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FÚTBOL SALA | UEFA CUP

El Ugra ruso hace llorar al Movistar Inter en su Final Four

Los telefónicos cayeron por 4-3 ante los rusos en Guadalajara. El partido estuvo marcado por la lesión de Ricardinho.

El Movistar llora por la derrota.
Chema Díaz.

Lo que sucedió este domingo en Guadalajara fue una oda al fútbol sala. Pero como también ocurre con las buenas películas, el final no siempre es feliz y esta vez le tocó vivir al Movistar un desenlace dramático. Donde vio cómo su sueño europeo, el de todo el club que había hecho un gran esfuerzo por organizar esta Final Four y el toda su afición que abarrotó el Multiusos de Guadalajara, se le escapó en los últimos minutos de un partido tremendo para alegría del Ugra, el nuevo rey del fútbol sala europeo. El conjunto ruso, un potente equipo hecho con el dinero de Gazprom para lograr títulos y que en su primera participación ya ha añadido el máximo torneo continental a sus vitrinas.

Y es que la etiqueta de debutante no hacía honor a la tremenda capacidad del equipo ruso, con jugadores curtidos en mil batallas que nunca se arrugaron ante el tremendo empuje del Movistar, que no obstante tuvo a su rival contra las cuerdas muchos minutos. Pero un gol de Afanasyev a falta de dos minutos, y la puntilla de Katata a 50 segundos de la bocina, fueron demasiado hasta para un plantillón como el del equipo madrileño.

Ya desde el comienzo todo hacía presagiar que el choque sería de órdago y las dudas que se habían generado durante la previa se despejaron pronto. Nadie se guardaba nada: Ricardinho y Cardinal en el Movistar, así como Eder Lima en Ugra, iban a jugar. La ocasión, el partido más importante de la temporada, requería forzar lo que hiciera falta.

Otra incógnita que despejó rápidamente fue que al Ugra es que no le iba a pesar ni el ambiente hostil, ni la calidad y la historia del Movistar. Andaba sobrado de calidad y experiencia. Eso le permitió golpear primero. Robinho, una pesadilla durante todo el partido, recibió en la banda y lo siguiente que supo la defensa española es que Afanasyev (otro que ha completado una final four enorme) había hecho el 0-1.

El partido podía haberse puesto ya cuesta arriba para los españoles si no fuera por el tremendo error que cometió el Ugra pocos segundos después. Un Ricardinho, que a pesar de no estar al 100% (apenas tiró a puerta) se mostraba motivadísimo, le robaba un balón a Caio y lo cedía a Cardinal para que empatara a placer. La conexión lusa no sólo participaba, sino que estaba enchufada.

Y así lo volvió a demostrar Ricardinho en el 2-1. Pase medido a Pola que con un inmenso control se iba de Lyskov y batía por bajo a Slemzin. Pero el Ugra de Kaká no se descomponía a pesar de los golpes de genialidad de los españoles. Marcenio ponía el 2-2 en otra jugada que, como no, arrancaba en los pies de Robinho.

Visto a posteriori, fue el no llegar a ese descanso por delante lo que a los anfitriones dejaron tocados. Tras llevar la iniciativa durante todo el primer periodo, debían volver a empezar. El problema es que el más mínimo error de concentración en defensa acababa con una ocasión rusa. Así era imposible volcarse sobre la portería de Slemzin. Por tanto, el partido llegó con empate (2-2) a los dos últimos minutos. 120 segundos donde ocurrió de todo.

Un saque de esquina era rematado por Robinho y el balón era empujado por Afanasyev para el 2-3. Un jarro de agua fría tremendo, más cuando los intentos de empate, ya con Daniel de portero-jugador, no fructificaban y desembocaban en el estrambótico 2-4 de Katata. Un tanto que a punto estuvo de no ser definitivo, ya que el Movistar no se rindió jamás.

Daniel anotó el 3-4 a falta de 44 segundos y, afalta de 32, el Ugra se quedaba con uno menos por expulsión de Chishkala. Apenas restaba medio minuto, pero esa roja volvía a hacer creer y a punto estuvo Movistar de llevar el encuentro a la prórroga con un disparo de Humberto al palo y un rechace que no acabó en las redes de milagro. Pero el destino ya estaba escrito. El guión del gran día para el Movistar había sido escrito con un final dramático para los españoles. La cuarta UEFA tendrá que esperar.