Gary Kubiak eleva la tontería de postemportada al infinito
El entrenador de los Denver Broncos jura y perjura que su QB Trevor Siemian puede quitarle el puesto a Mark Sánchez o Paxton Lynch este año.
Estamos a 'escasos' 100 días de que comience la NFL y hemos dejado atrás el draft. Hemos dejado atrás, incluso, los primeros entrenamientos de los rookies y las primeras actividades organizadas de los equipos. Hemos llegado, señores, al gran desierto. Espero que tengan sus cantimploras llenas porque nos queda lo más duro de la travesía.
Es en estos días cuando pueden aparecer noticias con un sentido de la realidad un tanto distorsionado, y se pueden crear debates interminables sobre tops de jugadores o qué equipos se prensentan en mejor forma. De hecho, no tenemos ni un miserable culebrón de entidad que llevarnos a la boca, más allá de los New York Jets y Ryan Fitzpatrick.
Podríamos hacer una competición con las cosas tontas de la offseason y ver a donde nos llevaba esto, pero lo cierto es que esa idea nos la acaba de reventar Gary Kubiak, entrenador de los Denver Broncos, elevando la tontería de de postemporada al infinito.
Los actuales campeones de la Super Bowl tienen un problema en el puesto de QB. O lo tuvieron. Se les retiró Peyton Manning y se les escapó en la agencia libre Brock Osweiler. Así que lo solucionaron fichando a Mark Sánchez y eligiendo a Paxton Lynch en primera ronda del draft. Bajo cualquier estándar, ahora mismo Sánchez es el titular y Lynch es el hombre del futuro de la franquicia, con opciones del segundo de hacerse con la titularidad en el mismo momento en que lo consideren preparado, sea eso el año que viene, en la semana 8 o en agosto.
Pero lo que es seguro es que Trevor Siemian, el tercero en discordia, sólo tendrá opciones si algo extraño sucede con los dos primeros. Así funciona la jerarquía en los equipos de la NFL. Pues bien, Kubiak ha dicho hoy mismo que la competición está abierta entre los tres y que cualquiera puede ser el titular.
Errrrr, no, Gary, eso no es así, como bien sabes. Sería un seísmo difícil de explicar dentro del vestuario, difícil de vender a la gerencia y con pocas opciones de ser entendido por la afición. La declaración obedece, pues, al momento del año en que estamos y a querer calentar un poco las cosas a su titular y a su promesa.
Sin duda, veremos más declaraciones de entrenadores de este tipo a lo largo de las próximas semanas, según nos acercamos a los campos de entrenamiento, y sabremos que su fundamento es el mismo que en este caso: cero.