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Super Bowl 50

Super Bowl 50: Quiénes la merecen ganar más que nadie

Entre los 106 jugadores que disputarán la Super Bowl, hay un puñado cuya trayectoria o historia personal merece especialmente ser coronada con un anillo de campeón.

DeMarcus Ware, de los Denver Broncos, atiende a la prensa durante el Media Day.
Maxx WolfsonAFP

Barry Sanders, Dan Marino o Dan Butkus son algunas de las grandes figuras en la historia de la NFL que se despidieron del profesionalismo sin un anillo de campeón. Wayne Gretzky en la NHL, Patrick Ewing en la NBA o Sammy Sosa en la MLB también pueden ser tomados como ejemplos de jugadores a los que siempre se les pondrá un pero al final de cada frase, jugadores que llevarán en su apellido un eterno asterisco como recordatorio de que nunca fueron campeones. Incluso aunque sea injusto y circunstancial. Lothar Matthaus siempre será un gran campeón, pero solo dos minutos bastaron en 1999 para privarle de una Champions League que finalmente nunca pudo ganar. La línea entre la gloria el fracaso se resumió en dos minutos que durarán toda una vida.

Es difícil poder atribuir o repartir la meritocracia, especialmente en un jugador de football, que lleva su cuerpo hasta el límite desde que comienza a practicar al deporte y arriesga su integridad física en cada snap. Todos merecen llegar a lo más alto, pero el destino de 53 jugadores que forman un roster, lo deciden siempre los grandes campeones, los que como tal han de estar obligados a ganar y llevan a sus espaldas el destino de toda una franquicia y una fanbase. Y cuando un gran campeón no gana, nace la losa que les perseguirá para siempre.

Esta Super Bowl ofrece a 106 jugadores un tren que para la gran mayoría nunca volverá a pasar, y el destino final es la mayor recompensa que pueden tener como profesionales tras carreras que han soportado moretones, esguinces, fracturas, heridas, conmociones cerebrales, nieve, calor, golpes bajos, caídas y un sinfín de penurias que padece el que se somete a un deporte brutal como este. Todo aquel que se despierte el día siguiente como campeón del mundo se lo merecerá, pero vamos a hablar de algunos casos que, en especial, merecen una recompensa como esta:

Thomas Davis (Carolina Panthers): El ex de Georgia solo recibió una beca para jugar al football en College. Y le sacó el máximo provecho: se graduó en tres años y fue elegido en primera ronda del draft de la NFL. Los Panthers lo eligieron como spy para contener a Michael Vick, literalmente. Su carrera ha sufrido tres gravísimas lesiones de rodilla, todas en la misma. Y volvió de todas ellas a gran nivel. Uno se para a pensar lo que debía de pasar por su mente después de su segundo Torn ACL en la misma rodilla, como serían las solitarias y largas sesiones de rehabilitación, preguntándose si seguía mereciendo la pena. Vaya que si la tenía. Y ahora se ha roto un brazo dos semanas antes de la Super Bowl. Y va a jugar. Y nos vuelve a servir como referencia de cómo afrontar una situación adversa en la vida. La corrección personificada dentro y fuera del terreno de juego. Si el lunes que viene se levanta como campeón del mundo lo hará como en un combate de boxeo, mediante decisión unánime, ya que todos queremos que alguien así triunfe. Y si no, no pasa nada, es la clase de persona que tendrá éxito en cualquier cosa que se proponga.

Demarcus Ware (Denver Broncos): Demarcus Ware fue elegido en el draft tres puestos más arriba que Thomas Davis, nuestro anterior protagonista. Salio de Dallas buscando ir a un contender y casi in extremis, pero tendrá la oportunidad que siempre buscó de pelear por el anillo. Ware es, simplemente, uno de los mejores edge rushers de la historia de la NFL. Su primer paso, su fluidez y su flexibilidad para poder jugar bajo mientras gira la esquina han sido un master cada domingo durante una década. Un jugador que llegaba con dudas a la NFL por su escaso tamaño y que terminará sus días con probablemente más de 150 sacks y entre los 10 primeros de la historia en dicho apartado.

Cameron Newton (Carolina Panthers): Josh Norman ha sido una sorpresa muy agradable en esta defensa, Luke Kuechly ha tenido un año excepcional, Thomas Davis es el Benjamin Button de la NFL y Kurt Coleman sin hacer ruido ha sido pieza clave, pero ninguno estaría en la Super Bowl si no fuera por el gran artífice de este cuento de hadas que viven en Charlotte: Cam Newton. Sin Newton, los Carolina Panthers serían unos Kansas City Chiefs o Houston Texans cualquiera. Si no nos dejamos llevar por sentimentalismos como con Thomas Davis, nadie lo merece más que Cameron Newton, por el mero hecho de ser el mejor jugador de la NFL en la actualidad. No hay que olvidar que Cameron Newton fue elegido hace ni cinco años en el número 1 del draft, y que para elegir con ese número has de ser el peor equipo de la liga. Ha cambiado una franquicia.

Greg Olsen (Carolina Panthers): Posiblemente, Cam Newton ha tenido un supportin’ cast indigno de un Quarterback ya su talla, lo cual le ha añadido aún más heroicidad a su temporada. Sin embargo, Olsen ha sido la gran excepción. Llegado de Chicago en una operación que solo costó una tercera ronda, el ex de los Canes ha tenido un año que poco tiene que envidiar al mismísimo Gronkowski. 2011 será el año en el que en Carolina aterrizaron al mismo tiempo Olsen y Newton. Después de una turbia etapa como colegial en Miami fuera de los terrenos de juego, el paso de los años le ha hecho madurar y convertirse en una persona realmente involucrada en los problemas de otras personas.

Vernon Davis (Denver Broncos): Uno de los mejores Tight Ends de la última década, se quedó a las puertas de la Super Bowl en aquella derrota de 2011 ante los New York Giants en la que fue el mejor jugador sobre el terreno de juego. De manera un tanto circunstancial, se encuentra en la Super Bowl, en la que puede acabar siendo un protagonista inesperado, aunque hasta ahora no ha podido brillar mucho en el poco tiempo que lleva en Denver.

Jared Allen (Carolina Panthers): Uno de los mejores rushers que el football ha visto, podría incluso ponerse entre los cinco jugadores de la historia con más sacks la próxima temporada. Tal vez una carrera un poco dubitativa en KC, Minnesota y Chicago unido a ser un jugador que no caiga especialmente bien por su conducta, le hacen pasar un tanto desapercibido pese a ser un jugador que ha sido absolutamente imparable en su prime.

Evan Mathis (Denver Broncos): Mathis es un caso curioso. Debutó en la liga con los Carolina Panthers, equipo que será su rival el próximo domingo. Fue un jornalero en la liga hasta llegar a Philadelphia, donde acabó siendo despedido para firmar por un equipo que le acabaría dando la posibilidad de jugar la Super Bowl. Al mismo tiempo, el entrenador que no apostó por él en los Eagles acabó despedido ese mismo año. Da la sensación de que todas las carambolas le salen de cara. Un ex – jornalero que no fue ni siquiera drafteado, undersized que acabó siendo el mejor guard de la liga. Una bonita historia.

Mención honorable

Charles Tillman: Aunque públicamente no se arrepienta, seguramente todos los días se acuerde de haber tomado la decisión de jugar forzado. Se acabó rompiendo y no podrá jugar la Super Bowl. Otro jugador que por lo que nos ha dado en el campo, merece todo lo bueno que le pase.

Ryan Kalil: Sin hacer mucho ruido, más de 100 titularidades en Carolina y siendo el Center (uno de los mejores de la liga) de Newton desde su llegada a la NFL. El típico héroe anónimo del que nadie se acuerda.

Von Miller: Muchos de los mencionados son jugadores en la recta final de su carrera, pero Miller será la cara de la franquicia durante muchos años más. Eso no quiere que él tampoco esté ante una oportunidad que nunca se puede dejar pasar. Y Von Miller ha sido pieza clave y lo seguirá siendo, puesto que pese a que acabe contrato, a nadie se le ocurre pensar que saldrá de Denver.

Owen Daniels: Similar caso al de Vernon Smith. Después de una gran carrera en Houston, puede acabar una carrera de tremenda regularidad con un anillo.

Una razón por la que me gustaría que ganara Denver

Los Broncos se lanzaron a por la Super Bowl desde los despachos una vez se contrató a Peyton Manning. Normalmente se construye a través del draft, pero los Broncos no lo hicieron así. Manning, Talib, Ware, Daniels, Ward o Mathis son ejemplos de la gran ambición que han tenido los Broncos. Quisieron triunfar a corto plazo y gastaron el dinero. En el peor de los casos, se han plantado dos veces en la Super Bowl. La ambición ha de ser siempre admirada.

Una razón por la que me gustaría que ganara Carolina

El dueño de los Panthers, Jerry Richardson, decidía hace un año, pese a consejos contrarios, no renovar a Greg Hardy y acabar la relación con un individuo que no daba más que dolores de cabeza. En un mundo en el que desgraciadamente, en ocasiones, el talento prima por encima de todo, Richardson demostró tener la personalidad suficiente como para no tolerar ciertos comportamientos. La jugada le ha acabado saliendo redonda. Chapeau por los Panthers.