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PATINAJE ARTÍSTICO | MUNDIALES DE BOSTON

Cómo Javier Fernández se transformó en ‘Superjavi’

El madrileño se fue muy joven, con solo 17 años a Estados Unidos sin saber apenas inglés, luego se marchó a Canadá y ahora, con 24, es doble campeón mundial. Una gran carrera.

Cómo Javier Fernández se transformó en ‘Superjavi’

La primera vez que Javier Fernández (Madrid, 1991) pisó una pista de hielo tenía seis años. Acompañó a su hermana Laura, patinadora por aquel entonces y como Javi ha reconocido "una figura clave" en su carrera. Este hijo de Enriqueta, una cartera de correos, y de Antonio, un militar, se sintió cómodo con los patines y sus padres encontraron una distracción para aquel chaval inquieto que veraneaba en Navalacruz, el pueblo de Iker Casillas. Pronto los expertos de la Federación vieron que tras el distraído y travieso Lagartijo (como le apodaban) había talento.

En 2007, con 15 años, se estrenó a nivel internacional cuando fue 28º de Europa y 35º del mundo. Nada hacía presagiar que allí había una estrella. Pero estaba ahí... Y muy grande. Siguió su progresión y en 2009, con 17, el ruso Nikolay Morozov le ofreció irse a Estados Unidos para entrenarse allí gratis. Javi no sabía ni pizca de inglés, pero fue valiente y se marchó sin demasiado recursos económicos a New Jersey. La apuesta salió mal. No se adaptó al grupo de Morozov y se sintió aislado. Pese a ello fue a los Juegos de Vancouver, donde fue 14º. Sin embargo, no disfrutaba. "Me veía montando muebles", reconoció. Y en 2011 llegó el milagro.

Desencantado tras el Mundial de Moscú, Javi habló con Brian Orser, un simpático medallista olímpico en 1984 y 1988, que le ofreció acogerle en su equipo de élite en Toronto. Del mal rollo con el disciplinado Morozov, Javi pasó a la alegría con Orser. El canadiense entendió el espíritu libre del madrileño, a la vez que supo inculcarle un serio método de trabajo. Y llegaron los éxitos, uno detrás de otro. Primero fue el triunfo en el Skate Canada, cuando los diarios del país se preguntaban "¿Puede nacer un patinador en la tierra de los toreros?". La respuesta era un sí rotundo, que se confirmó en 2013 con su primer oro europeo y el bronce mundial. En 2014 repitió esos resultados, pero se llevó la gran decepción de ser cuarto en los Juegos de Sochi, tras Hanyu, Chan y Ten.

En 2015, donde sumó un indiscutible tercer europeo, llegó su gran salto de calidad, cuando en Shanghai se anotó el Mundial por delante del japonés Hanyu, el campeón olímpico y su compañero de entrenamientos . Javi se había transformado definitivamente en Superjavi. Aunque su amigo nipón también se convirtió en una especie de extraterrestre, que destrozó el récord del mundo en el Grand Prix de Barcelona. Javi, que en el camino ganó un cuarto Europeo, se vio obligado a reinventarse. “La rivalidad con Yuzu me ha hecho exprimirme al 100%”. Y cuando Hanyu parecía intratable, Javi sacó todo en los Mundiales de Boston 2016 y lo derrotó con una actuación memorable, la tercera de todos los tiempos, sin fallos, para convertirse en campeón por segundo año seguido. Una nueva página en una historia épica…que todavía no ha acabado.