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El rugby lloró la muerte de Lomu y despidió al mítico McCaw

El mundo se conmocionó en apenas 24 horas la muerte del hombre que cambió el rugby y asumió la retirada del mejor jugador de la historia de los All Blacks.

Jonah Lomu, en una imagen retrospectiva.

Pocos hombres hicieron tanto por su deporte. Jonah Lomu fue aquel ala gigante de los All Blacks que congeló el alma al planeta en 1995 durante el Mundial de Rugby de Sudáfrica. La presencia de Mandela y el uso que dio el líder político para derribar el Apartheid había elevado al evento a cita de trascendencia planetaria. Sin embargo, y de forma inesperada, un colosal jugador neozelandés de apenas 20 años centró todas las miradas. El rugby no sería el mismo desde entonces. En los días previos al salto del deporte oval al profesionalismo, un tal Jonah Lomu emergía de la nada para romper con lo establecido. Aquello no cayó en saco roto y firmas como Adidas aprovecharían para elevarle a icono mundial. Desde entonces todos sabían que existía el rugby y que esa criatura polinesia parecía llegada de otro planeta.

Richie McCaw.
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Richie McCaw.TOBY MELVILLEREUTERS

Corrían mediados de los 90 y faltaban seis años para que irrumpiera en los All Blacks un aplicado flanker de aspecto estudiantil y un corazón de fuego: Richie McCaw. Por entonces Lomu daba sus últimos coletazos con la camiseta negra, en continua lucha con ese síndrome nefrótico que le obligó a ser trasplantado de riñón en 2004. Sólo seis veces jugaron juntos Jonah y McCaw, durante los test de noviembre de 2001 y la ventana de junio de 2002. Dos leyendas que se solaparon lo justo sobre el campo y que dejaron huérfano al rugby mundial en escasas 24 horas, del 18 al 19 de noviembre de 2015 tras el fallecimiento de Lomu y la retirada (esperada) del jugador con mayor palmarés de la historia, la del único capitán que levantó dos veces la Copa Webb Ellis que acredita al Campeón del Mundo.

Lomu llegó antes. Nacido el 12 de mayo de 1975, este hijo de tongano brilló como ala y llegó a correr los 100 metros en menos de 11 segundos. Algo lógico de no ser por su cuerpo de delantero (119 kilos y 1’96 de altura). Se formó como tercera línea y tras su paso por el Sevens llegaría a los All Blacks con sólo 19 años, el más joven entonces. Con apenas 2 test fue citado al Mundial de Sudáfrica y lo haría como titular. No se recuerda una irrupción similar. Firmaría 7 ensayos en aquel torneo, cuatro de ellos en la semifinal ante Inglaterra (su partido más memorable) y con la eterna imagen de zafarse de varios rivales y arrollar al zaguero inglés Mike Catt. Aquello hizo temblar a toda Sudáfrica, a la que la magia de Mandela guiaría al triunfo para dolor de un Lomu que recibió un marcaje especial. Era el nacimiento de un mito, predestinado a marcar una nueva era, a cambiar los cánones establecidos (algo que sí logró).

Llegó el profesionalismo, se creó el Super 12 (Liga del Hemisferio Sur) y el Tres Naciones y Lomu salió campeón con Auckland Blues y Nueva Zelanda respectivamente. La estrella crecía… hasta recibir el placaje más duro. Su riñón empezaba a fallar. No jugó con los All Blacks durante 12 meses y a la vuelta de su primer tratamiento Jonah parecía incluso más fuerte. Llegó el Mundial y si fuerte fue el impacto de 1995, éste fue igual o mayor. Ocho ensayos, uno de ellos glorioso ante Francia en la semifinal, pero de nuevo derrota dolorosa. Esta vez ante los galos en el penúltimo peldaño. El ala era descomunal pero el destino quiso que este deporte de equipo demostrase que un solo hombre no puede ganar un partido. Era el segundo fiasco en los Mundiales, acariciando la cima, pero Lomu dejó tras de sí 15 ensayos, récord aún no superado. Ni el de 8 conquistas en un solo Mundial

Siguió con sus problemas de riñón y también con su carrera. Pasó por los Chiefs y los Hurricanes mientras soñaba con ganar el Mundial en 2003. A la tercera iría la vencida, debió pensar. Pero Lomu no llegaría a jugarlo, el riñón le paró del todo y otros jugadores fueron citados antes que él. En esos dos últimos años coincidiría en los All Blacks con Richie McCaw (nacido el 31 de diciembre de 1980), que entonces contaba con 20 años. Ya brillaba en los Crusaders, club en el que jugaría toda su carrera, y daba el salto internacional. Debutó ante Irlanda, en Dublín, el 17 de noviembre de 2001, junto a un Lomu ya maduro. Coincidirían sobre el campo en apenas cinco encuentros más, todos ellos con victoria. Como McCaw aún no estaba asentado, no fue a la gira otoñal de 2002, en la que Jonah diría adiós a los All Blacks. Su test 63 vestido de negro sería ante Gales el 23 de noviembre de ese año en Cardiff. Nunca más.

Ese tercer mundial con el que soñó Lomu fue el primero de los cuatro que disputaría McCaw. En 2003 el síndrome nefrótico obligó a Jonah a retirarse y meses después incluso fue trasplantado de riñón. McCaw era titular en un combinado que acabó tercero tras Inglaterra y Australia y que suponía el despegue de ese futuro capitán de los All Blacks. A Richie, que ya ganaba títulos con su club y batía con Nueva Zelanda a los Lions en 2005, le llegó la capitanía en 2006 tras la retirada de Tana Umaga. ¿Y Lomu? Se resistía a rendirse. Ya recuperado, peleó por llegar al Mundial de 2007. Para ello era obligatorio jugar con un equipo de su país y para rodarse firmó con los Cardiff Blues galeses y la provincia neozelandesa de North Harbour. Pero Jonah no era el mismo, se quedó sin el contrato profesional soñado y sin ir al Campeonato del Mundo de Francia en el que McCaw ya era el líder. Lomu lo dejó entonces y aunque coqueteó con la tercera categoría francesa en 2009 con el equipo de Marsella aquello parecía más un homenaje que otra cosa.

Los All Blacks seguían su camino. McCaw había sido elegido mejor jugador del Mundo en 2006 (repetiría en 2009 y 2010). Y llegaba el gran torneo planetario en Francia. Nueva Zelanda era la gran favorita. Figuras experimentadas de 2003 y jóvenes valores que se iban haciendo un hueco, que sin embargo fracasaron en cuartos de final ante Francia. Fue en Cardiff, donde Lomu se retiró con los All Blacks, donde intentó reengancharse con los Blues, donde Nueva Zelanda vivió un antes y un después. Aquello fue un fracaso de nivel planetario y McCaw lejos de tirar la toalla alzó la voz. Los kiwis dejaron de ser un grupo de estrellas y empezaron a ser un equipo, el más temido de la historia. Comenzaron a engranar jugadores, a retirar a los que ya no valían para el nuevo proyecto. Sobrevivían los Carter, Conrad Smith, Mealamu, Woodcock… y Richie. Más títulos a nivel de club con Crusaders (fueron cuatro) y en el Tres Naciones con los All Blacks (siete en ese formato). En 2011 el Mundial se jugaba en casa, donde ganaron el primero en 1987. Y esta vez sí que no podían fallar.

Y no lo hicieron. Fue un torneo inmaculado y en el que sólo sufrieron en la final ante Francia. McCaw levantó la Copa Webb Ellis, ya tenía su recompensa. ¿Era suficiente? Evidentemente no. Los All Blacks, lejos de desinflarse, crecieron más y más. Ganaron 3 Championship (el nuevo torneo del sur al que se le sumó Argentina). Y también engordó el palmarés de McCaw, primer jugador en llegar a 100 test con su país. Luego la plusmarca como capitán y en 2013 firmó un año perfecto con los All Blacks. Él había cogido un período sabático de 6 meses y a su regreso puso la guinda al pleno de 14 victorias.

Con las pilas cargadas mantuvo el nivel en 2014 y en este afrontó su cuarto Mundial. Se retiró de su club y todos intuían que también lo haría de los All Blacks tras el torneo de Inglaterra. McCaw, excelso defensor a sus 34 años, firmó un gran torneo al mando del mejor equipo de todos los tiempos. Era la primera vez que un campeón retenía la corona. Y Richie el primer capitán en levantar la Copa Webb Ellis dos veces (además consecutivas). Este 31 de octubre, en Twickenham, jugó su último test, el 148, récord internacional. Fue su victoria 131, una cifra descomunal. Como capitán lo hizo en 110 ocasiones, ganando 97 de ellas. No sólo defendió, también sumó 27 ensayos (sólo 10 menos que Lomu), el récord para un delantero.

Tras el Mundial, en el que a Lomu se le había visto liderando una haka en las calles de Londres, ya como estrella retirada e imagen promocional, llegó el doloroso capítulo para el rugby. McCaw iba a dar la rueda de prensa de despedida. Lo haría como el mejor jugador de la historia. Pero lo que debía ser una fiesta se vio eclipsada horas antes con el fallecimiento de Lomu, con apenas 40 años y al que días antes se le vio en Dubai, tuiteando con su familia y siendo agasajado por jeques. Al llegar a Auckland su corazón se paró, ayudado por los crónicos problemas renales. El mundo del rugby llora desconsolado. Su icono se fue para siempre y su mejor jugador, lejos de arrastrarse por los campos o aprovecharse de un jugoso contrato en Europa, colgó las botas como ‘One-Club Man’. Este 31 de diciembre, día en el que McCaw cumplirá 35 años, se irá un 2015 en el que el rugby escribió páginas históricas en clave All Black y también el capítulo más triste.