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Conmociones cerebrales

Antwaan Randle El reaviva el problema de las conmociones

Unas declaraciones del ex jugador de los Steelers y Redskins alertan sobre su estado de salud, cuya gravedad matizó horas después en otro medio diferente.

Antwaan Randle El en una jugada de la Super Bowl XLV que los Steelers perdieron con los Green Bay Packers. El último partido de su carrera.
Eric GayAP

El miércoles amanecimos con una malísima noticia. Antwaan Radle, de 36 años, ganador de una Super Bowl XL con los Steelers, y único receptor en lanzar un pase de touchdown en la historia del gran partido, había abierto su alma en un artículo del Post Gazette de Pittsburgh para contar que se arrepentía de haber jugado a éste deporte en vez de al béisbol por el peaje que ha supuesto para su cuerpo y mente: “si pudiera volver atrás lo haría”, y que tiene secuelas graves por la práctica del deporte: “Le pregunto a mi mujer las cosas una y otra vez y ella me responde ‘ya te lo dije’. Le pregunto una cosa tres veces por la noche y por la mañana cuando me levanto se me ha olvidado. Me ocurren cosas así. Intento achacarlo a que estoy ocupado, pero me pongo de rodillas rogando a Dios tener una larga vida y no tener esos problemas. Quiero ver crecer a mis hijos. Quiero conocer a mis nietos”. Incluso afirmaba tener dificultades motoras: “a veces tengo que bajar las escaleras de lado, dependiendo del día. Me cuesta más bajarlas que subirlas”.

También hacía recomendaciones a los jóvenes que empiezan a practicar football: “los niños son cada vez más grandes y más rápidos, por lo que las conmociones cerebrales y las lesiones medulares graves solo pueden empeorar”. “Es difícil decir esto porque me encanta este juego, pero los padres deben saber que aunque tengan el casco y las protecciones correctas, su hijo puede terminar parapléjico”. “No tiene arreglo. No hay casco que lo corrija, ni enseñanza que lo haga. Simplemente es un juego violento. Los jugadores de football están cada semana en un accidente de coche”.

“No me sorprendería que el football desapareciera en 20 o 25 años”.

La historia era sobrecogedora, y más pensando en que el receptor de los Steelers y los Redskins solo se perdió un partido en toda su carrera, y aunque fue por lesión, ésta no tuvo nada que ver con las conmociones.

Como es lógico, tras saltar la historia se encendieron todas las alarmas en el mundo del football americano. La noticia aparecía en todas las portadas y Dan Patrick lo invitó a su famoso programa de radio para que contara su caso (escuchar audio). Además dio la sensación de que Patrick tenía ganas de meter el dedo en la yaga. Hay una gran concienciación en EEUU por las secuelas neurológicas por la práctica del football y el estreno hace pocas semanas de la película ‘Concussion’ ha devuelto el tema a la actualidad.

Sin embargo, Randle El no apareció como el tipo destrozado que podíamos imaginar tras leer sus declaraciones en el medio de Pittsburgh. Al contrario, con gran aplomo matizó todo lo publicado, aclarando que en absoluto su estado de salud era el que transmitía el artículo: “de ninguna manera estoy moribundo, ni desplomándome, ni luchando para poder moverme. Nada de eso”. “El que juega al football sabe en lo que se está metiendo”. “Si nos fijamos en el artículo, se cuenta que a veces he tenido dolores al subir y bajar escaleras, y a veces tengo que pararme en un escalón por lo que me duelen las rodillas, los tobillos o los pies, pero eso sucede si has jugado al football”.

También aclaró los motivos de su elección del football sobre el béisbol: “Tuve la oportunidad de jugar al béisbol profesional, pero no lo hice porque en ese momento mis padres pensaron que sería mejor para mí ir a la universidad y obtener mi grado. Y en ese momento no estuve de acuerdo con ellos…”.

Además, corrigió que si pudiera volver atrás no jugaría al football, y dijo que no se arrepiente de haberlo hecho: “yo diría que valió la pena. Miro hacia atrás y veo las cosas que he vivido: ganar una Super Bowl, jugar con Steelers y Redskins, todos mis recuerdos, y sin duda, el football ha valido la pena”. Sin embargo, también repitió que le gustaría jugar al béisbol si tuviera una segunda oportunidad.

Sobre sus problemas de memoria, aclaró que pueden ser los lógicos cuando se tienen seis hijos que educar, una fundación y una escuela en marcha en Virginia, cuyo lanzamiento ha sido muy complicado para él. Sin embargo, el antiguo jugador abre la puerta a que los golpes recibidos puedan estar afectando también a su memoria.

Entre lo publicado en el primer artículo y lo explicado en el programa de radio hay una gran distancia, pero las declaraciones de Randle El en la entrevista con Dan Patrick tampoco son muy tranquilizadoras. Matiza, pero siempre con preocupación sobre lo importante que es que los jugadores se conciencien sobre lo perjudicial que es jugar lesionado: “si te lesionas, debes salir del campo”. “Si yo hubiera sabido que estaba conmocionado, habría salido del campo”.

Esperemos que en los próximos meses o años no tengamos más malas noticias sobre el estado de salud de Antwaan Randle El, pero parece inevitable preocuparse, y asumir que este tipo de historias poco edificantes seguirán apareciendo en un goteo constante. Mientras sea así, la NFL tendrá un problema que poco a poco seguirá minando su popularidad y que debe ser atajado como sea.

Tras los cambios de reglamento de los últimos años, y las noticias que nos llegan sobre investigación en el campo de las conmociones, parece evidente que la liga si se ha remangado para intentar atajar la cuestión, pero todavía no tenemos claro si ese esfuerzo es suficiente y si el problema tiene de verdad solución.