Triste noticia para el mundo: no habrá más Gronk's Party Ship

Hoy el mundo es un lugar un poco más triste, más gris, más feo: Rob Gronkowski y sus hermanos han decidido que su crucero loco no se repita el año que viene. Todo lo bueno se acaba, amigos.

Quizás recordéis que en el mes de febrero, Rob Gronkowski, el excepcional tight end de los New England Patriots y, así mismo, excepcional representante de la gran estirpe de fiesteros sin medida que el mundo ha dado, se embarcó junto con algunos de sus hermanos en un crucero con destino a una isla privada en la que había todo tipo de eventos musicales, alcohólicos y sexuales durante una semana de absoluta locura. 

Ya suena lo suficientemente disparatado como para ser genial, y no es que sea Gornkowski alguien conocido por ponerse límites ni dentro ni fuera del campo en lo que a pasarlo bien se refiere, pero como sería el viaje que ha llegado a la conclusión de que se le fue un poco de las manos y se convirtió en algo demasiado pasado de vueltas. Algo demasiado pasado de vueltas para un Gronkowski. Oh, colegas, ahora sí que me da lástima no haber participado.

La revelación la hizo uno de los cuatro hermanos de Rob, Glenn. Precisamente Glenn fue el único de su familia que se perdió el crucero. Estaba preparándose para entrar en el draft de la NFL y decidió que era mejor no ir. Chico listo. Le salió bien la jugada, pues ahora mismo está enrolado en los Buffalo Bills. Precisamente de Buffalo es de donde son originarios los Gronkowski.

Que el crucero haya sido un acontecimiento de un sólo año no significa que Gronk se haya reformado. Por Dios. Nadie quiere eso. El propio Glenn contó que para celebrar su firma con los Bills sus cuatro hermanos se fueron a Buffalo y estuvieron toda la noche pasándolo como saben "haciendo cosas que es mejor que no revele en público", dijo Glenn. De nuevo, y conociendo al personal, como sería ese crucero para que no se vuelva a repetir.