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New York Giants 35 – Carolina Panthers 38

Festival de Cam Newton en la 'casi remontada' de los Giants

Los Giants perdían 7-35 a falta de poco más de un cuarto, anotaron 28 puntos sin respuesta, pero Cam Newton terminó dándoles la puntilla.

Actualizado a
Cam Newton jugó otro partido descomunal sin ayuda de su backfield y camina imparable hacia el MVP.
Jim O'ConnorUSA Today Sports

Para los Giants este era un partido de playoffs y se notó. La tensión se cortaba y Odell Beckham no tardó ni un suspiro en tenerlas picudas con todos los cornerbacks que se le ponían delante.

Desde muy pronto se vio claro que los Panthers iban a echar mucho de menos a Jonathan Stewart. Tolbert, Artis-Payne y Whittaker formaron el comité que había prometido Ron Rivera, pero era evidente que la fórmula no iba a funcionar. De hecho, el mejor corredor de Carolina fue Cam Newton, que a las primeras de cambio se marcó un carretón extraterrestre de 47 yardas para conectar poco después con Tedd Ginn y adelantar 0-7 a su equipo.

Sin embargo, Newton no empezaba tan bien en la faceta pasadora. Ginn era su única conexión sólida e incluso evitó una intercepción sencilla metiendo una mano milagrosa. Aunque esas dudas dudaron muy poco. En cuanto ajustó la mirilla se volvió imparable pese a la asfixiante presión del front seven de sus rivales.

Sin embargo, los Giants no se iban a amedrentar. Sorprendieron equilibrando pase y carrera con éxito en sus primeras series, moviendo cadenas con cierta facilidad frente a la durísima defensa de Carolina, que parecía menos dominante de lo habitual, a pesar de que los receptores de Nueva York tenían uno de esos días en que dejan caer incluso los pases más sencillos. Nada sorprendente en un equipo que encuentra mil y una maneras de autodestruirse. Y menos con lo que veríamos después. Mientras tanto, un inhabitual error de cobertura de Carolina terminó con un pase de Eli Manning a Rueben Randle que entró solo en la end zone después de recorrer 27 yardas sin inmutarse. 7-7 y la tensión se cortaba mientras Odell Beckham y Josh Norman se partían la cara siempre que había ocasión, aunque el que salía ganado era el cornerback de los Panthers, que no dejó que Beckham consiguiera su primera recepción hasta muy avanzado el tercer cuarto.

Hasta ahí, tensión a raudales. Y la sensación de que estábamos contemplando un partido grande por calidad e intensidad. Pero los Giants, con talento a borbotones, son incapaces de jugar al football americano sin autodestruirse. Cuando mejor estaban jugando, cuando comenzaban a amedrentar a Cam Newton, agobiado en el backfield, Rodgers-Cromartie dejaba caer una intercepción sencilla con el campo vacío por delante hasta la end zone contraria. Poco después Rashad Jennings, que hasta ese momento estaba siendo un dolor de cabeza para los Panthers, sufría un fumble y que sus rivales convertían en touchdown de Olsen de 37 yardas después de un tremendo error de cobertura de Pierre Paul. Tres descuidos inadmisibles, habituales en el equipo azul, que convirtieron en 7-14 lo que debería haber sido todo lo contrario, si no hubieran tenido tantos errores de concentración.

Esa cadena de errores no paraban ahí. Una mala gestión del siguiente ataque de Nueva York terminó con Eli Manning lanzando a ninguna parte un pase corto de una yarda. Los Panthers recuperaron el balón con minuto y medio antes del descanso y Newton terminaba conectando con Funchess para dejar el marcador al descanso en 7-21.

Cam Newton había conseguido 157 yardas de pase y tres touchdowns, además de 66 de carrera en solo medio partido. Otra vez con la capa de Superman se sobreponía a las bajas en el backfield con sus latigazos letales. Aunque nada se eso habría sido posible sin la colaboración desinteresada de sus rivales.

De hecho, Newton acabó el choque con 100 yardas de carrera, 340 yardas de pase y cinco touchdowns. El quarterback empezó la segunda mitad como un meteoro y no tardó en conectar con Corey Brown para un pase de touchdown de 20 yardas (7-28) y con Ted Ginn para que el receptor consiguiera su segunda anotación del encuentro (7-35).

El partido parecía más que cerrado. Los Panthers estaban 28 puntos arriba, y solo quedaban cinco minutos del tercer cuarto y el último completo. Poco tiempo para una remontada aparentemente inalcanzable. Los Giants parecían inoperantes y solo Odell Beckham y Josh Norman seguían poniendo emoción al encuentro con su particular combate de boxeo, que probablemente les va a proporcional un regalo extra de Navidad. Dudo mucho que Papa Noel Goodell deje pasar las constantes agresiones, y los golpes casco contra casco que se dieron con intención de hacer daño, algunos escalofriantes, sin una multa ejemplarizante y, quizá, algún partido sin jugar.

Y cuando todo parecía acabado, estos Giants inefables reaparecieron en todo su esplendor para anotar 28 puntos consecutivos sin respuesta. Cuatro touchdowns como cuatro soles que igualaron el partido a 35 puntos con 1:40 por jugar. El festival empezó con un pase de8 yardasa Tye (14-35). Tres y fuera de Carolina. Carrera de Jennings de 38 yardas (21-35). Field goal bloqueado a los Panthers. Eli Manning es interceptado en la end zone rival y fumble inmediato de Newton. Pase de ocho yardas a Vereen (28-35). Nuevo tres y fuera de Carolina. Recepción de Odelll Beckham, resucitado en los minutos finales, para dejar el marcador igualado a 35. Locura absoluta en Mett Life, con un público que ya no se sorprende de casi nada.

Sin embargo, en la NFL es un suicidio dejar a cualquier quarterback más de minuto y medio para alcanzar distancia de field goal. Y si ese quarterback es Cam Newton, parecía inevitable que se atravesara el campo con cierta facilidad para que Gano diera una patada de 43 yardas en el último segundo y consiguiera la victoria.

Los Giants, una vez más esquizofrénicos, bipolares, enloquecidos, tarados como ningún otro equipo de la NFL, fueron capaces de convertir un partido de football americano en una montaña rusa, de tenernos de pie, incapaces de sentarnos, pero al final, como casi siempre, perdieron el partido, y casi todas sus opciones de postemporada con una derrota en el último segundo.