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CALENDARIO NFL

El calendario de la NFL contra el bochorno de la Champions

Una competición seria y moderna no puede decidir su destino en función del azar, como bien saben en el deporte profesional estadounidense.

Madrid
Dejan Stankovic saca la bola del Atlético de Madrid en el sorteo de Champions.
FABRICE COFFRINIAFP

Uno de los factores que definen a las culturas primitivas es la superstición, presente en todos los ámbitos de la vida, y la consagración del azar como la forma suprema de justicia. La suerte como una especie de diosa ciega que se encarga de disponer los destinos, por supuesto escritos, de los miembros de la comunidad, así como sus decisiones.

Qué cosa tan tribal, tan enfrentada con la inteligencia y el avanceCualquier competición deportiva seria, en pleno siglo XXI, debe saber que los objetivos se consiguen maximizando un diseño estratégico y su aplicación racional. Suena a power point barato, pero es una evidencia. Un mal plan es mejor que una buena improvisación.

Ayer se hacía público el calendario de la NFL, justo doce horas antes de que la UEFA practicara ese aquelarre que es un sorteo para decidir emparejamientos deportivos, en este caso de semifinales de Champions League. El contraste me saca de quicio.

En la NFL, la liga con más ingresos y beneficios del planeta, ya sabemos todos los enfrentamientos de la temporada 2016 y sus horarios. Al acabar la campaña 2015 ya sabíamos los rivales de cada equipo, porque vienen definidos por la clasificación en ese mismo año. Pero, encima, la liga se ha encargado de trufar el calendario con los partidos más interesantes para ocupar los días de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo. Es más, ha puesto el Denver Broncos-Carolina Panthers, la reedición de la Super Bowl, como el partido inaugural.

Puesto, sí, porque aquí la palabra azar no aparece por ninguna parte. Ni en quién juega contra quién, ni que día. Es la forma en la que los seres inteligentes se comportan: piensan y ejecutan. No dejan que una bolita o una moneda decida por ellos. En el mismo sentido funcionan todos los deportes norteamericanos, en los que nada, y digo nada, se deja al azar. Y así les va.

En el otro lado está el fútbol, con ese afán de ponerse en evidencia. Dado que no son capaces de pensar, que lo arregle el bombo. Vale lo mismo para las eliminatorias que para la confección de calendarios ligueros, fases previas, mundiales, eurocopas... en el fútbol, en vez de discutir sobre cual es la forma de maximizar el seguimiento de una competición, de poner los partidos en las fechas claves, de otorgar beneficios a quienes más partidos ganan, de buscar el morbo de emparejamientos deseados por todos, se deja en manos del azar y que haya suerte.

Encima, con el lado oscuro, siempre presente, de aquellos que piensan que no sólo es ridículo dejar que la fortuna decida el camino a seguir en las competiciones sino que, además, ésta está manipulada para favorecer a unos u a otros. Curiosamente esto siempre lo dicen los que pierden, que unos años son unos y otros años son otros, pero esa es conversación para otro momento.

A un gestor deportivo norteamericano se le cuenta que deje de planificar, de pensar, y fíe al azar su negocio, y las carcajadas se escuchan desde la sede de la UEFA en Suiza. Sin embargo, en el fútbol prefieren seguir en la tribu y que los hechiceros hagan su danza de la guerra para cada ronda eliminatoria. Con los aborígenes gritando que el hechicero les engaña.