La lesión de Greg Bird supone un revés para los Yankees

El período de agencia libre del curso 2015-2016 para los New York Yankees, los otrora conocidos como el “Malvado Imperio Galáctico” ha sido cuanto menos pintoresca. De hecho, ha sido la etapa más extraña de los últimos años para los bombarderos del Bronx, acostumbrados siempre a cubrir sus necesidades por la vía clásica: el talonario.

Los del Bronx han protagonizado una pretemporada marcada por la contención, realizando diversas maniobras que han cubierto las necesidades del equipo pero caracterizadas siempre por ser de perfil bajo. Con esto no se quiere decir que los Aaron Hicks, Starlin Castro y Aroldis Chapman no sean buenos jugadores. Todo lo contrario pero no han llegado con la fanfarria clásica del refuerzo vía agencia libre, que era el método habitual de los Yankees. Y ni siquiera en la llegada de Chapman, un pitcher de élite desde todos los puntos de vista posibles, ha sido el caso.

Parecía que nos habían cambiado a nuestros New York Yankees.

Ahí es donde entra la figura de los notables jóvenes talentos que han ido llegando a la Gran Manzana, personificados en dos jugadores como son Luis Severino y Greg Bird. Uno es un pitcher titular, con cualidades que le permitirían (quizás algún día y puede que más pronto que tarde) liderar la rotación de los Yankees, mientras que el otro es el futuro inquilino en la primera base, heredando la plaza que ha sido exclusiva de Mark Teixeira desde 2009.

Desafortunadamente, los planes por adelantado no suelen salir en el mundo del deporte (y qué vamos a decir de la vida misma) ya que los New York Yankees han anunciado que Greg Bird se perderá todo el 2016, cuando todavía no ha arrancado ni siquiera la pretemporada, por una lesión en el hombro que le obligará a pasar por el quirófano y que está relacionada con la que sufrió en 2015.

En principio, Greg Bird no iba a ser el primera base titular del equipo. Ni tampoco iba a ser el principal bateador designado del club. Esos dos papeles ya tienen dueños y no son otros sino Mark Teixeira y Alex Rodríguez.

Pero su lesión le quita la flexibilidad y la profundidad de banquillo de la que iban a gozar los Yankees ya que Bird dejó muestras de sus cualidades en 2015 cuando promedió un .261 con 11 home runs, 31 carreras impulsadas más nueve dobles en sólo 157 oportunidades al bate.

El jurado todavía tiene que deliberar sobre qué clase de jugador puede ser Greg Bird. ¿Será un buen complemento al resto del turno de bateo o seguirá la estela de otros grandes que han defendido en ese puesto como el propio Teixeira, Jason Giambi, Tino Martínez, Don Mattingly o el inmortal Lou Gehrig?

El club puede paliar esa baja, repartiendo los turnos de bateo entre A-Rod (41 años en julio), Mark Teixeira (36 en abril) o Carlos Beltrán (39 también en abril) pero la inyección de sangre nueva que iba a aportar Greg Bird era muy importante. Al igual que la de Luis Severino en una rotación que puede ser una absoluta incógnita.

Depender de la veteranía y experiencia de este gran grupo puede ser un arma de doble filo para el club.

Los Yankees piensan en Bird, Severino y un notable Aaron Judge, un gigante que juega en el exterior con sus 2.01 de estatura en las Ligas Menores y que está en el horizonte, como la versión más moderna del “Core Four”, ese núcleo compuesto por Derek Jeter, Mariano Rivera, Andy Pettitte y Jorge Posada, desde mediados de los 90 y que fue capital para los numerosos éxitos en las Series Mundiales.

Mucho camino les resta por delante para igualar a estas leyendas aunque el tiempo está de su lado.