto de QB. No cumplió con lo esperado y su nueva aventura en Cleveland no tiene el marchamo de proyecto ganador. Nadie se lo va a pedir. Pero eso no quita para que resulte evidente que aporta una ilusión muy apreciable entre los fans de los Browns.

Ilusión, esperanza y mitos derrocados, fantasmas apresados. En Cleveland hoy ha empezado una nueva era deportiva. Los Browns están lejos de poder sumarse a la ola, pero, aunque sólo sea por un asunto emocional, el futuro huele a alegría. Sus fans les recordarán que ya no están en una ciudad de perdedores.