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BOXEO

Ali volvió a coronarse en África al son de "¡Ali, bomaye!"

"¡Ali, bomaye" (Ali, mátalo en lingalo) resonaba en las gradas cuando Ali saltaba al ring en noches como la histórica "The Rumble in The Jungle".

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Ali volvió a coronarse en África al son de "¡Ali, bomaye!"
Diario AS

“The Rumble in The Jungle” será siempre una de las noches del boxeo norteamericano más recordadas de la historia. Muhammad Ali, con 32 años y tras la retirada de la licencia de boxeo por negarse a ir a la guerra de Vietnam, venía de ganar a Frazier en el Madison Square Garden de Nueva York, lo que le convertía en el primer contendiente para el título que ostentaba un joven Foreman con un récord de 40-0 (37) y unos puños demoledores. La prensa de la época lo tenía claro, el favorito era Foreman, algo que no le sentó demasiado bien a Ali.

El combate se celebró en Kinshasha, Zaire, gracias a que el promotor Don King llegó a un acuerdo con el dictador del país, Mobutu Sese Seko, que pagó una buena cantidad de dinero para que la pelea sirviese como promoción de su país. King además impuso como condición que el combate se celebrase a las 4:00 de la mañana en el país africano para que el horario coincidiese con el de la costa este norteamericana.

En los días previos al combate, las ruedas de prensa eran un hervidero y cada declaración aumentaba más las ganas que se tenían ambos. Foreman aseguró aún en Nueva York que Ali le duraría poco mientras Clay seguía con el estilo fanfarrón que le había acompañado durante toda su carrera. Tras acabar el combate entre Foreman y Norton en Caracas en el que “Big George” destrozó a su rival, Ali habló con contundencia para la televisión: “Voy a retirar George Foreman. Es lento, él no me puede golpear así, soy un profesional. Ha pegado a Norton como lo hace con todos sus rivales, cogiéndoles pronto. Si alguien es capaz de aguantar lejos de su alcance durante cinco asaltos, retirará a George Foreman”. ‘The Greatest’ tenía clara su estrategia: “Foreman depende de tirar a su rival en los dos primeros asaltos, si no lo consigue se siente frustrado” y con más énfasis añadió: “¡Y a voy a retirarle!”.

En Zaire, la gente adoraba a ambos boxeadores pero Ali era su favorito, su campeón. “¡Ali, bomaye” (Ali, mátalo en lingala, uno de los idiomas locales) resonaba cuando veían al boxeador.

En la madrugada del 30 de octubre de 1974, no cabía nadie más en el Estadio 20 de mayo de Kinsasa para ver un combate que marcaría la historia del boxeo. En juego, los títulos de peso pesado de la CMB, la AMB y el de campeón lineal a 15 asaltos. Muhammad Ali subió primero al ring acompañado de su elenco entre los que estaba su entrenador Angello Dundee. Minutos más tarde, apareció Foreman y, tras sonar los himnos, todo estaba listo para comenzar.

Clay siguió la estrategia anunciada y decidió aguantar los puñetazos de Foreman y atacar con directos. El campeón descargaba sus golpes con fuerza mientras Ali se dejaba ir contra las cuerdas y le agarraba recurrentemente de la nuca para detener las combinaciones. Una táctica que exigía una gran capacidad de resistencia tanto para él como para su rival, que tendría que llevar la iniciativa durante todo el combate.

Ali no se equivocó. Foreman cada vez estaba más cansado y él aprovechaba para lanzar puñetazos rápidos que además, enloquecían al público. Ali no volaba como una mariposa, pero si seguía picando como una abeja. El juego psicológico también fue importante tal y como reveló Foreman años después del combate: “En el tercer round, le di un puñetazo fuerte en el costado. Él se tiró encima y me dijo: ‘¿Eso es todo lo que tienes, George?’ Me asustó”.

‘The Greatest’ aguantó y aguantó con el ‘dope a rope’. En el octavo asalto, cuando el reloj rondaba los 20 segundos para el final, Ali seguía resistiendo las acometidas de Foreman pero encontró la oportunidad para ponerle fin al combate.

“¡Ali, bomaye!, ¡Ali, bomaye” resonaba en la grada mientras Muhammad estaba encerrado en una de las esquinas del ring ante un Foreman muy cansado. Ali empezó a soltar directos hasta sacarlo al centro del ring donde una buena combinación acabó con el combate.

El púgil se apuntó dos hitos más a su carrera: ser el segundo campeón mundial indiscutido de los pesados de la historia y ser el hombre que puso fin a la condición de invicto de George Foreman.

Tras el combate, Ali siguió peleando. Esta vez, contra sus críticos. “¡Que deje de hablar todo el mundo!” gritaba ante el micrófono de la televisión- “Os digo a todos, a todos mis críticos, que yo soy el más grande de todos los tiempos. Os lo dije cuando gané a Liston y os lo digo hoy, soy el más grande de todos los tiempos. Nunca más digáis que voy a ser derrotado, nunca más digáis que soy el underdog (el púgil no favorito)”.

Después de “The Rumble in the Jungle” su carrera continuó con peleas para todos los gustos. Algunas se han calificado de innecesarias y otras de históricas como “Thirlla in Manila”, el último enfrentamiento entre ‘The Greatest’ y ‘Smokin´Joe’ Frazier.