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WASHINGTON REDSKINS 35 - BUFFALO BILLS 25

Los Redskins dan un paso de gigante hacia los playoffs

El equipo de Washington dominó a unos tristísimos Buffalo Bills en una plácida tarde que les da ventaja de cara a ser los campeones de la NFC Este

Jordan Reed fue una auténtica pesadilla para la defensa de los Bills.
Matt HazlettAFP

Los Washington Redskins sabían lo que se jugaban cuando saltaron a jugar hoy contra los Buffalo Bills. Se jugaban nada menos que seguir dependiendo de sí mismos para meterse en los playoffs. Los Bills, por su parte, también sabían lo que se jugaban en la jornada: nada. El desempeño de ambos conjuntos se correspondió con esas máximas y los Redskins se pasearon ante los de Rex Ryan dejando el marcador final en un 35-25 a favor de los capitalinos.

La victoria se basó, sobre todo, en un brillante de plan de juego de Jay Gruden, entrenador de Washington, en ataque. Con la lesión de Stephon Gilmore la secundaria de los Bills se queda coja. Entre eso y que la batalla en las trincheras estaba igualada, Kirk Cousins buscó con alegría tanto a Jordan Reed como a DeSean Jackson, sus dos mejores hombres. El primero sirvió como percutidor, como hombre en el medio capaz de sostener todo el ataque, mientras que el segundo humilló a los Bills en un TD esperpéntico de más de 60 yardas. En esa jugada sólo tuvo que girar sobre sí mismo para que todos los ángulos y las protecciones saltaran por los aires y se viera con el camino libre hacia la end zone.

Tan importante como eso fue lo que sucedió en el otro lado del balón. Ahí sí que la batalla de las trincheras se definió del lado de los Redskins. La línea defensiva se comportó como un muro contra el que la línea ofensiva de los Bills se hizo grumos.

No es nada nuevo. En ninguno de los dos casos. Los de Washington se han asentado en esa unidad en los días buenos de esta temporada, que los han tenido. Y los de Buffalo no han conseguido que sus bloqueadores funcionasen con regularidad. Sí que han funcionado, a chispazos, para las jugadas de carrera más imaginativas. Pero han fracasado en la protección de Tyrod Taylor en no pocas ocasiones.

Ésta fue una de ellas. Los Redskins, muy conscientes de que encerrando a Taylor tenían medio partido ganado, máxime tras la lesión de un LeSean McCoy que es el único arma fiable de este ataque. Se ciñeron, pues, al guión inicial y dejaron que el brazo del QB fuese decisivo. No lo fue salvo en un pase profundo a Sammy Watkins que acabó en TD. Es triste ver a un jugador del talento del receptor resignado a correr rutas profundas y esperar melonazos ocasionales.

En esa anotación de Watkins el partido se puso un poco más igualado, pero la lógica es mucha lógica y el equipo más sensato y regular acabó por definir el encuentro. Porque fue entonces cuando Washington demostró que clase de equipo quieren ser, que clase de equipo son de hecho, y que están construyendo para el futuro. Porque se sacaron de la manga un drive largo, pesado, inteligente, de 13 jugadas y 7:32 minutos, aprovechando la tierra, el aire y las inevitables penalizaciones de los Bills, siempre presentes para ayudar al enemigo, para acabar anotando con un Pierre Garçon que apareció en un par de buenos momentos en el partido. 35 a 17 y se acabaron las bromas. Watkins, de nuevo en un pase profundo sin excesiva imaginación pero con todo su talento presente, sumó otros seis puntos que dejaron el marcador en el 35-25 final.

El paso de gigante de los Redskins es monumental. Ya dependían de sí mismos, pero ahora están al 50% de victorias y con un partido de sábado en Philadelphia que es poco menos que una final para ambos. En una división tan irregular todo puede pasar, pero los de Washington son los que más sensatez y constancia han mostrado este año. Y tienen el premio supremo de cualquier equipo NFL que no es élite: entrar en las dos últimas semanas de la temporada regular con la clasificación en la mano.