Así ha quedado el carrusel de entrenadores de este año
Para siete franquicias empieza una nueva era con el cambio de su pieza más importante en la banda. Analizamos todos los nombres y estilos.
Siete franquicias empezarán de nuevo en la temporada NFL 2016. Siete equipos tendrán nuevo entrenador y, con él, ilusiones renovadas y un proyecto que aspire al éxito, algo que no han conseguido recientemente (que por eso han cambiado de entrenador). Entre ellas hemos visto algunas elecciones obvias, otras continuístas, alguna que otra sorpresa y mucho por analizar en todas ellas. El carrusel ya ha terminado, suponiendo que no se vuelva loco nadie en los próximos días, así que vamos con la lista de nuevos entrenadores de la NFL. Una curiosidad: todos ellos son hombres de ataque.
Chip Kelly, San Francisco 49ers
Quizás la mayor de las sorpresas de esta campaña de "encuentra tu nuevo entrenador" ha sido la del matrimonio entre Chip Kelly y los San Francisco 49ers.
La franquicia intentó arrancar el nombre más importante del mercado, Sean Payton, pero al final resulta que no estaba el mercado. O eso han intentado hacernos creer tanto el entrenador como los Saints, con escasa credibilidad. Después han jugueteado con grandes nombres del pasado, como Coughlin, Shanahan y Holgrem, y con uno de los más perseguidos del año, Hue Jackson. Sin embargo, han acabado quedándose con otro nombre gigantesco: Chip Kelly.
Cuentan que todo fue una cortina de humo para conseguir a Kelly, que cuando fue despedido de los Eagles fue cuando decidieron echar a Tomsula. Pero, al igual que en el caso de los Saints, resulta difícil de creer.
El caso es que se han quedado con un entrenador que tiene fama de genio, justamente ganado en el mundo universitario, que ha fracasado con estrépito en los Eagles, sí, pero como general manager ¿ha fracasado también como entrenador? Eso queda a gusto de cada cual. Se le puede achacar que no ha sido capaz de variar la velocidad de su sistema, yendo siempre con el acelerador en la chapa, y que ha tenido una horrible gestión del vestuario. Pero también se puede decir que nunca ha tenido el QB ideal para mover su sistema.
En los 49ers lo primero que tendrá que decidir es si se queda con Colin Kaepernick o si usa su número siete del draft en elegir a un QB como, por ejemplo, Paxton Lynch, que encajaría a las mil maravillas en los esquemas de Kelly. Pero que no sufran los aficionados mineros: ha quedado claro que no tendrá peso en las decisiones del general manager y sólo sera el entrenador de la franquicia.
Hue Jackson, Cleveland Browns
Uno de los grandes peces de la piscina acabó en las redes de quien menos se esperada. La franquicia perdedora por excelencia de la actual NFL lleva años recibiendo nones de todos los nombres importantes, con muchos problemas para conformar un grupo de campanillas que dirija su equipo. Pero algo ha cambiado en esta offseason. Y para muy bien. Jimmy Haslam, el dueño de los Browns, apostó por promocionar a Sashi Brown y por fichar a Paul DePodesta, ambos sin pedigrí footballero, y estos apostaron a todo o nada por Hue Jackson.
Algo le dijeron que le convenció. Además del dinero, por supuesto, le prometieron estabilidad, esta vez de verdad, y libertad para trabajar. Fue suficiente para que Jackson, pretendido por 49ers y Giants entre otros, escogiera una situación potencialmente explosiva para su carrera como es Cleveland.
Pero más allá de la historia reciente, si miramos el contexto de manera fría, estamos ante un equipo que sólo puede ir hacia arriba y que tiene el número dos del draft para que el entrenador elija el QB al que atar su futuro, y a gente nueva dirigiendo la función con la promesa de no entremeterse en el trabajo de una de las mentes ofensivas más deseadas de la liga. Suena muy bien por primera vez en Cleveland desde hace demasiado tiempo.
Adam Gase, Miami Dolphins
Los que primero movieron ficha en el juego de las sillas musicales este año fueron los Miami Dolphins. Suele ser algo inteligente actuar así, porque los nombres de interés son escasos. Además, suele suponer el pistoletazo de salida para que los demás equipos se pongan nerviosos. Y así fue.
El caso de los Dolphins es interesante porque llevaban cierto tiempo fracasando en sus ideas iniciales al escoger entrenador. Esta vez actuaron con premura y conquistaron al que querían. Adam Gase tiene un historial de enamoramiento inmediato allá por donde ha pasado. En Denver le consideraban uno de los tres mejores cerebros ofensivos de la liga y Peyton Manning le reverenciaba. En Chicago ha resucitado la carrera de Jay Cutler, que el año pasado por estas fechas parecía algo imposible.
Su capacidad para inventar en ataque, para que su equipo mueva las cadenas con alegría, será clave, así como su capacidad para desarrollar el juego de Ryan Tannehill, probablemente la persona que más contenta ha de estar con este nombramiento. Pero su éxito también dependerá de lo que pueda aportar a la defensa, algo para lo que no sabemos si vale algo o no.
Ben McAdoo, New York Giants
Los Giants dijeron adiós a la leyenda Tom Coughlin y le sustituyeron con la opción más obvia, su heredero natural, el coordinador ofensivo Ben McAdoo. El problema es que para conseguirlo dieron más vueltas que un molinillo, haciendo estrevistas a diestro y siniestro y viendo como su candidato principal se dejaba querer por el resto de equipos, en especial los Philadelphia Eagles, lo que puso nervioso a Jerry Reese, general manager de la franquicia.
Tras tanto sinsentido la cordura volvió a uno de los equipos más cuerdos de la liga. Porque este plan siempre pareció el más probable y sensato. A fin de cuentas la relación de McAdoo con Eli Manning es excelente y su conocimiento del ataque de los Giants completo ¿para qué perder eso?
Las dudas están en la defensa, que seguirá encargada al mismo tipo, Steve Spagnoulo, y que tiene que mejorar de forma significativa si es que en Nueva York quieren que los hombres de azul vuelvan a pelear por la Super Bowl.
Doug Pederson, Philadelphia Eagles
Los Eagles pueden presumir de haber conseguido justo al entrenador que querían, pero no suena honesto. No lo hace porque han hecho entrevistas a gente de mayor valor en el mercado y porque Pederson no ha tenido demanda en ningún otro lado, lo que tiene que hacer sospechar.
Pero la verdad es que Pederson no tenía sentido en ninguna otra franquicia. Se trata de un tipo que ya había estado con los Eagles en la época de Andy Reid y que se había ido con él a Kansas City como coordinador ofensivo. Desde ese punto de vista parece obvio que en Philadelphia han apostado por recuperar el estilo del viejo régimen, su esencia, y olvidarse de este intervalo de tres año con Chip Kelly.
Pero Pederson no parece ser la clase de coordinadores ofensivos que aportan sino aquellos que sirven de apoyo a su entrenador jefe. Nada más que eso. Es sabido que Reid es su propio coordinador ofensivo y el ataque se lleva tal y como él dice, tal y como a él le gusta.
Lo que se cuenta de Pederson, no obstante, es que es un hombre empático, inteligente y que conoce los resortes del football, que puede que sea más importante que ser un gran táctico. Para este apartado será imprescindible que acierte en sus coordinadores.
Dirk Koetter, Tampa Bay Buccaneers
La gran sorpresa de esta temporada de caza del entrenador fue la pieza que se cazó en los Tampa Bay Buccaneers: Lovie Smith. Cuando llegó el Black Monday, el lunes después de la última jornada de la temporada regular, nada hacía sospechar que Lovie sería despedido.
Pero los Miami Dolphins decidieron llamar a Dirk Koetter para una entrevista y eso puso muy nerviosos a los Bucs. Porque tenían a este coordinador ofensivo como el heredero en la sombra de su entrenador. Así que al primer signo de que podían perderle decidieron ser valientes, prescindir del sensato y buen Lovie Smith y apostar el todo por el todo a que Koetter podría seguir hacer creciendo el ataque y a Jameis Winston.
Como en Giants y en Eagles, el entrenador de los Bucs el año que viene es el que fuera coordinador ofensivo de la franquicia con un jefe al que despidieron. Curioso.
Mike Mularkey, Tennessee Titans
Los más tristes han sido los Tennessee Titans. Enfrascados en un proceso de (posible) venta de la franquicia, no han querido mancharse las manos en la búsqueda de un nuevo entrenador, ni darle un gran contrato de muchos años a nadie que supusiese un lastre para el (posible) nuevo dueño.
Se han quedado con Mike Mularkey, cuyo recorrido de entrenador jefe en la liga en Buffalo y Jacksonville es mediocre, y que era el interino tras el despido de Ken Whisenhunt. La ausencia de grandes nombres, de intentarlo si quiera, sugiere una situación de interinidad que no hace ningún bien a una franquicia que ya tiene a su QB del futuro en la plantilla y que, aún así, tiene el número uno del draft de este año. Pinta a perfil bajo el proyecto en Titans, lo que augura mantenerse en la invisibilidad de la NFL, territorio muy poco agradable.