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Los Angeles Rams

Wentz será, salvo sorpresa, el nuevo rey de Los Angeles

La decisión de los Rams de subir al número 1 del draft pagando una barbaridad parece más una decisión en clave de marketing que un acierto deportivo.

Madrid
Todo apunta a que el quarterback Carson Wentz será elegido por Los Angeles Rams como número 1 del draft 2016.
Joe RobbinsAFP

Cada vez más, la operación de traslado de los Rams a Los Angeles parece presidida por el factor comercial por delante del deportivo. O tal vez a Jeff Fisher le han explicado que no tiene que tener prisa, que confían en él, y que solo le pedirán cuentas a partir de 2018, que en términos deportivos es como hablar de dentro de un par de siglos. Porque es la única explicación para explicar el movimiento convulso, casi caprichoso, que ha sacrificado la reconstrucción global de los Rams para conseguir un jugador que se pueda convertir en la imagen de la reinventada franquicia.

El debate de lo que vale un quarterback vuelve a abrirse, cuando los Rams están dispuestos a ofrecer la friolera de dos segundas rondas y una tercera dentro de dos semanas, y una primera y una tercera dentro de un año, por subir hasta la primera ronda del draft para encontrarlo. Carson Wentz, que será el jugador elegido con el primer pick del draft de 2016 salvo sorpresa, quizá se convierta en el pasador franquicia de los Rams en un momento clave de su historia; el rostro del equipo en su regreso a la ‘Meca del Cine’, el nuevo deportista favorito de los angelinos tras la retirada de Kobe, pero por el camino la franquicia puede quedar como un solar, y casi incapacitada para reaccionar a corto plazo. Algo que ya hemos visto últimamente en el caso de los Redskins, cuando vendieron el alma a los Rams para elegir a Robert Griffin III, o a los Raiders, que en un movimiento inexplicable hipotecaron su futuro para fichar a Carson Palmer. Como se puede ver, los antecedentes no auguran nada bueno. 

Los Rams tendrán en el draft 2016 solo cinco elecciones. La primera global para Wentz, dos cuartas y dos sextas. Y con ellas no solo tienen que cubrir la posición de quarterback. También tienen una línea ofensiva que es un coladero y tampoco abre puertas a Todd Gurley, simple y llanamente no tienen receptores, y la defensa ha sufrido un descalabro con la marcha de Chris Long, Nick Fairley, Laurinatis y Jandris Jenkins.

Quizá ese sea el precio de estar en la cima del mundo de la NFL el día del draft, pero parece más una decisión empresarial de Stan Kroenke, en clave de marketing y buscando dar protagonismo a los Rams en California desde el primer día, que una deportiva de Jeff Fisher, al que no imagino haciéndose este harakiri. Tampoco es una decisión propia de Les Snead, un general manager que en 2012 inició una magnífica reconstrucción haciendo exactamente lo contrario que hoy. Hasta ahora siempre habíamos visto a Kroenke tomar buenas decisiones empresariales con agresividad y valentía, pero a partir de ahora quizá tengamos que preguntarnos si no terminará siendo otro Jerry Jones, empeñado en gestionar el vestuario desde su despacho.

Todos suponíamos que los Rams iban a hacer un esfuerzo para hacerse con un quarterback franquicia, y la idea no parecía descabellada. Lo que parece disparatado es que hayan estado dispuestos a pagar tanto, y más por un quarterback tan lleno de interrogantes como Wentz. Y eso solo se explica por la desesperación, estado en el que no parecían estar en Los Angeles, o porque había más novias dispuestas a pagar tan alto precio, y eso ha obligado a los Rams a echar un órdago no solo tan caro, sino tantos días antes del draft, algo que también resulta sorprendente.

Por tanto, no hay que descartar que en el mar quede escondido otro tiburón dispuesto a vender el alma a los Browns con tal de subir al segundo escalón a por Goff.

Por el camino, los que salimos ganando somos los aficionados, que siempre estamos encantados con este tipo de movimientos. Definitivamente, el draft 2016 promete ser más divertido que nunca.