El mayor capital de los Browns tras el draft es la ilusión
El draft de Cleveland puede parecer caótico o fuera de lo convencional, pero para esto contrataron a la nueva directiva. Seguir lo tradicional no les fue bien.
Al ser humano le encanta calificar todo, desde la valoración de nuestros políticos a las conquistas sexuales. El draft no es una excepción, y como las anteriores, igual de subjetiva e inútil. Pero hay un principio básico: guiarse por el mismo patrón. Puesto que al contrario de la mayoría de las franquicias, los Browns no partían con el propósito de mejora inmediata, sino el de establecer una nueva filosofía, resultaría engañoso juzgar su draft siguiendo dicho criterio.
Los Browns llegaban al draft con la misión de dinamizar su ataque y potenciar la presión al QB, y hacia estos objetivos se enfocaron con ahínco. De sus 14 selecciones, 4 fueron receptores (5 si sumamos al TE) y otras 3 pass-rushers. Del WR Coleman ya hablamos, pero después llegaron de todos los colores: versátiles (Louis), habilidosos (Higgins), seguros (Payton)... a quienes Hue Jackson podrá combinar en su mente ofensiva para hacer diabluras, y clara demostración de la limpieza que se avecina en la unidad. Para aquellos sorprendidos con ciertas elecciones, como el “sobrevalorado” Louis o el “desconocido” TE Devalve, quédense con un concepto: SPARQ, un método analítico desarrollado por Nike para evaluar atletas. Las siglas responden a Speed (velocidad), Power (potencia), Agility (agilidad), Reaction (reacción) y Quickness (rapidez). Aplicado al proceso del draft, se podrían corresponder con las 40 yardas, levantamiento de pesas, ejercicios de conos y salto vertical, con el peso de cada jugador como elemento “normalizador”. Bajo estas premisas, los jugadores citados ocupaban los puestos más altos en sus respectivas posiciones. Teniendo en cuenta que estos estudios matemáticos no son ajenos a la nueva directiva, no extraña que hayan podido servir de soporte en sus elecciones. No son pioneros en hacerlo. Los Seahawks llevan utilizándolos hace tiempo, y no les ha ido muy mal.
Retomando el aspecto deportivo, en defensa apostaron claramente por el sack, un valor al alza en la NFL actual. Ogbah (DE/OLB), Nassib (DE) y Schobert (OLB), aparte de sus habilidades para penetrar en el pocket tienen algo más en común: ética de trabajo, una cualidad imprescindible en la disciplina que pretender implantar Jackson. Hay otro elemento que les une, su presunta falta de adaptación a la presumible defensa 3-4 que alinearán los Browns. Sin embargo, la liga tiende a que estas tradicionales y rígidas disposiciones defensivas pasen a ser cosa del pasado. 4-3 under, formaciones 5-2, frentes 2-4-5... una sopa de dígitos tal, que resulta aventurado pronosticar cómo encajaran en el sistema mientras no veamos su disposición sobre el campo.
Con el resto de elecciones trataron de paliar las bajas sufridas. Drango (OG) para el interior de la OL por la marcha de Mack, Kindred (SF) por Gipson, Wright (ILB) por Dansby, Caldwell (CB) para equipos especiales y Shon Coleman (RT) por Schwartz. Éste último, quien felizmente superó un cáncer, festejó haber sido drafteado en la planta de oncología infantil del hospital donde había sido tratado. Los Browns necesitan noticias solidarias de esta índole tras aparecer reiterada y negativamente en prensa como consecuencia de los desmadres de Johnny Manziel.
Probablemente la selección más discutible sea la del QB Kessler. Un jugador innecesario al disponer ya de, presumiblemente, QB titular y suplente, pero que por ser una elección tan alta (3ª ronda) todo hace indicar que tendrá plaza asegurada en el roster. Puede ser un capricho personal de Jackson, resultado de los 4 años que entrenó en USC, cuyas críticas ha cortado de raíz pidiendo confianza en su decisión. No da la impresión que Kessler vaya a ser la cara de la franquicia, pero tal vez no sea ésta la intención. McCown tiene contrato por esta campaña y la que viene, pero también 36 años. Quizá el objetivo sea formar para el futuro un buen reserva.
Otro pick controvertido, pero por su ausencia, fue el de un RB. Para uno de los equipos menos productivos por tierra en 2015, sorprende que ignoren el backfield tanto en la agencia libre como en el draft. La fe de Jackson en la dupla Crowell-Johnson es admirable, pero poco creíble.
No negaré que es una promoción difícil de analizar, en la cual parece que se busca más el éxito por cálculo de probabilidades al seleccionar muchos jugadores que al escogerlos de manera más meditada. Pero todo responde a un plan, cuyo fruto no se recogerá enseguida. Si algún día se reconoce el draft de 2016 como el que cambió la dinámica de los Browns no será ahora, apenas un par de semanas después. Para tener una visión global no podemos olvidar que aparte de estos jugadores, obtuvieron una primera y una segunda ronda extras de 2017, más otra segunda en 2018. Quizá cuando se sumen estos jugadores futuros, cambie nuestra actual perspectiva. A los logros de la directiva hay que añadir el hecho de conseguir bajar de la 10ª elección y aun así adquirir al WR que pretendían, ya que por el nuevo convenio, prolongar un 5º año de contrato a los jugadores de 1ª ronda drafteados después de ese puesto es bastante más económico. Sólo queda que el buen hacer en los despachos se traslade al campo de juego, pero está claro que la ruptura con el pasado es total, para regocijo de sus sufridos seguidores.