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PREMIOS AS | PAULA BADOSA

“Que me comparen con Sharapova me gusta”

Ella es Paula Badosa, tenista nacida en Nueva York en 1997, y Premio Promesa de AS 2015: “Es un honor”. El cierre perfecto a un año en el que ganó Roland Garros júnior.

Paula Badosa
Rodolfo Molina

Patricia cazón

¡Felicidades! Es el Premio Promesa AS 2015...

—¡Ay, estoy emocionada! ¡No me lo esperaba! Para mí es el cierre perfecto de este año.

—Otra tenista, Sara Sorribes, ya fue finalista en 2014...

—Somos amigas y, ¿sabes?, ¡fue la primera en felicitarme!

—¿Qué es 2015 para usted?

—Muchas cosas. Y cambios. Me mudé de Valencia a Barcelona, debuté en Miami, Madrid... Roland Garros fue el boom. Se habló mucho de mí, sentí, incluso, presión y, quizá por eso, el final de año me costó más.

—¿Le afectó ese boom?

—Un poco sí. Yo no estaba acostumbrada a que se hablara de mí, a ser conocida. Ahora lo voy gestionando.

—Cuénteme: ¿cómo fue ganar Roland Garros júnior?

—Súper emocionante. Esa semana lo pasé mal. Soñaba con ganar y estuve muy tensa. Lograrlo fue un alivio. No me lo creía. Llamé a mi madre: “Mamá, ¡que he ganado!”. Pero seguía sin creérmelo. Ahora es cuando empiezo a asimilarlo.

—¿Dónde guarda el trofeo?

—En mi habitación, cerquita de mí. ¡Y que nadie me lo toque!

—Usted nació en Nueva York porque sus padres, modelos, trabajaban allí...

—Sí, nací en Manhattan (sonríe), ¡en medio de todo! Viví allí hasta los 7 años.

—Por sus padres, de niña, coincidió con las Williams...

—Sí, pero fue antes de que yo jugara a tenis y no sabía quienes eran. Mi madre se dedicó a la fotografía y por su estudio pasaba mucha gente famosa. Armani, Messi, ellas…

—Y ahora, cuándo las ve, ¿se acuerda de aquello?

—Sí, imagínate…

—¿Cómo empezó en el tenis?

—De casualidad. En mi familia nadie lo practicaba, pero cuando nos mudamos a España, un verano, me apuntaron y, al acabar, lloré. Quería volver cada día.

—¿Qué es en su vida?

—Al principio, un hobby. Hoy no imagino vivir si un día no juego.

—La llaman “La Sharapova española”. ¿Le gusta?

—Yo soy Paula y soy yo, pero me gusta. ¡Es mi ídola!

—¿La conoce?

—No, es muy difícil hablar con ella, acercarte. Pero en los torneos me voy a verla entrenar.

—Dice que le gusta el tenis porque es solitario…

—Sí, a mí me gusta tener mi espacio. Pasar mis fines de semana relajada, con mi música, en mi mundo...

—¿Qué música escucha?

—¡De todo! Hip-hop, funky…

—¿Tiene alguna canción especial para antes de jugar?

—No, ninguna, pero música sí. A tope. Lo que me salte.

—Cuando Arantxa se retiró, usted tenía cinco años. Cuando lo hizo Conchita, nueve. Apenas las recordará…

—No, pero busqué vídeos en Youtube porque me hablaban mucho de ellas. Me sorprendió lo diferente que era el tenis.

—¿Tanto?

—Sí, como de otra época. Fíjate, pensé: “¡Cómo podían jugar con esas raquetas!”.

—¿Quién es el tenista que más le ha emocionado ver jugar?

—Nadal. He llorado viendo partidos suyos. Me emociona verle. Es increíble lo que ha hecho con el tenis. Nadal es… Todo.

—Ahora el tenis femenino español está otra vez ahí, con usted, Garbiñe, Sara Sorribes…

—Sí, llevábamos tiempo que sólo se hablaba del masculino, pero ya tocaba (sonríe).

—¿Su torneo favorito?

—Wimbledon. Es diferente.

—¿Qué espera de 2016?

—Hacerlo mejor que en 2015. No quiero meterme la presión de entrar en el top 100. Quiero mejorar y lo demás vendrá solo.

—¿Sus mejores golpes?

—Mi saque y mi revés.

—¿Qué debe trabajar más?

—La derecha y el físico.

—¿Un punto inolvidable? ¿El último de Roland Garros?

—No, el de Madrid, ante Lauren Davis, el más sufrido. Acabé acalambrada, casi me retiro, tuvieron que sacarme en silla de ruedas, pero gané, gané… Uf, fíjate, es recordarlo y se me pone aún toda la piel de gallina.