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Pádel

Belasteguín: "Hemos hecho de lo extraordinario un hábito"

14 años siendo el número uno mundial, antes con Juan Martín y ahora con Lima, amigo de Cruyff y seguidor del Barça, mantiene "la ilusión de joven por ganar"

Madrid
Fernando Belasteguín
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Desde hace 14 años Fernando Belasteguín (Pehuajo, Argentina, 1979) ocupa el número uno del ránking del pádel. Durante trece años formó con Juan Martín Díaz el tándem más inabordable del deporte mundial. Tras romper, Bela ha formado con el brasileño Pablo Lima otra pareja prácticamente imbatible.

-Cuando Juan y usted formaban pareja, los aficionados decían que usted la sostenía, pero los aplausos de la genialidad se los llevaba su compañero.

-El pádel es un deporte de dos, más complicado incluso que cualquier deporte de equipo, porque aquí no te puedes esconder. Para ganar necesitas que la pareja se complemente y se entregue al máximo. Sí, es cierto que en parte Juan se llevase más fotos, pero al final ganábamos y aparecía nuestro nombre, el de los dos, como ganadores. Eso es lo importante.

-¿Cómo se apañaron para jugar 13 años juntos pero entrenándose por separado?

-Es que antes de irme yo a Barcelona viví en Madrid, y fueron casi ocho años trabajando muy duro cada día. Luego me casé con una mujer barcelonesa, con la que tengo mis tres hijos, y dejé Madrid. Y creo que esa separación nos vino bien para seguir juntos, porque es una relación que desgasta mucho.

-Juan sólo tiene palabras de elogio para usted, y de usted no se le conoce ninguna crítica a Martín Díaz. Pero cuando una pareja rompe siempre hay cosas que decirse ¿no?

-Con Juan yo he aprendido mucho, sobre todo cómo comportarme fuera de la pista. Sólo puedo tener palabras de agradecimiento y elogio para él. Tenemos buena relación.

-Ustedes rompieron y formaron parejas distintas con los que entonces eran los número dos. A usted le ha ido bien, y a su antiguo compañero no tanto.

-Lima es mejor que yo, y he tenido la suerte de contar con esa clase de jugador que me complementa. Si alguien se fija en la temporada anterior, en los números de Juan Martín, en todas sus victorias, estoy seguro que cualquiera la firmaría, pero a él se le exige más por venir de donde viene.

-Usted lleva catorce años como número uno, y no baja el pistón. Dijo hace poco que los trofeos no los guarda, que los regala.

-Bueno, catorce años ya, y parece que fue ayer. Dentro de poco voy a cumplir 37 años, aunque estoy en un deporte que te permite jugar con cuarenta o más años, sí, es cierto. Mantengo la misma ilusión que cuando empezaba, eso sí, pero no quiero que mis hijos me vean coleccionar trofeos en casa, se sientan orgullosos de mí por lo que gano, porque llegará el día que deje de hacerlo, y entonces qué van a pensar. La verdad, si miras atrás, este tiempo se ha pasado muy rápido, y tengo la suerte de poder gestionarlo yo; pero cuando acabe mi carrera tendré que venderlo, como todos, salir a buscar trabajo para seguir manteniendo a mi familia, como entrenador, dando clases, como sea. El pádel no asegura el futuro.

-Lo suyo es ganar y ganar, y volver a ganar.

-Cada torneo compiten noventa parejas y sólo gana una. Por lo tanto, lo normal es perder, y ganar es lo extraordinario. He tenido la suerte con Juan Martín y con Lima de que lo extraordinario se ha convertido en habitual, pero sabemos que eso acabará algún día. Por ejemplo, con Lima sólo perdimos un partido en la cancha el año pasado, y dos más por lesiones de mi compañero, al principio y al final de temporada, y estoy seguro que en esta, si perdemos dos veces, dará más que hablar que todo lo que conseguimos en 2015. El caso es que hemos puesto el listón muy alto, demasiado, y es complicado mantenerlo.

-Empieza la temporada con el Torneo de Gijón esta semana; arranca la defensa de su número uno como pareja.

-Nos llega un poco justo porque Lima se rompió un hueso de la mano en diciembre, y le operaron hace tres meses; aunque ha conseguido una recuperación rápida y hemos hechos una gran pretemporada, los tiempos de la biología son los que son, y el hueso tiene que soldar. Le estoy muy agradecido, porque incluso se ha venido a Barcelona vivir.

-Dicen en Madrid que su único defecto es que es del Barcelona.

-Cuando viví en Villaviciosa de Odón iba mucho al Bernabéu; luego, en Barcelona, coincidió con la irrupción de Messi, que también es argentino, y ya se sabe...

-Y el Barça hace poco le rindió un homenaje por sus 14 años como número uno mundial. Y le entregó una camiseta con el número 14, el de Cruyff precisamente, del que era amigo.

-Fue un acto muy amable y emocionante y emotivo para mí, porque luego visité a los jugadores en el vestuario, nos hicimos fotos, charlé con Messi, al que no conocía. Son gente muy cercana, chicos humildes. Lo de Cruyff es una pérdida importante. Teníamos relación, algunas veces incluso jugábamos con sus amigos de Muntañá y nos íbamos a comer. Es una de las grandes cosas que me ha dado el pádel, poder conocer a personajes extraordinarios, porque Johan, por ejemplo, no sólo hablaba con criterio de fútbol; tenía una amplia conversación sobre muchos temas.

-¿Y en estos partidos de amigotes usted juega a su nivel, o se rebaja para no parecer un prepotente?

-Pues verá, yo me adapto, pero siempre intento que el último punto lo hagamos nosotros, y confiado en que con los que hemos jugado se vayan pensando que han tenido la posibilidad de ganar. Y así todos contentos.