Dave Roberts está encantado con su plantilla en los Dodgers

La marmota Phil asomó la cabeza el otro día. No creo que confiar en una marmota sea lo más eficaz para saber la previsión meteorológica. La agenda mediática estos últimos días la ocupan el Día de la Marmota de Punxsutawney, el inicio de las primarias en Iowa, y la Super Bowl. Y eso significa una cosa: el béisbol todavía no llega, pero está cada vez más cerca.

Faltan dos meses para que comience la temporada, pero la pelota comienza a salir de su período de hibernación. En Los Ángeles, los Dodgers organizaron el pasado fin de semana su ‘Fan Fest’ en su estadio de Chávez Ravine. Más de 25.000 aficionados se acercaron hasta el número 1000 de Elysian Park Avenue para reunirse con jugadores, miembros del cuerpo técnico y figuras históricas del equipo. Una oportunidad genial para cazar autógrafos y calmar la sed de béisbol antes de los entrenamientos primaverales de Arizona.

A Dave Roberts se le veía un tipo feliz. El nuevo mánager de los Dodgers está encantado con su nuevo trabajo. Decía que la pretemporada está siendo “divertida” y que aún está en proceso de conocer a todos los jugadores de la plantilla.

El nuevo piloto de los angelinos se enfrenta a uno de los retos más exigentes del béisbol. Su predecesor, Don Mattingly, se marchó por la puerta de atrás con tres títulos divisionales seguidos y bastante mal rollo dentro del vestuario. Gestionar los egos del equipo más caro del mundo será tan necesario como saber mover las piezas por el tablero. Roberts dejó entrever que hará bastantes rotaciones y que está abierto a darle una oportunidad a todos, especialmente en el infield. Donde unos ven un problema, él quiere ver una oportunidad:

“La alineación tipo está en mi cabeza, aún no he puesto mis pensamientos en un papel, pero ese momento llegará. Tengo un bendito problema: es mejor tener demasiados jugadores buenos que pocos jugadores buenos”.

Roberts admitió que la idea de plantilla que tenía cuando llegó al cargo era diferente a la que tiene ahora. Hubo fichajes que no llegaron, y agentes libres que se marcharon. “Algunos planes en invierno no salieron bien. Pero ahora hemos tomado otras opciones y estoy muy contento. Tenemos de vuelta a Howie Kendrick, con el que hablé cuando firmó, y le dije: ‘Me acabas de hacer mejor entrenador’. Somos un club mejor con él en el equipo”.

El entrenador no dejó de sonreír en ningún momento. Paseó su camiseta con el dorsal 30 contento y orgulloso. El ambiente del Dodger Stadium era como el día de la vuelta al cole (y no lo digo por los niños). Una mezcla entre nerviosismo por empezar cuanto antes, y felicidad por volver a ver caras conocidas. Dave Roberts, que se crió en el sur de California, jugó en UCLA y en los Dodgers, se sentía hincha y profesional al mismo tiempo.

Todos tenemos ganas de que vuelva el béisbol. Y Roberts, el primero.