Desastre de Fukushima: béisbol para regresar a la normalidad
Los Tohoku Rakuten Golden Eagles, el único equipo de la región, han recaudado más de 300 millones de yenes para los afectados por la catástrofe de 2011.
El Gran Terremoto de Japón Oriental, como fue denominado en la Organización Meteorológica Mundial, registró el 11 de marzo de 2011 nueve grados en la escala Richter, la mayor magnitud en la historia del país. El seísmo y su posterior maremoto provocaron una serie de explosiones y fallos estructurales en la central nuclear de Fukushima I, que liberó radiación al exterior. Las catástrofes naturales ocasionaron más de 18.000 muertos. La fuga se ha cobrado numerosas víctimas (como el director de la central, Masao Yoshida, debido a un cáncer de esófago), y las estimaciones apuntan a más de 3.500 futuros fallecidos por enfermedades cancerígenas.
Aunque no existe la condición de deporte nacional (correspondería al sumo), el béisbol es la disciplina con más seguimiento y practicantes en Japón, tanto a nivel profesional (en 2006 y 2009 su selección conquistó el Clásico Mundial) como escolar. Y el béisbol ha jugado un papel destacado en las labores de reconstrucción y de ayuda a los afectados por las desgracias de 2011. También para intentar normalizar la situación en cuanto al alcance de la radiación, pese a las alertas de la ONU y la preocupación por su extensión hasta las costas de Estados Unidos, Canadá y México.
Sendai, a 80 kilómetros de Fukushima, es la casa de los Tohoku Rakuten Golden Eagles, único equipo de la región en la Liga japonesa y los campeones de 2013. Su estadio sufrió severos desperfectos por las sacudidas, así que no pudieron disputar el primer mes de competición de 2011 en casa. Después, por cada triunfo durante aquella campaña donaron un millón de yenes (unos 6.800 euros), al margen de otras fórmulas para recaudar fondos para enfermos y niños huérfanos. El tercer encuentro del All Star se completó en el remodelado Kleenex Stadium. Las otras once franquicias aportaron dinero con sus exhibiciones. Distintas estrellas realizaron millonarias donaciones particulares, como Masahiro Tanaka, pitcher de los Yankees desde enero de 2014. De esta manera, los Eagles han conseguido en casi cinco años una cifra que supera los 300 millones de yenes (dos millones de euros) para las prefecturas de Fukushima, Iwate y Miyagi.
Sin embargo, lejos de las Grandes Ligas, clubes menores o de instituto desaparecieron por las evacuaciones. Y lo peor es que todavía hoy se miden los niveles de radiación en las zonas más azotadas para no poner en riesgo la salud de los deportistas. En 2011 se fijó un límite de 3.8 micro sieverts por hora (la unidad de cálculo), que ha causado unas cuantas cancelaciones. Kaoru Noguchi, el responsable de Seguridad y Salud en Tokio, despejó la amenaza con unas desafortunadas palabras: “Nadie come tierra al jugar, ni permanece varias horas en el mismo sitio”. Dos situaciones que sí se producen en el béisbol: al deslizarse, accidentalmente, o al presenciar un partido. Aun así, no se conocen casos de contaminación, los contadores Geiger vigilan actualmente en los campos y poco a poco se vuelve a la normalidad.