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NFC Norte desde dentro

La incertidumbre rodea a Packers y Vikings en la división

Con una marca idéntica en la temporada, ninguno de los dos rivales divisionales son capaces de destacar por encima del otro a la hora de entrar en playoffs.

A pesar de la victoria in extremis contra Detroit, cortesía del Hail Mary de Aaron Rodgers, el título de división sigue todavía en el aire.
Andrew WeberAFP

Después de trece semanas de competición, y de doce partidos jugados, en la NFC North parecen claros los papeles. Los Detroit Lions pagaron su desastroso inicio de temporada y pujarán por tener uno de los picks más altos en el siguiente draft. Han mejorado muchísimo, y les debe servir como ejemplo para seguir creciendo en 2016.

Los Chicago Bears iniciaron igual de mal el año que los Lions, pero empezaron a mejorar algo antes de lo que lo hicieron los de Detroit, lo que les permite aún soñar con una plaza de wildcard, aunque parece bastante improbable viendo cómo están ahora mismo los Seattle Seahawks, poseedores, por el momento, de la última plaza para playoffs.

Y por último, nos encontramos con la lucha por el título divisional. Green Bay Packers y Minnesota Vikings poseen el mismo récord (8-4), pero ni unos ni otros son claros favoritos para alzarse como número tres de cara a post-temporada (lejos del seed 2 e inalcanzables para los de la NFC East, si es que alguien gana esa división).

El Hail Mary de Aaron Rodgers salvó a unos Packers que se hubiesen metido en serios problemas de haber perdido frente a los Lions. Aún así, es una victoria que no empaña el mal juego en la parte ofensiva. Mucho que arreglar todavía. Entre unas cosas (castigo por nocturnidad) y otras (mal estado de forma), Lacy no termina de encontrar su juego de otras temporadas, y esto es una losa para el juego de ataque. La línea ofensiva, a parte de sus malas actuaciones, está sufriendo una plaga de lesionados durante todo el año, acentuada en estas últimas semanas, lo que lleva a ver un Rodgers demasiado pendiente de otras cosas que no son encontrar a sus receptores. Con todo esto, tenemos un líder de división que está en problemas y buscando soluciones a todo correr para llegar en forma al mes de enero.

Los otros aspirantes al título de división han dado sensaciones de no ser tan fuertes como parecían al principio. Cuando han tenido que jugar frente a equipos fuertes, y demostrar que están preparados para grandes cosas, han caído estrepitosamente. Toda la frescura y buen juego que han desarrollado en gran parte de la temporada, parece que se desvanece cuando de verdad hay rival.

Los Vikings son un equipo con unas virtudes muy definidas: defensa muy dura en su front-7 y un juego terrestre en ataque demoledor. Basándose en el ABC del football han conseguido ganar partidos y colocarse en primera posición del NFC North varias semanas. Frente a los Seahawks (equipo que sabe moverse muy bien en estos dos aspectos) fueron desarbolados desde el minuto uno. Es cierto que las bajas en defensa les hicieron mucho daño, pero no vimos ninguna posibilidad real de victoria por parte del equipo de Minneapolis.

Su defensa hizo aguas y el ataque, al no poder correr, se quedó en tinieblas. Gran parte de culpa de esto la tiene Teddy Bridgewater, quien no está acabando nada bien el año.

Imagen del Seattle Seahawaks contra Minnesota Vikings.
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Imagen del Seattle Seahawaks contra Minnesota Vikings.

Norv Turner (el coordinador ofensivo) juega mucho en base a dropbacks largos para jugar esas rutas verticales que tanto le gustan en el juego aéreo. Sin embargo, no posee una línea ofensiva que aguante mucho la presión. En el juego terrestre si se mueven y bloquean bien, pero en pass-protection hay jugadores que están pasando verdaderos problemas. El más evidente es el de su tackle rookie TJ Clemmings, pero el otro tackle, Kalil, sin estar jugando tan mal como el año pasado, no parece que ayude mucho más a su QB.

Las bajas de Loadholt y de Sullivan han hecho mella en una unidad que necesitaba de un gran rendimiento para que ese ataque aéreo pudiese acompañar al gran Adrian Peterson.

En la imagen vemos como con solo cuatro hombres, los Seahawks colapsan el pocket. Bridgewater inicia el dropback de cinco pasos (5-step) buscando receptores. La presión le llega muy pronto desde su lado derecho y se mueve hacia delante (step-up) en el pocket para dar tiempo a que los receptores ganen separación. Inmediatamente le llega nuevamente presión, pero ahora desde el medio de la línea. Su intento de conectar un pase con el RB no es posible, llevándose un buen golpe justo antes de soltar el balón.

Porque esa es otra. El castigo al que está siendo sometido el joven QB está siendo brutal. En cada partido recibe golpes por todos los lados, y cada vez está más preocupado de no recibir hits que de pasar el balón. Eso no es nada bueno para un pasador. Si Peterson no funciona, el ataque de los Vikings sufre mucho, ya que el juego aéreo a penas se basa en buscar el big play del rookie Diggs, o tratar de encontrar a su TE Pettigrew. Mike Wallace ha sido una decepción...nunca aprendemos con él.

Los Vikings siguen siendo un rival duro y al que enfrentarse en playoffs puede resultar un trago muy difícil. A pesar de ello, la sensación que dan es que no están preparados aún para metas mayores. Mike Zimmer está haciendo un trabajo excelente, pero aún le queda camino por recorrer para estar en las '"grandes ligas". Su partido del jueves frente a los Cardinals será otra prueba para ver si realmente pueden luchar por más este año. Son aspirantes a ser campeones de división, pero tienen que dar otro paso más. Este jueves volveremos a ver de qué pasta están hechos.