Garabaya: “No lo dejaré hasta que el Natur gane un título”
El pivote, que cumple su 20ª temporada liguera con el club de Logroño, explica cómo ha cambiado el balonmano desde su debut y sus aspiraciones de futuro.
Pese a que Rubén Garabaya cumple su 20ª temporada en la ASOBAL, se faja con “el insomnio post-partido” como el primer día. Como con los rivales. La falta de sueño la combate con las series de Netflix. En la pista compite “con más motivación que nunca”. Joseja Hombrados, con 24 campañas ligueras; Delgado Ávila, con 22; y Juanín García y Fernando Hernández, con 21, son los únicos que le superan. El pivote del Naturhouse, nacido en Avilés hace 37 años, llegó a Logroño en 2010 y no quiere despedirse “sin un título”: “No me perdonaría retirarme y que el equipo levantara su primer trofeo. Seguiré hasta que cuerpo y cabeza resistan... o hasta que el club me aguante”.
En su dilatada trayectoria suma 168 internacionalidades con la Selección, el oro mundial de 2005 y el bronce de 2011, la plata europea de 2006 y un bronce olímpico, en Pekín 2008. Sólo se pone una pega: “Tengo la espina de no haber conseguido un gran resultado con el Barcelona. Perdí la Champions y la Liga”. Durante la etapa del Barça llevó el pelo corto: “Y como las cosas no salieron como deseaba, me dejé de nuevo el look de mis mejores éxitos. Mi mujer (Nuria, peluquera de profesión) me arregla la coleta si se descontrola”.
Tras formarse en la escuela de Corvera junto a su hermano Luis Miguel (animados por su madre, Corona), Garabaya debutó en 1997 con el Ademar León. Desde entonces, “el balonmano ha cambiado totalmente”: “La norma de saque de centro que permite no esperar supuso un punto de inflexión. El juego evolucionó hacia lo físico. La gente técnica curra más, las barriguitas se han diluido y dominan las plantillas amplias, como la del Barcelona. Aun así, creo que podemos pegarles un susto”. El Naturhouse fue subcampeón de la Copa ASOBAL, marcha segundo en la Liga, se medirá con el Aranda en cuartos de la Copa del Rey, y con el Motor Zaporozhye ucraniano en la previa de octavos de la Champions.
La crisis también ha afectado a su deporte: “Antes se gastaba más de lo que se ingresaba. Valoro mucho la gestión de nuestra directiva. Nos hemos consolidado como el líder de los modestos con un proyecto ambicioso y equilibrado. Sin embargo, no hay contratos millonarios y debes mirar al futuro”. Por eso, el equipo y el Instituto El Comercio le dieron "todas las facilidades" para cursar sus estudios de programación en Logroño. Aparte, dispone de licencia como entrenador: “Cuando me jubile me gustaría trabajar de lo mío, informática y balonmano, y quedarme aquí”.
Porque Garabaya es un logroñés más: "Cómo no, con lo bien que nos tratan". Su segundo hijo, Nicolás, nació en la capital de La Rioja. La mayor se llama Martina. Los dos le reciben con su esposa al acabar los entrenamientos en el Palacio de los Deportes. Su aspecto fiero (2,01 de altura y 108 kilos) esconde a una persona cercana y sonriente: “Me encantan las excursiones y los paseos familiares, la tranquilidad, el cariño de los aficionados, la Laurel... Me considero un dominguero. Pero en la cancha, no: ojalá acumule más temporadas en la ASOBAL con el Natur y ganemos ese ansiado título”.