Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

GRANDES CONTRATOS

Las víctimas colaterales del acuerdo de Stephen Strasburg

El contrato del pitcher de los Nationals tendrá sus consecuencias a la hora de negociar con los grandes agentes libres y el mercado de traspasos.

Jake Arrieta pasará por caja y será recompensado por algún equipo de las Grandes Ligas.
David BanksUSA Today Sports

Después de las notables y variadas actuaciones por parte de los pitchers titulares a lo largo de la última semana en las Grandes Ligas, hay un argumento claro que es de conocimiento público en la competición y es la valía en todos los sentidos de los pitchers titulares, aquellos responsables de asumir gran parte de sus salidas sino en su totalidad, como acaba de hacer el gran Clayton Kershaw.

Y todo esto viene a cuento de la ampliación de contrato de Stephen Strasburg con los Washington Nationals, a razón de 175 millones a lo largo de los próximos siete años.

Siempre se ha dicho que los equipos que aspiren a levantar el trofeo del comisionado de la MLB deben de ser poderosos y tener una rotación de pitchers titulares que sea un bastión, siendo esto especialmente cierto en la postemporada.

Sin embargo, hemos tenido ejemplos en años recientes acerca de la relativa importancia de los miembros de esas rotaciones, ya que los relevistas o miembros del bullpen han demostrado ser tan valiosos o más que los titulares, y con una porción de la tarta del presupuesto del club sensiblemente inferior. Véase el caso de los Kansas City Royals en 2014 y 2015.

También existe el caso de que una profunda rotación no tiene porque ser sinónimo de triunfo en la Tierra Prometida. Los Mets cuentan con una maravillosa rotación, pero no fueron capaces de superar a los de Kansas City. Hay ocasiones en las que un solo hombre puede ser suficiente para ganar las Series Mundiales, aunque para ello se requiera de una actuación histórica. Para más referencias, véase Madison Bumgarner en 2014.

No obstante, a pesar de los argumentos a favor o en contra de la importancia de los abridores, hay una gran verdad y es que los equipos la valoran y mucho. Sólo hay que repasar lo invertido en esta pasada offseason a cargo de Boston Red Sox en David Price (7 años y 217 millones de dólares), Arizona Diamondbacks en Zack Greinke (6 años y 206.5 millones) o San Francisco Giants en Johnny Cueto (6 años y 130 millones) y Jeff Samardzija (5 años y 90 millones).

Tener profundidad en la rotación cuenta y vale mucho.

A todo esto, llega la ampliación de contrato de Stephen Strasburg con los Nationals. La industria ha valorado esta operación por parte de la franquicia capitalina de distintas maneras. Se aprecia que la inversión está hecha en un joven de 28 años, cuyos mejores años todavía están por delante, con margen de mejora y que el único inconveniente que hay a la operación es que los seis pasos de Strasburg por la lista de lesionados le han impedido dar el salto cualitativo de cara a ganar el Cy Young que siempre se le ha pronosticado en su carrera.

Más allá de los notables números en efectividad ajustada y strikeouts por cada nueve entradas (10.5) de Strasburg, la clave es que los pitchers son considerados bombas de relojería con piernas ya que su trabajo requiere de un proceso al que el cuerpo humano NO está diseñado para realizar. Es así de duro y de sencillo.

Y las consecuencias no van a tardar en llegar. Vamos, que apenas pasaron 24 horas antes de que le preguntaran a Jake Arrieta sobre su situación (es agente libre tras el 2017) y su relación con el caso de Strasburg. Y es que Arrieta se limitó a decir que sus números hablan por sí mismos, y tiene razón, ya que nadie ha sido capaz de rendir a tan alto nivel desde el año pasado. Jake Arrieta se ha situado en el plano en el que sólo está el jugador de los Cubs.

Ah, y que los Cubs se olviden de un descuento por estar cómodo y querer seguir ahí. Los Cachorros de Chicago tendrán que rascarse el bolsillo y de qué manera cuando le llegue su momento, que le llegará.

La ampliación de contrato de Strasburg y su valor va a tener un impacto brutal aunque no de cara al próximo período de agentes libres que se ha quedado mucho más desangelado con su firma. A no ser que ocurra algo raro, no veo ningún motivo por el que Andrew Cashner y compañía vayan a acercarse a los emolumentos que hemos visto hace pocos meses. Arrojan muchas sombras y pocas luces. Demasiadas.

No, el impacto va a ser no sólo en próximos períodos de agencia libre que no están muy lejos en el horizonte como el de Arrieta (2017) o José Fernández y potencialmente Clayton Kershaw, que tiene una cláusula de escape aunque lo lógico sería que acabara su carrera en el mismo equipo que le drafteó, en los Dodgers. Si Strasburg obtiene 175 millones y ha logrado mucho menos que yo, ¿por qué me voy a tener que conformar con esa cantidad? ¡Yo valgo mucho más!

Y eso que ni siquiera hemos hablado de futuras ampliaciones de contrato que les tocarán en su momento a superestrellas como Chris Sale y Madison Bumgarner, que firmaron contratos muy favorables para el club y que garantizaron el futuro para estos jugadores hasta el 2020. Pero todo lo bueno acaba y en ambos casos, sería crucial aproximarse al representante de cara a mantener a la estrella contenta y, no menos importante, bien pagada.

La influencia del contrato de Strasburg no va a terminar ahí. El mercado de traspasos, en el que un pitcher talentoso y joven, bajo el control del club a un precio razonable, va a estar muy interesante. Si los Diamondbacks traspasaron a gran parte de sus promesas por Shelby Miller, la situación puede tornarse muy interesante. ¿Traspasarán los Mets a Matt Harvey antes de que su salario se les vaya de las manos? Sería una buena manera de reforzar la plantilla en distintas áreas y salvaría recursos que se destinarían a atar a largo plazo a Jacob deGrom o el caso más interesante todavía de Noah Syndergaard.

Lo que sí está claro es que el panorama tras la renovación de Strasburg se ha vuelto más fascinante todavía y que las cábalas no van a hacer sino empezar. No todo va a ser hablar de la posibilidad de un megatraspaso de Mike Trout, ¿verdad?