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QUIERE TENER UN AÑO MÁGICO

Mireia Belmonte: “Luchamos para que 2016 pueda ser mi año”

Ayer por la mañana, Mireia se entrenó en el CN Santa Olaya, por la tarde voló a Barcelona y hoy prosigue con su rutina. Su regreso ha sido un éxito en medallas y sensaciones.

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Mireia Belmonte: “Luchamos para que 2016 pueda ser mi año”

—¿Qué balance hace de estos Nacionales (seis oros) que han supuesto su regreso?

—Son campeonatos difíciles porque aún no estamos en época de competir, sino de entrenar mucho. Venimos de altura y a medida que van pasando los días me encuentro mejor.

—¿Se queda con alguna prueba o algún momento?

—Todas las nadé lo mejor que pude, pero solo me quedo con volver a competir después de tanto tiempo (ocho meses).

—En dos semanas nada la XII Amsterdam Swim Cup. ¿Un buen test?

—Sí. Será especial porque ya empezamos a nadar en piscina olímpica, que es el objetivo de esta temporada. Estaremos mejor que ahora, pero las marcas no son lo importante. Eso vendrá más adelante, a medida que nos acerquemos a Río.

—¿Qué supone para usted el 2016?

—Espero que sea mi año y para eso estamos luchando. Solo hay un nombre: Río.

—Las finales de natación en los Juegos se disputarán a las diez de la noche. ¿Qué le parece y cómo les puede afectar?

—Será raro, porque nuestro cuerpo no está acostumbrado a nadar así. Ya en los pasados Juegos de Londres hubo finales a las ocho de la tarde, y para mí eso era a deshora. Creo que necesitaremos adaptarnos antes, simular la competición a las diez o doce de la noche en entrenamientos. Pero todos afrontaremos el mismo problema y no será una ventaja. Eso sí, nosotros estamos más acostumbrados a esos horarios que los de los países nórdicos.

—Los dolores en el hombro no son pasado, pero ya está recuperada de la lesión. ¿Cuál fue el peor momento?

—Cuando decidimos no ir al Mundial. Son momentos en los que no sabes qué hacer, porque me dolía, pero hacía todo bien e iba al fisioterapeuta cada día. Eso fue desesperante, ya que no sabía cuál era el remedio o la fórmula para aliviarlo y superar la dolencia. Nunca tuve una lesión en mi carrera y eso fue un problema. Si la hubiera tenido, me habría ayudado para tener más experiencia en esta situación.

—¿Quién le ayudó más?

—Toda la gente que me rodea. Tengo mucha suerte de contar con gente que me quiere y que me da buenos consejos. A veces cuesta hacerles caso porque solo se piensa en uno mismo y tú eres la que vive cada día en el agua, pero en muchas ocasiones todo es más simple y siempre hay que escuchar su punto de vista porque ayuda.

—¿Se siente con confianza?

—Sí, he ganado fuerza en los hombros y trabajo con una fisioterapeuta. Tengo confianza y muchas ganas para afrontar el reto de 2016.

—En Río acudirá Phelps de nuevo. ¿Cómo valora las últimas declaraciones en las que comentó su peligrosa depresión del año pasado?

—Lo que logró Phelps no lo ha alcanzado nadie, y le ha costado lo suyo. Cuando estás en un deporte es todo muy fácil: te entrenas y estudias, las cosas vienen rodadas, pero cuando lo dejas la vida te llega de golpe. Quizás no sabes cómo actuar y algunos pierden el control.

—Después de Río, ¿cómo se ve usted?

—Mi cabeza se centra solo en Río, pero el hambre de competición siempre va a estar ahí. Hay cosas que aún no he hecho. Por ejemplo, quedar campeona del mundo en piscina olímpica. Es algo que quiero intentar en 2017… Y si no lo logró, pues iré a por ello en 2019. Mis planes son seguir nadando y estar al más alto nivel.

—Usted tiene un palmarés único en la natación española. ¿Qué consejo le daría a los júniors que vienen por abajo pisando fuerte?

—Están en una etapa difícil, porque el paso de júnior a absoluto es muy complicado. Yo fui campeona del mundo júnior y en mi primer Mundial absoluto no pasé de nadar por la mañana. No hay que tener prisa.

—Este curso, con tanto entrenamiento, los estudios estarán aparcados...

—¡He cogido un asignatura más! El curso pasado hice cuatro materias y ahora, cinco. Procuraré hacer una más este semestre porque en el segundo no dispondré de tiempo.