NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

HOUSTON ASTROS

Los Houston Astros no consiguen dar con la tecla

Los texanos, que fueron capaces de llegar a los playoffs el año pasado, han empezado muy mal esta temporada y ocupan la última plaza de su división.

Ni las heroicidades de Colby Rasmus han ayudado a que los Astros comiencen como se espera.
Eric Christian SmithAFP

Durante el 2015, la franquicia texana fue una de las agradables sorpresas de la competición. Superando todas las expectativas que se habían generado en torno a un equipo que fue un modelo de consistencia en la Liga Nacional, pero cuyo paso a la Americana supuso la llegada a la cruda realidad.

Sus 86 triunfos en 2015 les permitieron alcanzar una de las dos plazas que daban derecho a disputar el Wild Card Game, ese fantástico invento del anterior comisionado Bug Selig, y cuyo mayor aliciente es que los dos participantes tenían que lanzarse a la yugular del adversario en un solo encuentro, una diferencia significativa respecto a lo que es el devenir de este deporte, al menos en el escenario de las Grandes Ligas, donde el vencedor se proclama en el formato ‘serie’, ya sea en dos, tres o cuatro partidos en temporada regular o al mejor de cinco o siete ya en playoffs.

Nunca hay que menospreciar el impacto que puede resultar de tener a los eventuales campeones del mundo a menos de seis outs de quedar fuera y ver cómo fueron capaces de dar la vuelta a la situación, pero no nos adelantemos.

Después de la travesía por el desierto, que afrontaron una dura reconstrucción en la que se perdieron una cifra que produce vergüenza, pero que les permitió elegir bien arriba en el draft, los Houston Astros llegaban para quedarse… o eso pensaban.

Si repasamos las opciones que veíamos al comienzo de la temporada, nueve de los diez en nuestra guía de la MLB, les dábamos como participantes en los playoffs. Puede que Carlos Coello sea el más listo de todos, aunque no hay que precipitarse ya que esto no ha hecho más que comenzar.

El mayor problema para los texanos está siendo la efectividad de sus pitchers, ya sea la rotación o en el bullpen. La efectividad de los titulares, los responsables de afrontar seis o siete entradas en cada asignación, era de 5.38 antes de la jornada dominical frente a los Red Sox y, después de que Feldman concediese tres carreras limpias en cuatro entradas y un tercio, no es que mejore precisamente.

Si uno repasa la efectividad de los titulares, es deprimente. Mike Fiers (5.73), Scott Feldman (4.58), Collin McHugh (7.56) y Doug Fister (5.94) la conforman. Ni siquiera Dallas Keuchel se salva con su 3.71, flojo para su estándar aunque es un poco tramposo por su horrible partido contra los Rangers y sus seis carreras en seis entradas.

Esa falta de efectividad obliga a que los relevistas salgan más pronto y más a menudo. Sólo los relevistas de los Red Sox han completado más entradas y eso llega a que el punto de ebullición de estos relevistas haya llegado. Ken Giles llegó para lanzar la novena, pero tendrá que recuperar su mojo si quiere volver a ser lo que era, que lo conseguirá porque es muy bueno.

No todo es malo en los Astros. Colby Rasmus está bateando como si no hubiera un mañana. Altuve no deja de producir bateos de línea en todas las direcciones e incluso a la grada y Carlos Correa sólo va a mejorar.

En definitiva, el balance es pésimo con el 6-13, pero los Rangers únicamente se encuentran a cuatro encuentros de distancia y Lance McCullers, que aportó gran estabilidad a la rotación, está cada vez más cerca.

La paciencia es una virtud y, más en una carrera de fondo.