Los Eagles de Chip Kelly viven en una vorágine de emociones
Afición y prensa de Philadelphia pedían su cabeza, ahora le adoran, pero, ¿cuánto durará? Hasta el final del año no sabremos nada.
Previo al partido contra los Buffalo Bills, en los vestuarios de los Philadelphia Eagles destacaba una novedad, un objeto que pretende describir el espíritu del equipo en esta recta final de temporada. El objeto en cuestión es una camiseta negra con la siguiente frase: “53 Angry Men”. O deberíamos decir, 54 Angry Men. Me refiero por supuesto a Chip Kelly, no sólo a los 53 jugadores que conforman el roster activo de los Philadelphia Eagles.
Hemos hablado en pretemporada, durante la temporada, y seguiremos hablando de Chip Kelly una vez todo haya llegado a su fin. La sensación es que su plan maestro significaba jugárselo todo a una carta. Un par de semanas atrás la ciudad de Philadelphia ya comenzaba a sacar las guadañas, afición y prensa gritaban a los cuatro vientos en contra de su head coach, cómo cualquier afición y medios locales del mundo harían, en Philadelphia estaban sacando su frustración ante un equipo que parecía no poder dar más de sí.
Pero entonces se hizo la luz, los Eagles vencieron a los que hasta hace nada eran favoritos a emular la campaña perfecta de los Dolphins del ’72. Todos esperaban una masacre en Foxboro a favor del equipo local, pero no, los Eagles se impusieron, y es ahí donde comienza esa vorágine que tantos equipos, personas y medios de comunicación vivimos a lo largo de una temporada deportiva. En cuestión de horas, los Philadelphia Eagles habían dejado de ser un grupo de sacamantecas para convertirse en un aspirante legítimo a ser el ‘Dark-Horse’ de la postemporada.
El partido ante los Buffalo Bills refrenda que a día de hoy estos Philadelphia Eagles son los máximos favoritos a hacerse con la división, la fórmula de Chip Kelly debe agradecer la ‘compasión’ de una NFC ESTE diseñada para salvaguardar proyectos. En cualquier otro rincón de la NFL (ejem, AFC South), igual Chip Kelly y compañía estaban esperando su turno para ser devorados.
Esos 53 (54) Angry Men son a día de hoy el orgullo de Philadelphia, no por nada esta urbe de Pensilvania es conocida además de por su Campana de la Libertad y los Cheesesteak, por ser la ciudad del amor fraternal. Ya lo ha dicho Chip Kelly, la diferencia entre los Eagles que fueron masacrados por los Lions en Acción de Gracias, y los que han vencido consecutivamente a Patriots y Bills es simple y llanamente… La “CONFIANZA”.
En otro orden de cosas…
- La temporada de los Dallas Cowboys es un desastre, los más realistas llevan pensando en el futuro de la franquicia desde hace semanas. ¿Por qué no probar a Kellen Moore en vez de seguir insistiendo con Cassel? Ojo, el nivel de Cassel no es tan deprimente cómo muchos quieren hacer ver, pero es insuficiente, además de nada alentador de cara al futuro. ¡Prueba por lo tanto al chico de Boise!
- ¡Qué bien me lo pasé viendo a los Redskins! El partido en Chicago pudo pasar inadvertido, pero es posiblemente el encuentro más entretenido y competido de todo el domingo. Dos equipos a puro corazón, sus quarterbacks lo dieron todo. Posiblemente, Kirk Cousins nunca sea una estrella, pero ha demostrado que puede estar en esta liga durante la próxima década. Ya sea como un muy competente ‘back-up’, o como gestor de un plantel al cual está sabiendo sacar muchísimo más de lo que todos pensábamos.
- La división se pone de nuevo al rojo vivo tras la victoria de los New York Giants en el Monday Night. Una fecha especial, era el 50 aniversario de los Miami Dolphins, con personajes de la talla de Dan Marino o Don Shula en el estadio. Vencieron los Giants, pero volvieron a jugar con fuego (clock management…) en los minutos finales del que a nivel individual puede ser el mejor partido de la carrera de Eli Manning: 27/31 | 87.1% completados | 4 TD 0 INT.