NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

DESDE HOLLYWOOD

Las estrellas de hoy y la lucha contra el ‘establishment’

Joe Maddon, entrenador de los Chicago Cubs, lamenta que no se respete tanto a la generación actual de jugadores en el béisbol.

José Bautista, durante la jugada que ha generado toda la polémica en la MLB.
Tom SzczerbowskiGetty Images

La vida no es fácil para los jóvenes, por mucho que digan aquello de “Juventud, divino tesoro”. No le toman a uno en serio. La edad, la edad. Lo cierto es que la lucha generacional también ocurre en la Major League Baseball. Llega savia nueva al diamante y se escuchan críticas fuertes de los veteranos a las jóvenes estrellas del deporte. Esta semana, Goose Gossage, un relevista miembro del Hall of Fame, dijo que el exterior José Bautista es “una jodida vergüenza para el juego” y para los jugadores lationamericanos. También repartió a Yoenis Céspedes y a los “friquis”, según él, que han llenado el béisbol de estadísticas avanzadas.

El as de los Nationals de Washington, Bryce Harper, reconoció hace poco en ESPN Magazine que la generación actual de jugadores disfruta expresándose, algo que hace enfurecer a los puristas y miembros de la vieja escuela. El béisbol es un deporte que castiga a aquellos que festejan demasiado, y el último rapapolvo lo sufrió José Bautista en los últimos playoffs. El dominicano celebró un jonrón soltando el bate y solo le cayeron críticas por parte del ‘establishment’.

La serie ‘Vinyl’, dirigida por Martin Scorsese y producida por Mick Jagger, cuenta la historia de una discográfica de rocanrol en los setenta que lucha por sobrevivir ante la popularidad de otros estilos como el punk o el disco. Les suena esto, ¿verdad? Hoy, en 2016, los ‘puretas’ les dirán que ya no se hace música como la de antes, pero el propio Jagger y los Rolling Stones fueron parte de la primera oleada de melenudos que hicieron enfurecer a los vejestorios que preferían estilos más tradicionales.

La nostalgia, sin embargo, es poderosa. Woody Allen ya decía algo de esto en ‘Midnight in Paris’, y la película juega con la idealización de épocas antiguas y el concepto de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, solo por el hecho de ser pasado. Owen Wilson, el protagonista, se da cuenta de que él está enamorado de la París de los años treinta, pero la gente de la París de los años treinta prefiere la París de La Belle Époque.

Joe Maddon, el entrenador de los Cubs de Chicago, no es joven. De hecho, tiene 62 años. Pero entiende el conflicto generacional y es famoso por no imponer códigos de vestimenta en su club y organizar fiestas de disfraces. “Yo siempre he sido atacado por mis nuevos métodos”, recogió el Chicago Tribune. “He intentado pensar sobre ello y mi conclusión es que cada 20 o 25 años el grupo que emerge es visto como menos duro y menos macho que el grupo que existía 20 o 25 años atrás”.

Y no queda ahí la cosa. Maddon se sale del béisbol para afirmar que “así es como evoluciona el mundo. Una cosa que hago es rezar por la perspectiva. Crecí en los 60 y los 70 y no nos gustaba el ‘establishment’. Lo odiábamos o no creíamos en él. Y de repente avanzas 30 años, y los mismos tíos con los que crecía actúan como la gente a la que odiaban hace 30 años. Eso me sabe mal”.

Para alguien joven como yo, la vida se presenta como un pitcher sin escrúpulos en busca del tercer strike. Pero también he sido víctima de este mismo mal, irónicamente. Cuando tenía catorce años (¡catorce!) caminaba por los pasillos de mi colegio pensando que los críos de cursos inferiores eran más estúpidos que los de mi generación, pero basta madurar un poco para descubr que cazurros hay en todas partes y en todas las épocas.

Casi con total seguridad, dentro de veinte años los peloteros de hoy estarán retirados y se quejarán de que en sus tiempos (hoy), las cosas se hacían de otra manera (mejor). Pero hasta que ese tiempo llegue, dejen a los chavales ser jóvenes, y si quieren hacer ‘bat flips’, que los hagan. Dejen a Bautista ser Bautista y a Harper ser Harper. Y centrémonos en el béisbol.