Julen Aginagalde: "La Selección tiene que ser fiel a su estilo"
El pivote (8-12-1982, Irún) ha regresado a su ciudad, sede elegida por los Hispanos para preparar el Europeo que arranca el día 15 en Polonia.
—Imagino que nunca había tenido una concentración tan cerca de casa.
—No, es la primera vez. Creo que desde cadetes o juveniles. La verdad es que es muy agradable. Me voy encontrando con mucha gente. Tengo muchos amigos aquí y gente del balonmano, del club Bidasoa o que trabajan en el pabellón…
—Volverá a jugar en el Artaleku. ¿Qué recuerdos le trae esa cancha?
—Ahí empecé y me aficioné al balonmano viendo a mi hermano (Gurutz, ahora portero y capitán del Naturhouse). Antes me gustaba el fútbol, aunque pronto me cambié. Es un pabellón en el que la gente sabe mucho de balonmano. La ciudad y el club, el Bidasoa, tienen una enorme tradición. Será bonito volver a jugar allí, y creo que el público va a responder. Y muchos de los que estén en la grada serán conocidos, amigos y familiares.
—Los rivales (Suecia, Brasil y Polonia) son de alto nivel. ¿Se lo toman como un test de lo que luego se verá en el campeonato?
—Será una gran forma de ir cogiendo ritmo. Suecia y Polonia son capaces de todo y Brasil está preparando sus Juegos Olímpicos. Los tres rivales son muy duros.
—Hablando del Europeo… ¿qué selecciones cree que parten como favoritas?
—Creo que en este Europeo no se puede hablar de favoritos. Hay un nivel tremendo y encima hay mucho en juego, porque además del título está la clasificación para los Juegos de Río. Todos los equipos van a querer apurar sus posibilidades.
—¿Y qué debe hacer España para estar en la final del 31 de enero en Cracovia?
—Creo que ser fiel a nuestro estilo. No somos un equipo con grandes figuras, así que debemos confiar en el bloque y en ir apoyándonos en nuestras diferentes armas.
—Una será el juego con el pivote. ¿Cómo llega usted a este Europeo?
—En un buen momento. A las últimas citas con la Selección siempre llegué con problemas físicos y sin poder hacer la preparación correctamente. Esta vez llego bien… ¡cruzo los dedos!
—Un campeonato que se juega en Polonia, país donde juega usted en las filas del Kielce. ¿Cómo lleva la experiencia polaca?
—Muy bien. Me encuentro plenamente adaptado. Creo que ese era el mayor reto porque es otra cultura, otro idioma… y desde el principio me esforcé en lograrlo. También en lo deportivo, porque allí se juega otro balonmano pero creo que he sabido encajar.
—Durante el Mundial tuvieron mucha repercusión sus selfies del vestuario después de cada partido. ¿Va a continuar con esa costumbre o tienen alguna otra cosa preparada?
—¿Preparado? No, nada. Ya veremos si hacemos algo, pero la verdad es que no lo he pensado.
—En otro orden de cosas, últimamente se le ha visto haciendo sus pinitos como modelo. ¿Va a repetir?
—No lo sé, ha sido sólo una vez. Tuve la suerte de trabajar con gente muy profesional y fue muy sencillo. Me lo tomo como una experiencia.