Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

FINAL COPA DEL REY DE RUGBY

El Silverstorm El Salvador rompe la racha del Quesos (13-9)

Ante 26.500 espectadores en Zorrilla y con la presencia del Rey Felipe VI en el palco, el Quesos, campeón los dos últimos años, perdió su corona.

El Silverstorm El Salvador, nuevo campeón de la Copa del Rey de rugby.
El Silverstorm El Salvador, nuevo campeón de la Copa del Rey de rugby.
JUAN PAZOS

Es un partido difícil de olvidar, un día que pasará a la historia y los que estuvieron en Zorrilla podrán decir aquello de “Sí, yo estuve allí”. Desde 15 días antes no había entradas y eso presagiaba acontecimiento grande de verdad, coronado con la presencia del rey Felipe VI, que entregó la Copa sobre el mismo césped al campeón, SilverStorm El Salvador, que consiguió la victoria por 13-9 ante su eterno rival, el Quesos Entrepinares.

Todo estaba preparado para la fiesta. Tres horas antes del comienzo del encuentro empezó a llegar el público, para completar el aforo de Zorrilla a una hora de que el árbitro, el señor Molpeceres, diera el pitido inicial. Convivencia perfecta entre dos aficiones cuya acérrima rivalidad no les impide exhibir su educación, pues en el rugby saben que sin un rival no hay espectáculo y eso provoca respeto. Cohabitación mezclada en la grada sin un solo incidente, y eso que las localidades no estaban numeradas. La llegada del Rey al palco (ovación de gala) y los acordes del himno nacional marcaron el punto álgido de los prolegómenos, y se podría decir incluso que de la final.

El duelo vino marcado por el escaso juego y la gran intensidad que tienen los derbis, sólo comparable a un Madrid-Barça en fútbol. La batalla de los pateadores estaba planteada: Griffiths en el bando quesero y Katz en el colegial iban sumando puntos con el pie hasta el descanso, al que se llegó con ventaja para el VRAC Quesos Entrepinares por 3-6. El Salvador salió en la reanudación con las ideas claras y fue capaz de aprovechar las cosas que sabe hacer bien, sin complicarse, para meterse en el partido y lograr gracias a un ensayo de Alberto Díaz una ventaja que fue definitiva ante el escaso juego que pudo desplegar el Quesos para remontar.

El final del choque fue un estallido para los blanquinegros, que no partían como favoritos y por ello celebraron con ganas este título, que pasará a los anales del deporte español como el récord de asistencia en un partido (26.500) entre equipos españoles, y por haber mostrado un ejemplo de civismo y convivencia aun cuando la rivalidad marque distancias insalvables.