Gracias por todo A-Rod, pero… no esperes fiestas
Rodríguez dijo que se retirará en 2017, pero tendría a tiro la posibilidad de romper la marca de más jonrones, algo que difícilmente dejaría escapar.
Alex Rodríguez es una de las figuras más enigmáticas, no sólo del beisbol sino de todo el deporte profesional de Estados Unidos.
Para prueba, su espectacular desempeño en 2015 tras cumplir con la suspensión por todo un año que le impuso la oficina de las Grandes Ligas por dar positivo por segunda ocasión en su carrera en un test antidopaje, y con el que pegó 33 jonrones, su mejor producción en ese departamento desde 2008.
No sólo eso. El ahora bateador designado de Yankees también tuvo su registro más alto desde 2008 en carreras anotadas con 83, jugó más partidos (151) y tuvo más turnos al bat (523) desde 2007.
Su desempeño, en conjunto con haber aceptado que usó sustancias para mejorar el rendimiento entre 2001 y 2003, cuando jugaba con los Rangers de Texas, cumplir con la suspensión en 2014, hablar poco y decir las cosas correctas cuando lo ha hecho, son aspectos con los que Rodríguez ha limpiado su imagen notablemente.
Sin embargo, quizá no sea suficiente, aun si en las próximas dos temporadas --o tres si decide jugar en 2018—se acerca lo necesario para pensar en romper la marca de más jonrones en la historia de las Mayores.
Considerando que es uno de los peloteros que mejor se cuida físicamente y que tenga un desempeño similar al de 2015 en esas dos campañas, A-Rod llegaría a una encrucijada en 2017, pues conectaría más de 60 cuadrangulares para llegar a alrededor de 700 en su carrera.
De lograrlo, Rodríguez quizá rebasaría a Babe Ruth (714) en el tercer lugar de la lista de jonrones en la historia de las Mayores y quedaría a muy cerca de Hank Aaron (755) y Barry Bonds (762), segundo y primero, respectivamente.
Estar a sólo 10, 15, 20 jonrones de convertirse en el dueño de una de las marcas de mayor misticismo en el deporte de EU sería una tentación para que cualquiera, particularmente para un pelotero que ha demostrado que puede jugar sin necesidad de usar estimulantes, pero que ha cometido ese error un par de veces.
Acechar los 762 vuelacercas de Bonds haría que Rodríguez, con su fuerte espíritu competitivo, decida extender su carrera sólo para convertirse en el rey de los jonrones. Su intento no pasaría desapercibido y sería uno de los momentos más espectaculares de la temporada 2018 y de la historia de Grandes Ligas, pero nada más.
Ya sea que decida retirarse en 2017 o hasta 2018 con la mayor cantidad de jonrones, en ninguno de ambos casos A-Rod protagonizará una gira del adiós como con las que Mariano Rivera y Derek Jeter fueron agasajados o como la que está a punto de emprender David Ortiz con Boston.
A-Rod es un pelotero de cualidades excepcionales que ha limpiado su imagen, pero el recuerdo de su figura manchada por el uso de esteroides le hará vivir una despedida sombría, pues en ningún parque que visiten los Yankees en 2017 o el equipo con el que juegue en 2018 le darán regalos ni harán homenajes.
A-Rod ha demostrado ser un tipo con una mentalidad fuera de serie, de nueva cuenta, su actuación en 2015 así lo demostró, pero la indiferencia con la que su legado y él como beisbolista serán tratados será realmente la prueba más difícil que haya enfrentado en su carrera.