NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

DETROIT LIONS

La retirada de Megatron dejará huerfanos a los Lions

El receptor de Detroit Calvin Johnson habría dicho a sus más cercanos, según la ESPN, que tiene pensado dejar la práctica profesional del football.

Calvin Johnson.
Getty Images

Calvin Johnson, el receptor de los Detroit Lions que conocemos como Megatron, ha confesado a sus íntimos que tiene pensado retirarse y no volver a jugar en la NFL. Así lo ha publicado la ESPN que, además, añade que si el jugador no lo ha hecho público aún es por respeto a su entrenador, Jim Caldwell. Éste le habría pedido que no tomase la decisión nada más acabar la temporada, que dejase su cabeza descansar y que lo meditase el tiempo que fuera necesario. Megatron, tan profesional y respetuoso como durante toda su carrera, le ha hecho caso. Pero parece que la decisión está tomada y que no piensa dar marcha atrás.

Es una enorme lástima para todos los aficionados de la NFL, pero es devastadora para los Detroit Lions. Calvin Johnson deja huérfana a su franquicia con su marcha, de la que es la máxima estrella sin asomo de duda, sin permitir ni una micra de debate. Envueltos como están en una reconstrucción de los despachos y las formas de hacer, con la propietario Martha Ford tomando las riendas y prometiendo mucha más agresividad a sus seguidores, la ausencia de la imagen del equipo se notará aún más.

Megatron aún tiene 30 años, que es una edad que no grita retirada, pero ha tenido una carrera plena, larga y llena de golpes. Su enorme estatura le ha abocado a ello. Y ser el receptor principal de un mal equipo, de un mal ataque, más aún. En sus nueve temporadas como profesional apenas si se ha perdido nueve partidos.

Sus números son de los que marean. Agarraos, que vienen curvas, y coged la bolsita azul que daban en los autobuses hace años: récord de yardas de recepción en una sola temporada, con 1.964 en el año 2012, más partidos de más de doscientas yardas en la historia con cinco, receptor que más rápido ha llegado a las 10.000 yardas, uno de los dos receptores (con Antonio Brown) que ha sumado 5.000 yardas en un periodo de tres años, el segundo partido individual con más yardas de la historia con 329, tres veces All Pro, seis elecciones para la Pro Bowl y dos temporadas líder de yardas en la NFL.

Respiremos, hermanos.

El motivo de su marcha puede deberse a su hartazgo por perder, por dejarse la piel y el físico y no rozar si quiera la grandeza de este deporte, el meterse en los playoffs salvo en dos años contados y no oler ni de lejos una Super Bowl o un anillo. De hecho, no ser aspirante de verdad nunca. También el hecho de que, insisto, está muy castigado físicamente y eso se ha notado, sobre todo, esta campaña. Pero tampoco es descartable que, como otros veteranos han hecho otras veces, decida 'retirarse' unos meses y en verano volver a sentir el gusanillo del football para enorlarse pasados los training camps, las OTAs e, incluso, la pretemporada, que es algo muy pesado para los que llevan mucho tiempo en este negocio.

En su carrera ha ganado 114 millones de dólares, siendo como fue uno de los últimos exponentes de los contratos gigantescos de rookies anteriores al pasado convenio colectivo. Siendo el número dos de su draft, el del año 2007, ya se aseguró 38 millones de dólares. En su actual contrato, si se confirma la retirada, dejará de cobrar unos 20 millones de dólares, aunque habría que ver si, debido a esa cantidad, no le hubiesen reestructurado el contrato o, más aún, no le hubiesen cortado, pues es un número elevadísimo para alguien de us actual producción y con el equipo en el estado de reconstrucción en el que está.

Su retirada recuerda a la de otro mito de los Detroit Lions. Como Johnson, Sanders tenía treinta años y era el mejor jugador en un equipo pésimo. Es más, para muchos era el mejor jugador de la liga en su era y uno de los mejores corredores de la historias, sino el mejor.

Quien más va a llorar su marcha es Matthew Stafford. El QB siempre encontró, a lo largo de su carrera profesional, en Megatron a su receptor favorito. Por supuesto, eso no es decir nada. Lo sería de cualquier pasador que tuviera ese lujo en campo abierto. Pero durante años ha sido una dependencia brutal de él, y a vivir sin ella ha de acostumbrarse.

De hecho, es probable que a partir de ahora podamos valorar en su justa medida a Stafford. No está de más señalar que, por ejemplo en 2014, en los partidos en los que faltó Johnson se vió al ataque de los Lions con más agilidad, con más variedad y con un Stafford más suelto. El hecho de no verse obligado, obligado por sí mismo en este caso, a mirar siempre a su faro le hizo descubrir un mundo diferente de receptores, tight ends y corredores. A eso han de agarrarse en Detroit de cara al futuro: en esos tres partidos seguidos en los que no estuvo Megatron ganaron y jugaron bien.

Pero no hay que engañarse: la ausencia de un talento tan enorme es crucial. Calvin Johnson nos ha dejado algunas de las mejores jugadas de su generación. Incluso nos dejó el inicio de la polémica sobre qué es una recepción y qué no con aquel balón que soltó en la end zone de los Chicago Bears y le costó el partido a su equipo:

Un receptor histórico sobre el que ahora comenzará el debate de si merece entrar en el Hall of Fame o no. Realmente es un asunto que se me escapa y sobre el que no puedo poner muchos argumentos sobre la mesa pues muchos en su puesto aún merecen ser incluidos en el gran museo de este deporte y, amén de su espectacular físico y rendimiento individual, nunca fue un factor determinante en un equipo ya no campeón sino ni siquiera aspirante. Pero lo que es innegable, lo que es irrefutable, es que los que le hemos visto jugar no le olvidaremos. Y con eso debería bastar para resumir la carrera de un deportista. En este caso la del gran, la del inmenso Calvin Johnson, Megatron.