El Pintor del Pasatiempo Nacional
La muy valorada obra de Graig Kreindler representa, pincelada a pincelada, los grandes momentos y a los grandes protagonistas del pasatiempo nacional.
Ha comenzado la temporada de béisbol y en su casa de Airmont, Nueva York, Graig Kreindler ve por televisión unas entradas del partido de sus amados Yankees, hasta que decide apagarla y bajar cabizbajo al sótano donde tiene su estudio de pintura. Allí, sobre un caballete, descansa un óleo en el que aparece Mantle, Ruth, DiMaggio o Gehrig, miembros de la gloriosa estirpe de los bombarderos del Bronx.
Kreindler nació en 1980 en el condado de Rockland en Nueva York y debe su nombre al tercera base de los Yankees, Graig Nettles. Su padre, ávido coleccionista de cromos que tiene ejemplares que datan de 1940, y su madre, que creció en una familia pendiente de los partidos de los Dodgers, le llevaron por primera vez a un partido cuando tenía menos de un año, por lo que su afición al pasatiempo nacional le llegó de manera natural. Él mismo dice que era el único de su clase de primaria que sabía quién era Don Larsen o conocía la causa por la que Gil Hodges se encuentra en el salón de la fama. Graduado con honores en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York pensó en dedicarse a la ciencia ficción, hasta que un día se planteó que en vez de una nave espacial podía pintar un home run.
Las imágenes que Kreindler reproduce pertenecen a una época en la que los jugadores eran accesibles, el familiar ambiente en el estadio era tan importante como lo que ocurría en el diamante y, sobre todo, están grabadas en blanco y negro en la memoria de todos. Para preservar la veracidad de esos momentos no deja nada a la invención y realiza una profunda investigación para saber de qué color eran los carteles de publicidad de los campos, cuál era el estilo de los uniformes, las condiciones meteorológicas de un partido concreto, las obras de un estadio o la fecha en que se disputó, ya que el sol no alumbra ni sale de la misma manera en abril que en noviembre.
Sus obras, por las que ha obtenido el premio del museo Norman Ruckwell y el de la Academia de la Sociedad de Ilustradores, han obtenido reconocimiento fuera del mundo del deporte. Su trabajo forma parte del catálogo de la galería de arte Objects and Images en Bronxville, Nueva York. Dean Lombardo, el dueño de la galería, le entregó a Yogi Berra un óleo de Kreindler en el que el glorioso cátcher de los Yankees salta a los brazos de Don Larsen tras el partido perfecto de éste contra los, adorados por su madre, Dodgers en la serie mundial de 1956. El cuadro cuelga de las paredes del museo de Yogi Berra.
Kreindler ha manifestado que no tiene interés en que sus obras cuelguen en el salón de la fama en Cooperstown, prefiere que adornen los muros de pequeños museos de béisbol a los que dona sus obras.
Sus pinturas abarcan un rango que va desde un retrato de Harry Wright, primer manager que entró en el salón de la fama de 1869, a un encargo de un profesor que le pidió que retratara a los Red Sox que rompieron la maldición del Bambino en 2004. Obviamente, para realizar imágenes actuales cuenta con mucha más ayuda, por la ingente cantidad de fotos e imágenes de las que disponemos hoy en día.
Ha comenzado la temporada de béisbol y mientras Kreindler sufre con el dubitativo comienzo de los bombarderos del Bronx, sigue pintando en el sótano de su casa cuadros que forman parte de la historia de éste deporte.